15 Jan La verdad acerca de poseer un reloj inteligente
Por Lisa Pollack
He tenido el mío desde hace ya varios meses. A pesar del ocasional miedo escénico que de pronto padece el dispositivo, nuestro vínculo es fuerte.
Y cuando es tu reloj, de cierta manera todo se siente diferente. Nadie puede decirte honestamente lo que significa ser dueño de uno. Es cierto que esto se debe a que muy pocas personas en realidad tienen relojes inteligentes.
Por supuesto, usted puede leer los foros. Investigar. Ver videos introductorios en Youtube. Pero todo eso sólo logrará confundirlo. ¿Es realmente cierto lo que dicen acerca de la frecuencia con la que tendrá que cargar la batería? ¿Más de una vez al día? Caramba, eso sería molesto.
He sido dueña de un reloj inteligente Android Wear desde hace ya un par de meses. El vínculo con él es fuerte. ¿Es normal? De cualquier manera, no me daba cuenta de lo apegada que estaba a él, hasta que lo dejé en casa un día. Como tengo que cargarlo durante la noche, me lo quito en la tarde, y esa mañana olvidé volver a ponérmelo porque tuve que apurarme para no perder el tren hacia mi trabajo.
Mientras corría hacia la estación, me di cuenta de que tendría que sacar mi teléfono de la mochila para poder leer el correo electrónico, ver la hora, ver las notificaciones del calendario y ver si en realidad no tenía que apurarme tanto porque el tren estaba retrasado.
Juro que esto es una conspiración – los fabricantes están haciendo todos los buenos teléfonos móviles más grandes para que compremos relojes inteligentes en lugar de tener que batallar constantemente con estos ladrillos. Tengo la suerte de que el “tabléfono” cabe incluso en la mayoría de los bolsillos de la chamarra.
Sin embargo, a decir verdad, la mayor ventaja de tener un reloj inteligente en este momento es lo mucho que despierta la curiosidad de la gente cuando ven que usted tiene uno. Soy una demostración ambulante de relojes inteligentes … y lo sé. Olvídese de los “casados engreídos” del “Diario de Bridget Jones”; por doscientas libras usted puede ser un “pionero engreído”.
Por supuesto, existe el riesgo de errores y averías varias. Al reloj a menudo le da miedo escénico y no actúa frente al público presente. Evidentemente no está listo para el mercado masivo pero si lo estuviera, entonces no habría nada de qué presumir. Sin embargo, seamos honestos: los obstáculos en el camino nos hacen sentir en realidad más comprometidos.
Otra de las ventajas de un reloj inteligente es que la gente que usa Google Glass nos hace lucir moderados cuando se trata de electrónica de consumo descaradamente frívola. Ah, y por lo menos mi muñeca no está constantemente mirando a los demás. ¿Quiere saber si estoy usando mi reloj? Entonces fíjese si mis ojos están mirando mi muñeca. Esto es sencillo e infinitamente menos espeluznante que esas computadoras faciales. Incluso si apunto con mi reloj en su dirección, eso no me ayudará a buscar información suya en Google mientras hablamos.
Las normas culturales para los relojes inteligentes aún no se han establecido, así que no hay obligación de actuar con decoro, sea lo que sea que eso signifique.
“¡Deja de mirar tu reloj! ¿Acaso me estás prestando atención? No sé por qué me molesto en sacarte a pasear si sólo vas a jugar con el reloj todo el tiempo”. No he oído a nadie decir eso … ¡todavía! De momento, es una época dorada.
Los dueños de relojes inteligentes no sólo pueden ser engreídos, sino que también se sienten seguros en la ambigüedad en torno a si leer el correo electrónico en la muñeca es de mala educación o no. De la misma manera en que la funcionalidad disminuye con el tamaño de la pantalla, quizás la grosería percibida también disminuye. En realidad no es como si uno pudiera ponerse a jugar “Angry Birds” en el reloj. Pero “Flappy Bird” podría no estar tan lejano. Y Dios nos ayude si “Candy Crush” se extiende hacia los relojes inteligentes. Las muertes de peatones se dispararían.
Y hablando de eso, hablemos de navegación. En el modo de navegación, el reloj vibra cuando necesito salir del estado de profunda reflexión en el que me encuentro cuando escucho el “podcast” de la Radio Pública Nacional para traerme de regreso al mundo y poder doblar a tiempo una esquina.
Esto imita la sensación de lo que en realidad era estar consciente de saber hacia dónde me dirigía. Ya sabe … como en los días previos a que el viejo sentido de orientación exhalara su último suspiro, después de sucumbir finalmente a los largos años de abuso que recibió a manos de Google Maps y la navegación satelital.
Ahora que lo pienso, en algún lugar profundo de la selva amazónica, probablemente todavía hay personas que miran a su alrededor cuando caminan, como impulsadas por una especie de curiosidad natural acerca de su entorno real.
Aunque es inusual, está claro cuál será el momento en que la diversión con los relojes inteligentes llegará a su fin y el engreimiento se desvanecerá en las arenas del tiempo. La época dorada será cosa del pasado. En dos palabras: Apple Watch. Una palabra más: aguafiestas.
EL CRONISTA