Rosetta: la cazadora de cometas llega a su cita en el espacio

Rosetta: la cazadora de cometas llega a su cita en el espacio

Por Nora Bär
“Durante mucho tiempo, el origen del agua y de la vida en nuestro planeta fue un misterio -le dice el maestro a su aprendiz en el corto Ambition-. Empezamos a buscar respuestas más allá de la Tierra y en un momento nos volvimos hacia los cometas. Y quisimos cazar uno, un plan tan sorprendente como ambicioso.”
La escena parece surgida de una trama de ciencia ficción, pero está inspirada en una exploración científica muy real: la misión Rosetta, cuyo objetivo fue precisamente enviar una nave humana a encontrarse en la vastedad del cosmos, entrar en órbita y aterrizar en un cometa.
“El viaje empezó como un sueño y después de décadas de planificación, construcción y vuelo, finalmente ha llegado a su meta”, informa la Agencia Espacial Europea (ESA).
Hoy, poco después de las cinco de la madrugada, Rosetta, que comenzó su periplo de diez años en la base terrena de Kourou, en la Guayana francesa, abrió sus compuertas y por primera vez en la historia dejará caer suavemente el vehículo robótico Philae sobre el núcleo helado del cometa 67P/ Churyumov-Gerasimenko.
“¡Si funciona, va a ser increíble! -exclama a través del teléfono Miguel San Martín, el ingeniero argentino que en la NASA, hace poco más de dos años, tuvo a su cargo el descenso de la sonda Curiosity en el cráter Gale del planeta rojo-. Cuando uno aterriza en Marte, hay muchos desafíos. La nave tiene que pasar por una especie de metamorfosis: primero desciende por la atmósfera, después se va desprendiendo de diferentes partes y finalmente del vehículo robótico. Venimos haciéndolo desde hace años. En cambio, lo que vamos a encontrar en el cometa es muy incierto. No se sabe si la superficie tiene la consistencia de la nieve o del concreto. Si es muy débil, será difícil anclarse, y si es demasiado dura, también. El otro problema es que, dado que el cometa es un cuerpo muy pequeño, hay muy poca gravedad y si no se logra el anclaje la sonda puede rebotar y salir despedida hacia el vacío.”
Por todo eso y mucho más, destaca San Martín, este encuentro inédito mantendrá en vilo a los científicos y al público: “En Marte, el Curiosity bajó a 300 km por hora. Si no lográbamos frenar, nos estrellábamos. En cambio en el cometa, la sonda Philae va a descender a 3,5 km por hora, un metro por segundo, y si no logra aferrarse puede quedar «patas para arriba», con lo cual no podría hacer las investigaciones para la que está diseñada. Por otro lado, tiene que depositarse en una superficie que no tenga más de 30 grados de inclinación. Basta con ver las fotos del área de aterrizaje para darse cuenta de que las probabilidades de éxito no están garantizadas, porque hay un montón de lugares que tienen pendientes más pronunciadas”.
Más allá de todo esto, ayer los controladores del Centro Europeo de Operaciones Espaciales de Darmstadt, en Alemania, informaron que tanto la nave madre como su sonda robótica estaban en excelente estado. Los comandos para el aterrizaje de Philae ya habían sido enviados y hacia la noche se encendió y calentó la sonda para dejarla activa y lista para la separación.
De acuerdo con la rutina estrictamente planificada con antelación, esto ocurrirá mañana, a las 5.35, hora de Buenos Aires. El contacto con la superficie del cometa debería producirse siete horas más tarde.
En estos momentos, Rosetta está en órbita a un par de decenas de kilómetros de altura del 67P hasta que, en una maniobra de gran precisión, cambiará de rumbo y se dirigirá hacia el cometa. No habrá mucho tiempo para verificar que todo haya funcionado como estaba previsto antes de decidir la separación de Philae… La confirmación acerca del éxito de esta operación llegará 22 minutos después del contacto con la superficie, el tiempo que tardan las señales de la nave en llegar a la Tierra.

