13 Jun El arquitecto del genocidio de 8.000 musulmanes bosnios
Verdugo de carrera militar resplandeciente y vertiginosa, ultranacionalista hasta las tripas, donde guardó siempre un profundo odio hacia la población musulmana, Ratko Mladic (69) es un bosnio nacido en la década de los 40, en la Yugoslavia de Tito, y (otro) carnicero de los Balcanes que cae en desgracia, sin que lo inquiete en absoluto la masacre de miles de personas que carga sobre sus espaldas.
General del ejército serbobosnio, Mladic fue el arquitecto del genocidio en Bosnia –el planificador de la eliminación de todos los bosnios musulmanes–, cuando Bosnia-Herzegovina (de mayoría musulmana), se declaró independiente en 1992.
Mladic sitió durante cuatro años Sarajevo, la capital bosnia, en un asfixiante torniquete militar que se cobró la vida de 12 mil personas (entre ellas 1.500 niños), entre 1992 y 1996.
El 11 de julio de 1995 cayó sobre el enclave musulmán de Srebrenica, un bastión protegido por apenas cien cascos azules holandeses ligeramente armados.
Mladic es el rostro asesino, de mirada de hielo, de la peor masacre de civiles vivida en Europa después de la II Guerra Mundial. Ese día de julio, las tropas serbias entraron al enclave. Las cámaras registraron a un Mladic repartiendo caramelos y pan a los pequeños. Cuando la cámara se apagó apareció la bestia, arrebatando lo que había repartido. Las mujeres y los niños (menores de 10 años) fueron separados de los hombres.
En los cinco días siguientes, las fuerzas serbias mataron a 8.000 hombres y jóvenes musulmanes de entre 10 y 77 años. Un juez en La Haya describió lo que ocurrió como “ verdaderas escenas del infierno escritas en las páginas más oscuras de la historia de la humanidad ”. En Srebrenica no quedó un solo musulmán.
Cuando la guerra de Bosnia terminó y la justicia internacional lo acusó de genocidio y ordenó su arresto, hacia 1996, Mladic vivió en la luz pública en Belgrado sin que nadie se atreviera a tocarle un pelo.
Cuando el presidente Slobodan Milosevic cayó en desgracia en 2000, el genocida de Srebrenica pasó a la oscuridad bajo la égida de sus viejos camaradas. Fue prófugo hasta ayer, cuando el ingreso de Serbia a la UE pesó más que la lealtad a un carnicero de hombres.
CLARIN