12 Feb José María del Corral: “Nadie puede negar que el Papa hizo una revolución”
Por Elisabetta Piqué
En la misa de inauguración del pontificado de Francisco, el 19 de marzo de 2013, José María del Corral estuvo en primera fila, con su guardapolvo blanco de maestro, al lado de un cartonero y de los poderosos del mundo. Entonces no se imaginaba que el ex arzobispo de Buenos Aires, con quien había trabajado durante años para crear una red de Escuelas de Vecinos que pudieran integrar a los excluidos, lo llamaría para lanzar ese mismo proyecto, pero a escala global.
Del Corral es hoy el director ejecutivo mundial de Scholas Ocurrentes, una red global de escuelas que no para de crecer y que inauguró ayer su IV Congreso Mundial en el Vaticano.
Se trata del proyecto más importante de Francisco, “que está convencido de que el mundo está en crisis y que la solución pasa por la educación”, según destacó Del Corral a LA NACION.
Durante ocho años director del colegio San Martín de Tours, Del Corral viajó últimamente por el mundo para presentar Scholas, pasando por las Naciones Unidas, la Organización de los Estados Americanos (OEA) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
“Este papa es la revolución”, dijo. Y reveló que Francisco clausurará pasado mañana el IV Congreso Mundial de Scholas con una videoconferencia junto a chicos discapacitados, algo sin precedente.
-Scholas creció muchísimo, está vinculando a 400.000 escuelas de los cinco continentes. ¿Cómo se explica esta expansión?
-Sí, peor que los conejos (risas). La multiplicación muestra la necesidad que había de algo así, ya no solamente en la diócesis, como cuando el entonces ex arzobispo de Buenos Aires lanzó esta experiencia educativa, sino en el mundo entero. ¿Por qué se multiplicó tanto? Por el liderazgo multiplicador que tiene Francisco como persona, desde lo humano. Y por esta necesidad que había, porque el sistema educativo estaba agotado y se estaba esperando algo distinto.
-¿Puede recordar el origen de Scholas en las Escuelas de Vecinos en el Buenos Aires de Bergoglio?
-Las Escuelas de Vecinos significaban justamente pensar que el cambio pasaba por la educación, pero no haciendo más de lo mismo. No era hacer más “escuelas gueto”, “escuelas tupper”, escuelas para adentro, sino al contrario: juntar escuelas. Juntar escuelas públicas y privadas, de distintas religiones, de distintos niveles sociales, y que los chicos empezaran a ser vecinos, planteando sus problemas reales -drogas, alcohol, inseguridad, violencia-, no los que bajan de los diseños curriculares. Y a partir de esos problemas reales, investigando, trabajando, yendo a la calle, haciendo entrevistas, hablando con los políticos, sacar conclusiones y exigir los cambios. Y bueno, este fenómeno que él [por Bergoglio] vio también en Buenos Aires se multiplicó muy rápido, porque la primera experiencia fue con 70 chicos de cuatro colegios parroquiales. A los cuatro años ya había 7000 chicos haciendo lo mismo y se fue ampliando. Él vio que esa necesidad no sólo estaba en Buenos Aires.
-Cuando Bergoglio fue elegido Papa, ¿se imaginó que iba a llamarlo al Vaticano y a decirle “ahora hacelo a escala global”?
-No. Pero sí me imaginé dos cosas: que el mundo iba a cambiar porque él era el Papa y que mi vida iba a cambiar. Me acuerdo de que al terminar su primera misa de inauguración, cuando yo estaba de guardapolvo blanco, medios de diferentes lugares y argentinos me preguntaron si él iba a llamar a un concilio, si iba a cambiar dogmas… Y yo dije que no creía que iba a hacer todo eso, pero sí que iba a hacer una revolución, porque él es la revolución. Algunos teólogos me criticaron, pero creo que hoy nadie puede negar en el mundo que hizo una revolución.
-¿Cómo se financia Scholas Ocurrentes?
-Nosotros no recibimos dinero del Vaticano. Cada proyecto que se hace, como cuando estaba en Buenos Aires, surge de los cooperadores, gente que dona, que ayuda todos los meses con una cuota, y hacemos eventos para juntar plata, como fue el partido interreligioso por la paz que se hizo en septiembre pasado en el Estadio Olímpico de Roma.
-A propósito, ¿habrá otro partido de fútbol?
-Sí, aunque todavía no tiene fecha. Pero el resultado fue tan lindo que nos ofrecieron hacer partidos también con otros deportes, desde el fútbol, el rugby y el tenis hasta el polo, en todo el mundo.
-¿Cómo lo ve usted al papa Francisco?
-Lo primero que me preguntó, cuando miró el mapa de Scholas, fue: “Pero ¿Perú no tiene escuelas en Scholas?”. Se había dado cuenta de que el mapa nuestro estaba mal hecho, porque sí hay escuelas, pero no figuraba… Es decir, no sólo lo veo metido, compenetrado y lúcido, sino que está entusiasmadísimo, porque esta pregunta que usted bien se hace y que se hace mucha gente evidentemente no tiene otra respuesta: esto es de Dios.
LA NACION