Dietas que, en verdad, engordan

Dietas que, en verdad, engordan

Por Paola Aguilar
A pesar de la información cada vez más accesible, y de la cantidad de especialistas que se dedican a la nutrición, el sobrepeso y la obesidad crecen sín pausa en la Argentina y en el mundo, al punto de que la obesidad ya es considerada como una “epidemia global” por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Pero los números estadísticos, que indican que el 53,4% de los argentinos mayores de 18 años están excedidos de peso, incluyen miles de personas que no saben qué hacer o no encuentran la mejor manera de perder esos kilos que ponen en riesgo su salud. Porque si algo debería estar claro es que sobrepeso y obesidad no son cuestiones eminentemente estéticas, más allá de la manera en que el discurso social y cultural condicione la mirada y la percepción del propio físico. No se trata de tener una figura atractiva, sino de tener un cuerpo sano. Una máxima que se repite pero no se respeta, lo que tal vez explique que sean tantos los que para bajar de peso prefieren las dietas de moda que prometen resultados veloces a los tratamientos con especialistas que aseguran resultados a largo plazo, pero sustentables en el tiempo.
“En primer lugar, es importante desterrar la idea de dieta en la población en general”, subraya la licenciada Mercedes Porello, psicóloga especializada en trastornos de la conducta alimentaria. “Está comprobado que las dietas engordan. Habitualmente, quien hace una dieta se restringe y evita el consumo de determinados alimentos, con lo que logra un descenso rápido. Luego, cuando deja la dieta, suele aumentar más de lo que adelgazó”, continúa. “Por otro lado, la sola idea de hacer dieta implica una prohibición, y esto funciona en el psiquismo activando el deseo. Entonces, al prohibirse determinado alimento, la persona tiene más deseo, a partir de lo cual comienza una lucha interna que genera un alto grado de malestar y ansiedad”, sigue Porello.
Riesgos de moda
“Vivimos en un mundo que engorda, donde el exceso en las porciones y la oferta de productos industrializados ricos en carbohidratos, grasas, azúcares refinados y sal está a la orden del día. Se nos ofrece satisfacción inmediata del deseo un instante después del pedido telefónico. Hemos cambiado el movimiento por la quietud; pelotas, parques y deportes por consolas de video juegos, computadoras e Internet. De esta forma, la obesidad se ha expandido por casi todos los países del mundo”, detalla la nutricionista Laura Cordeu, de la Clínica Terapéutica Dr. Máximo Ravenna.
Para reducir el peso corporal, es necesario incorporar la actividad física a la vida diaria. “Hay que pensar que uno hace un balance energético. Por un lado ingresan calorías suministradas por los alimentos, y por el otro, hay un egreso a través del gasto metabólico (metabolismo basal), que es inherente a cada persona. Este metabolismo basal se debe medir, y a éste se le suman las calorías que deben ser consumidas y la actividad física a realizar para perder peso”, señala el doctor Ricardo Muzzio, endocrinólogo especializado en nutrición. Quioscos y páginas de Internet estan poblados de dietas que prometen la figura “ideal” en pocas semanas. Una de las últimas estrellas” del segmento, la dieta Dukan, fue popularizada por Penélope Cruz tras recuperar su peso semanas después de su embarazo. “Fue creada por el nutricionista francés Pierre Dukan. Es una dieta de base proteica, que permite consumir proteínas y vegetales, y prohibe los hidratos de carbono y las grasas”, aclara la licenciada Laura Cordeau. Otras dietas populares son la South Beach, la dieta de la Zona, entre otras. Y se suman las disociadas (Montignac, Hay, Scardale), que proponen un estilo de alimentación en el cual se separan los alimentos en tres tipos. “Proteínas y lípidos de origen animal; hidratos de carbono, legumbres y frutas, y verduras. Además, hay una serie de alimentos prohibidos como el pan blanco o el azúcar refinado”, explica la licenciada Karina Fuks, docente de la Universidad de la Fundación Favaloro-“No son más que dietas hipocalóricas con escaso impacto negativo en la salud, aunque no existe ninguna evidencia ni estudio científico serio que haya probado la efectividad de estos sistemas”, agrega la especialista.
Sentido común vs. ilusiones
Aunque hay consenso entre los especialistas acerca de que la fórmula exitosa para lograr un peso saludable es cambiar los hábitos alimentarios, reducir el volumen de las porciones y sumar actividad física, estas dietas “mágicas” siguen «gentes. “La idea de la dieta mágica surge frente a la dificultad de tomar conciencia de que las alteraciones del peso corporal y de los trastornos de la alimentación son problemas crónicos que requieren de un esfuerzo constante y una conducta sostenida”, explica la licenciada Mercedes Porello. “La dieta mágica implica la fantasía de solución definitiva, es una forma de negación del problema. Si bien se pide un gran esfuerzo, es acotado en el tiempo y la rapidez es un valor sobreestimado en la actualidad”, concluye la psicóloga. Existen varias pautas básicas para alcanzar un exitoso descenso de peso. “Son patrones comunes entre los que logran sostener los resultados en el tiempo; se trata de implementar una dieta sana y equilibrada, sin apelar a dietas que produzcan un impacto negativo en el organismo”, añade el doctor Rubén Salcedo, director médico asociado de Sanatorio Diquecito.
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