08 May Queríamos tanto al Maestro Najnudel…
Por Martín Nuñez
Yo sabía que iba a venir, pero muy pocos en el club estaban al tanto. Tal es así que le cobraron entrada y todo. Se sentó entre la gente y a los 15 minutos se levantó y se fue. ¡15 minutos! Yo estaba en la cancha y no lo podía creer. Mi viejo lo fue a buscar y le preguntó qué había pasado, si había algo mal o se había molestado. No se haga problema Nocioni, ya vi lo que necesitaba ver. Su hijo se va a jugar la Liga Nacional para Racing. Yo ahora me voy a comer en un restaurante de por acá que me dijeron que hacen un muy rico pescado”. El que cuenta esa anécdota es Andrés Nocioni, quien, efectivamente jugó la LNB y luego ganó todo en España, en la Selección Nacional y estuvo ocho años en los NBA. En ese momento tenía 15 años. León Najnudel había hecho 400 kilómetros para verlo jugar en Unión de Santo Tomé. Le alcanzaron con un par de jugadas. Así era el padre de la Liga Nacional, y toda su pasión por el básquet está retratada en el documental León, reflejos de una pasión, del director José Glusman, que se estrena esta tarde en el cine Gaumont.
“No es una película de básquet, sino sobre los valores, los códigos, que es lo que más me interesó mostrar. León fue un artista y su medio de expresión fue el básquet. La manera de manejarse, la bajada de línea, sus huevos, el coraje. Espero que esos valores les lleguen a todos los que la vean”, le contó el director a El Gráfico Diario.
Hace 17 años que a León Najnudel se lo llevó una leucemia. Tenía 56 años, demasiado pronto. Él mismo se lo dijo a Julio Lamas: “Me sacaron de la cancha diez años antes”. Dedicó toda su vida al básquet y luchó para la creación de la Liga Nacional: “El tipo se plantó frente a los milicos en la época de la dictadura y les hablaba de básquet. Les decía ustedes no saben nada, no se puede hablar, y les daba un sermón sobre la distribución equitativa de las riquezas”, contó Glusman.
En esta temporada, la LNB cumple 30 años, pero León no pudo disfrutar de las consecuencias de su lucha: “Es triste que se haya ido, no pudo disfrutar de todo lo que vino después, el oro olímpico, los mundiales, la NBA, la Generación Dorada. Tuve miedo de no estar a la altura, lentamente iba tomando conciencia del personaje que era León. Jamás me había pasado. Fui redescubriendo la película a medida que hacía las entrevistas y pasaba el tiempo. Mierda, estoy haciendo la vida de San Martín, me dije”, agregó el director, que jugó al básquet en el club San Andrés.
El documental cuenta con los testimonios de jugadores como Emanuel Ginóbili, Nocioni, Luis Scola, Miguel Cortijo, los periodistas Adrián Paenza, Víctor Hugo Morales, Chiche Gornatti, Alejandro Pérez, y amigos de León, como Luis Bonini y su hijo Iván.
“Todos ellos quisieron dar su testimonio. Manu quiso estar y Fabricio Oberto también, pero no pudimos meter a todos. Manu dice le hubiera encantado que los vea con la medalla dorada. Lamas dice que la Liga les dio la posibilidad de pensar que con esto podían llevar el pan de cada día a sus casas. Todos se abrieron por amor a León, contaron sus emociones de corazón. Hablan en presente sobre él, como si no se hubiera ido”, dijo Glusman.
Najnudel es una de las figuras más importantes en la historia del básquet argentino: viajaba por el país llevando su idea a cada club, era capaz de agarrar el auto y hacer unos cuantos kilómetros tan solo para ver un partido de básquet, fumaba en la cancha, disfrutaba de la compañía de amigos en el bar El Dandy de Calle Corrientes, volvió de España tras sacar campeón al Zaragoza en la Copa del Rey para dirigir en su país (Sport Club Cañada de Gómez) y se paseaba por cada playground del Harlem como si fuera su casa. Allí reclutaba jugadores y lo recibían con bombos y platillos.
“Mi hija de diez años me preguntó por qué hacía esta película, qué era lo importante que tenía León. Le contesté que él quería ser profesional de algo que no era profesional, si te pescaban cobrando por eso te echaban para siempre. Entonces hizo que se profesionalicen todos en el país para poder ser él un profesional. Estaba convencido que si mejoraba todo también mejoraba él, hay que estar loco de la cabeza para eso”, finalizó Glusman.
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