25 Dec Fe y familia: son menos los que creen en Dios, pero más los que se dicen católicos
Por Denise Rabin
El 87% de los argentinos cree en Dios, 4% menos que en 2011. Y el 87% de aquéllos se identifica como católico, 13% más que hace dos años. Sin embargo, entre los católicos, sólo el 18% asiste a algún oficio religioso por semana. Mientras los matrimonios por Iglesia cayeron casi 70% desde 1990, los bautismos se mantienen estables, con una leve disminución de 1,2%. En 2012, el 74% de los bebes fue bautizado.
Éstas son algunas de las conclusiones de la encuesta “Los argentinos y la familia”, del Observatorio de la Deuda Social, de la Universidad Católica Argentina (UCA), que incluyó 5689 hogares de todo el país y que se hizo en el último trimestre de 2013.
El trabajo, presentado a fines de noviembre por el rector de la universidad, el arzobispo Víctor Manuel Fernández (muy cercano al Papa), arrojó también algunos resultados polémicos. Dos de cada diez católicos “comprometidos” -los que van a misa al menos una vez por semana, en la clasificación del estudio- están de acuerdo con que la ley permita el aborto, y uno de cada diez considera que la noción de matrimonio alcanza a las parejas del mismo sexo. Según la investigación, el 21% de los católicos comprometidos está en desacuerdo (15%) o muy en desacuerdo (6%) con que la ley no facilite el aborto. Ante la consigna “para que haya un matrimonio se requieren un varón y una mujer”, el 8% se mostró en desacuerdo y el 3%, muy en desacuerdo.
Esta posición apenas varía al considerar el total de los encuestados, es decir, católicos y no católicos: el 59% cree que la ley no debería facilitar el aborto, el 31% está de acuerdo con la despenalización y el 10% no se expresó a favor ni en contra.
Por otra parte, el 72% de los argentinos coincide en que un matrimonio se conforma entre un hombre y una mujer, y el 26% está de acuerdo con los matrimonios del mismo sexo.
“Entre los encuestados en general y los católicos comprometidos, los promedios en las respuestas fueron similares, por ende creemos que se trata de tendencias culturales”, explicó al respecto Beatriz Balian, vicerrectora de Investigación de la UCA, a cargo del informe.
Con relación a la creencia en Dios y a la identificación religiosa, el 43% de los encuestados se considera poco religioso; el 35%, bastante religioso; el 11%, muy religioso, y el 10%, nada religioso. Sin embargo, el 31% de los que se reconocen católicos nunca va a oficios religiosos; alguna vez al año, el 31%; una vez al mes, el 20%, y al menos una vez por semana, el 18%.
Un dato que llama la atención es que a pesar de que entre 2011 y 2013 disminuyó un 4% la creencia en Dios, en ese mismo período creció un 13% la identificación católica, un porcentaje realmente alto considerando el corto margen temporal. “Al respecto es necesario aclarar que si bien este cambio de autoidentificación como católicos merecería profundizarse en futuros trabajos de investigación, la designación de monseñor Jorge Bergoglio como papa Francisco podría haber influido en esta transformación de los datos”, explica el informe. Bergoglio fue elegido papa el 13 de marzo de 2013 y el estudio de la UCA se realizó a fines de ese año, en plena “Franciscomanía”.
Según esta investigación, la edad es un factor significativo en el análisis de las apreciaciones sobre el casamiento. Entre los jóvenes de 19 a 34 años se evidencia la desinstitucionalización del matrimonio con el predominio de los unidos de hecho, mientras que la condición de quienes están casados por civil y por Iglesia es predominantemente en mayores de 60 años.
Por otra parte, el significado atribuido al matrimonio difiere de acuerdo con el estrato socioeconómico. El 32% de las parejas con hijos de nivel de ingresos muy bajo están unidos de hecho, mientras que los casados por civil e Iglesia representan una menor proporción (12%).
Desde la década del 90, los matrimonios sacramentales vienen en picada, alcanzando casi el 70% de disminución. En 1995, en pleno gobierno de Carlos Menem, tuvieron su mejor pico, y entre 2000 y 2001 se registró una abrupta caída del 25%, lo que se lee como un claro impacto de la crisis socioeconómica de esos años.
El hecho de que en este contexto el número de bautismos se mantenga estable evidencia una mayor valoración de la iniciación en la fe que del matrimonio. En efecto, durante 2012, se bautizó al 74,2% de los nacidos, mientras que los matrimonios sacramentales de ese mismo año solamente alcanzaron el 44,4%, según datos del Instituto para el Matrimonio y Familia de la UCA. “También creo que esta menor disminución en los bautismos se debe a una gran valoración que existe hacia los hijos y también la renovación del pastoral del bautismo de los últimos 10 o 15 años”, agrega Balian.
A lo largo de toda la investigación se observa cómo la inmensa mayoría atribuye espontáneamente una gran importancia a la familia como ámbito de ayuda mutua, de educación de los hijos y de transmisión de valores éticos.
El 70% de los argentinos, en caso de necesidad urgente, siempre podría confiar en su familia; el 26% casi siempre, y sólo el 2 y 1% dijo que casi nunca o nunca. Al mismo tiempo, el 94% dijo considerarse capaz siempre y casi siempre de ayudar a un familiar a enfrentar dificultades.
Asimismo, la presencia de hijos o pareja parece influir positivamente en el ánimo, mientras que el malestar psicológico es levemente mayor en los hogares con un único padre (27%) y en los unipersonales (25%). En este caso, el hecho de tener o no pareja parecería ser la variable que marca la diferencia.
Al contrario de lo que muchos creen, se podría deducir que la presencia de hijos estimula los proyectos personales. Tanto en los hogares de parejas con hijos como en los hogares monoparentales, 88% y 83% respectivamente expresaron tener proyectos de vida, una cifra realmente destacable.
De igual forma, casi la totalidad de los encuestados (el 96%) concluyó que la educación de los hijos es fundamentalmente responsabilidad de los padres. “En efecto, y pese a todo, pudimos concluir que la familia sigue siendo un valor muy importante dentro de la sociedad argentina, independientemente de los tipos de hogares y de los estados civiles”, concluye Balian.
LA NACION