LAS CAJAS NEGRAS DEL COSMOS
Ésta no es la primera vez que una nave humana se acerca a una de estas bolas heladas. Entre otras, en 1986, la norteamericana Giotto y la rusa Vega se acercaron al célebre Halley. Y en 1991, la Galileo, de la NASA, protagonizó el primer encuentro íntimo con un asteroide, el Gaspra, en su camino hacia Júpiter.
Los cometas son los objetos más primitivos del Sistema Solar y por eso los astrónomos piensan que representan una “caja negra” con los registros de los procesos físicos y químicos que ocurrieron durante esas épocas primigenias, hace 4600 millones de años, cuando se estaban formando los planetas.
Son objetos extraordinarios. Formados a grandes distancias del Sol, estos “icebergs espaciales” están hechos de materiales que fueron preservados a bajísimas temperaturas desde su formación y que sólo cuando se acercan a nuestra estrella doméstica comienzan a evaporarse, dando lugar a las estelas que los caracterizan.
Desde hace mucho, se sospecha que los ladrillos de la vida (moléculas orgánicas y compuestos ricos en carbono, hidrógeno, oxígeno y nitrógeno) podrían haber llegado a la Tierra a bordo de estos mensajeros celestiales. La misión Rosetta ayudará a confirmar esa hipótesis.
Inicialmente planeado para enero de 2003, su lanzamiento fue pospuesto debido a una falla en el cohete y la aventura comenzó en marzo de 2004. Durante su viaje de una década y 6400 millones de kilómetros a través del espacio, describió varias órbitas elípticas y utilizó la gravedad terrestre y marciana como una suerte de acelerador que la llevaría más allá del cinturón de asteroides ubicado entre Marte y Júpiter y hacia el espacio profundo, a más de cinco veces la distancia que existe entre la Tierra y el Sol.

DESPIÉRTATE Y ANDA
Después de pasar más de treinta meses en hibernación para ahorrar energía, en enero de este año fue reactivada, sincronizó su velocidad con la del cometa, a 60.000 kilómetros por hora, y se preparó para la gran cita.
No fue fácil: desde mayo, hicieron falta diez maniobras de frenado y aproximación, pero a partir de agosto Rosetta ya está haciendo complejos análisis del polvo y las partículas de gas que emanan del núcleo del cometa, así como de su interacción con el viento solar.
El punto exacto donde se posará Philae fue fijado el pasado 15 de septiembre. El lugar, llamado iniciamente “J” fue luego bautizado como Agilkia», nombre seleccionado por el equipo de la misión a partir de los más votados entre más de 8.000 nombres propuestos a través de Internet por personas de 135 países de todo el mundo.
Si todo sale bien, Philae quedará prendida por dos arpones al 67P hasta fines de 2015.
A bordo de esta nave insospechada, como un jinete montado sobre un caballo indómito, tomará fotos en primer plano de su superficie, analizará sus gases y su estructura interna. Pero además lo acompañará en su travesía de aproximación al Sol y documentará sus transformaciones, algo que nunca se había intentado hasta ahora.
“En Marte, nosotros podíamos saber exactamente dónde estaba la nave -explica San Martín-. En este caso, dado que la gravedad es tan débil, los gases que despide el cometa perturban la órbita y dificultan la navegación. Todo eso sin tomar en cuenta que Philae fue diseñada hace diez años, con los medios con que se contaba en la época del Pathfinder, que descendía ayudado por bolsas de aire.”
“Pero más allá de eso -agrega enseguida el científico-, la nave madre es una maravilla de la tecnología. Si Philae funciona, excelente, magnífico: es la frutilla de la torta. Y si no, la misión Rosetta ya es todo un éxito.”
Como sugiere “Ambition”, el corto de Tomek Bagiski y comenta la ESA en un comunicado, “enfrentar desafíos y tratar de alcanzar metas aparentemente imposibles es la esencia de lo que significa ser humano”.
LA NACION