11 Sep “Yo quiero ser maestro”: hay 235 mil docentes más en las aulas que hace una década
Por Alfredo Dillon
Hoy no habrá manos resecas con polvo de tiza, ni rodillas y gargantas latiendo después de dar cuatro horas de clase seguidas: hoy celebran su día los maestros de todo el país, que son cada vez más pese al desprestigio social que sufre la profesión. En diez años creció un 28,6% la cantidad de docentes (235 mil) y ya son 1.057.136, según datos del Censo Nacional Docente 2014.
El aumento se concentra en el nivel inicial, en la secundaria y en los institutos de formación, según informó el Ministerio de Educación. Los mayores incrementos se dieron en Tierra del Fuego (63,3%) y Chaco (45,9%). Si bien sigue siendo una profesión “feminizada”, en la última década aumentó 2 puntos la participación de los varones (son el 22,3%). En cuanto a la edad, más de la mitad de los docentes (55%) tiene entre 25 y 44 años; solo el 4,3% tiene menos de 25.
Entre las principales causas que explican este aumento, los expertos señalan la expansión de la matrícula en el nivel secundario, que repercute en las carreras de formación docente, y la estabilidad laboral que ofrece la docencia, cuyos sueldos mejoraron en los últimos años.
“Tanto para los docentes titulados como para aquellos que ejercen aunque no sean profesores, la docencia constituye una oportunidad de contar con un trabajo en condiciones formales, que a lo largo de los años es factible regularizar –plantea Sandra Ziegler, investigadora de Flacso–. Contra la idea de que docencia es ‘trabajo seguro’, hay que contemplar que muchos docentes inician como suplentes y les puede llevar años estabilizar un cargo y salario”. Sin embargo, añade Ziegler, “frente a un contexto general de trabajo que resulta incierto, la docencia sigue siendo una opción atractiva para un sector importante de la población”.
¿Es más seductora que antes la carrera docente? Para Axel Rivas, de Cippec, el aumento de la cantidad de educadores “es parte de un proceso de expansión del sistema más que una consecuencia de que se haya vuelto más atractiva la profesión”. Según Rivas, en estos diez años hubo “un gran incremento de la oferta educativa, tanto por construcción de escuelas y acceso de nuevos alumnos al sistema como por expansión de la cantidad de cargos (docentes de inglés, educación física, bibliotecarios, etc.)”.
Rivas también menciona la mejora de los salarios docentes, variable entre las provincias, pero que “fue muy fuerte entre 2004 y 2008: aumentó un 45% en términos reales frente a los años noventa, con datos creíbles de inflación”.
Aunque los sueldos mejoraron, las dificultades de la tarea parecen cada vez mayores. Emilio Tenti Fanfani, profesor en la UBA y consultor de Unicef y Unesco, describe las expectativas innumerables (y contradictorias) que la sociedad deposita en los docentes: “¡Se esperan tantas cosas del maestro! Que sea un transmisor de conocimientos, un motivador, un héroe capaz de vencer todos los obstáculos, un mago capaz de hacer mucho con pocos recursos, un sacerdote dispuesto a sacrificar todo para cumplir con su misión”. Para Tenti Fanfani, si se sumaran todas las demandas que la sociedad vuelca sobre el docente, “éste debería ser una especie de superhombre o supermujer: una entidad magnífica pero imposible”.
Además de honrar el trabajo de un millón de docentes, el Día del Maestro conmemora la muerte del único presidente argentino recordado por su compromiso con la educación. Los diccionarios dicen que la palabra maestro se oponía, en su origen latino, a ministro. Magister incluye el término magis, que significa “más”; minister deriva de minus, “menos”. De algún modo esa antítesis sobrevive en el presente, aunque la etimología no compense la injusticia plasmada en los recibos de sueldo: en la Argentina de 2015, pocas realidades tan opuestas como las de nuestros maestros y nuestros políticos.
CLARIN