08 Sep “Se está inflando un mal humor que no se condice con la realidad”
Por M. Gabriela Ensinck
Canciones picarescas, instrumentos raros construídos por él mismo como la flauta capicúa o la guitarra calefón, forman parte del repertorio permanente y siempre renovado de Hugo Varela. El músico, luthier y comediante está presentando por estos días su nuevo espectáculo: La Guitarra Indomable en el porteño Centro Cultural Torcuato Tasso, con el que pronto saldrá de gira por el interior y el exterior del país.
Entre preparativos y ensayos, el creador de “Canto a mis boleadoras” y “Cómo ha cambiado mi barrio”, entre otros éxitos, se hace un tiempito par a “ponerse serio y hablar un poco de economía y política” con 3Días.
Para crear tus canciones y espectáculos, ¿te inspirás en la actualidad?
– Le escapo a la actualidad, aunque me gusta estar informado. Pero para componer canciones y armar mis monólogos busco temas absurdos de la vida cotidiana que tienen una vigencia menos coyuntural. Hace 35 años que viajo por el país llevando un poco de humor. Y me doy cuenta de que la gente se ríe de las mismas cosas, aunque voy cambiando los chistes.
Y hablando del humor, que es lo tuyo, ¿cómo ves el humor social por estos días?
– Creo que hay un humor real y otro virtual. Se está inflando un mal humor que no se condice con la realidad cotidiana. En estos últimos años hubo cambios importantes, se nota una mejora en la vida, el acceso al consumo y la ampliación de derechos para mucha gente. Sin embargo, desde los noticieros y los medios te bombardean todo el tiempo con que está todo mal, y la noticia pasó a ser más importante que la víctima.
¿Te parece que los argentinos somos quejosos ?
– El porteño tiene fama de quejoso, y el provinciano de resignado. Pero esto empezó a cambiar. Creo que hay una toma de conciencia de que “no son sólo los políticos, sino que nosotros también tenemos responsabilidad en lo que pasa”. Y con esto viene un deseo de participar, sobre todo entre los jóvenes. Y esto me llena de esperanza.
¿Cómo ves el humor de los políticos?
– Me he cruzado con varios, ahora que están en campaña, y son muy simpáticos. Algunos, como mi coterráneo Luis Juez, son muy graciosos. Si hago una fiesta, los invito. Pero no por eso los votaría. Aníbal Fernández también tiene un humor ácido y una gran velocidad mental. Supongo que para quienes no lo bancan debe ser terrible.
Como habitante de Buenos Aires, ¿qué te parece la gestión local?
– La Ciudad está más linda y es porque se han hecho cosas, pero más desde lo estético y para mostrar. Creo que hay más gestión inmobiliaria que profunda.
¿Y cómo evaluás la gestión nacional?
– Creo que desde el gobierno nacional, y sobre todo la presidenta Cristina Kirchner, se han hecho muchas cosas valiosas. No sólo desde mejorar los ingresos o las oportunidades laborales de las personas, sino también desde una recuperación de valores y de la identidad nacional. Nosotros fuimos muy contaminados culturalmente, no valorábamos lo nuestro. Fijáte que cuando yo tenía 17 años, teníamos un grupo de rock con mis amigos, y nos poníamos nombres en inglés.
De los candidatos presidenciales, ¿cuál te gusta o representa más?
– Creo que Scioli es quien puede sostener logros importantes que se han conseguido en los últimos años. Aunque no tiene tanto carisma con el discurso, lo suyo va más por el lado del hacer que con el hablar. Macri y Massa son simpáticos, y aunque no son iguales, no les veo vuelo de estadistas. Además, yo desconfío de los slogan que proponen un cambio. Porque en realidad hay gente que no quiere cambiar ni un centímetro de los privilegios que tiene.
¿Cómo ves la economía? ¿Te preocupa la inflación?
– ¡Pucha! Nunca pensé que me iban a preguntar de economía… La verdad es que si comparo con otras épocas, no estamos tan mal. En la época de la hiperinflación con (Raúl) Alfonsín, los shows se pautaban en dólares. Si actuabas el martes eran 1.200; si el show era el jueves 1.400 y si era el sábado… había que volver a negociar porque no se sabía qué iba a pasar con los precios… En lo personal puedo decir que pese a todo, siempre tuve trabajo. En el peor momento de 2001, salí de gira por el país y la gente no sé de dónde sacaba la plata para la entrada, pero venían… y esto tiene que ver con una necesidad de reirse y sentirse bien. Con crisis y no crisis, la gente elige el humor.
Y hablando del humor y los humoristas, ¿cómo te afectó la muerte de Daniel Rabinovich?
– Me puso triste. Yo lo admiraba. Compartimos, sin haber trabajado nunca juntos, esto de hacer reír con canciones e instrumentos raros, ser un poco juglares. Lo vamos a extrañar.
EL CRONISTA