Héroe gaucho

Héroe gaucho

Por Julio Orione
Avezado conocedor de la historia argentina, Miguel Ángel de Marco encara en esta oportunidad la atractiva y completa biografía del salteño Martín Miguel de Güemes, uno de los grandes héroes de la gesta emancipadora. De Marco, miembro de varias academias de su especialidad y reconocido docente en el país y en el exterior, despliega un amplio retrato del patriota, a quien José de San Martín exaltó como uno de los principales actores de la guerra contra los españoles.
La obra sigue puntillosamente la cronología, desde los orígenes de los padres, él español, ella criolla, para internarse en el desempeño del prócer como cadete en la guarnición militar de Salta, donde había nacido en 1785. De Marco señala que no se conoce nada acerca de su infancia hasta su ingreso en la milicia. En 1805 el gobierno virreinal dispuso que el cadete se trasladara a Buenos Aires para completar su instrucción militar.
Ya en la capital, Güemes intervino en la defensa y la reconquista durante las invasiones inglesas tras escoltar a la esposa del virrey Sobremonte hasta Córdoba, adonde había huido el marqués. A su regreso, se reincorporó a su regimiento, con el cual, después de la derrota inglesa, fue enviado a Montevideo. Allí estuvieron un año hasta que fueron vencidos por la segunda invasión. Regresaron a Buenos Aires, donde Güemes participó de las acciones hasta la final expulsión de los británicos del Plata. Después de esos acontecimientos regresó a su provincia natal.
En 1810, Feliciano Chiclana, enviado de la junta de Mayo, llegó a Salta. Entre las medidas que tomó estuvo encargarle a Güemes la tarea de formar un núcleo de voluntarios para vigilar la quebrada de Humahuaca. Chiclana lo calificó de “infatigable” y recomendó darle tareas de mayor importancia. Poco después, Güemes fue ascendido a capitán.
Capítulo tras capítulo, De Marco pinta con maestría la gesta de los gauchos comandados por Güemes, una década plena de acción, no sólo contra los españoles sino también motivada por conflictos internos. Después de un altercado con Castelli, quien lo despojó de su mando, Güemes fue rehabilitado por el nuevo delegado de Buenos Aires y quedó al mando de los Voluntarios de Tarija. Tiempo más tarde, por una cuestión de faldas, Manuel Belgrano, por entonces general en jefe apostado en Salta, destituyó a Güemes de su cargo militar y lo envió a Buenos Aires.
El regreso de Güemes a Salta le significó la reincorporación a sus responsabilidades, esta vez auspiciado por San Martín, que reemplazó a Belgrano. De allí en adelante se desarrollaría la llamada “guerra gaucha”, protagonizada por el salteño y sus subordinados. En sus Memorias, José María Paz dice que Güemes era “adorado de los gauchos”, quienes veían en su ídolo al “patriota sincero y decidido por la independencia”, que “despreció las seductoras ofertas de los generales realistas e hizo una guerra porfiada”. Destaca Paz que el salteño “tuvo la gloria de morir por la causa de su elección, que era la de la América entera”. Efectivamente, Güemes tuvo un final trágico, asesinado por tropas españolas que comandaba el coronel José María Valdés, conocido por su extrema crueldad.
Un aspecto interesante es que la bibliografía no está unificada sino que aparece al final de cada capítulo. Esto facilita al lector la relación entre las obras citadas y el contenido de cada capítulo. El libro lleva un nutrido cuadernillo de imágenes que incluye retratos de época, documentos y fotografías obtenidas en museos que recuerdan al patriota.
LA NACION