02 Oct El nuevo ideal de belleza tiene más curvas
Por Inés Pujana
Aceptar sus figuras tal y como son, abrazar sus curvas con prendas sentadoras en lugar de modificar sus cuerpos para adaptarse a los talles de la ropa es más saludable. ¿Se puede ser un referente de moda en un talle XL o XXL? Sí, claro, se puede, y algunas de las llamadas blogueras plus size internacionales, como Callie Thorpe (www.fromthecornersofthecurve.com), Nicolette Mason (www.nicolettemason.com) o Gabi Fresh (gabifresh.com) lo sostienen, prueban y demuestran que sí, con un lento, pero sostenido, crecimiento de seguidores en las redes sociales.
Los cuerpos de estas chicas se alejan de los cánones de belleza que se ven habitualmente, y afirman con las prendas que prefieren que la moda no sea sólo para cuerpos pequeños y esbeltos, sino para todo aquel que quiera disfrutar de la fiesta de colores, texturas y formas que la industria de la indumentaria propone.
Según Laura Zambrini, socióloga, doctora en Ciencias Sociales y profesora titular de Sociología en la Carrera de Diseño de Indumentaria y Textil de la Universidad de Buenos Aires (UBA), “estos blogs son interesantes porque se alejan del imperativo de la delgadez extrema que tanto oprime y no satisface a las mujeres. Lo atrayente es que no dejan de transmitir un mensaje de belleza y una propuesta de mayor inclusión sin perder estilo, a través de una vestimenta juvenil, divertida y actual.
“Estas propuestas que comienzan a circular en la Web forman parte de un cambio cultural más amplio, que se relaciona con la crisis de la sociedad de masas y con el pasaje a un nuevo paradigma que hace énfasis en lo individual. Durante la cultura de masas la moda establecía parámetros estéticos autoritarios y disciplinantes cuyos fines eran consolidar la homogeneización social, pero en esta sociedad globalizada, la fragmentación es cada vez mayor y eso comienza a reflejarse en los diversos estilos de vida que conviven en una misma ciudad.”
Así opina también Carolina Aubele, diseñadora y asesora de imagen, que tiene varios libros publicados sobre moda y estilo: “El cambio en los modelos de belleza es definitivamente propio del siglo XXI. Está variando el lugar de la mujer, que al ser más independiente ayuda a modificar la valoración de su género, al mismo tiempo que se diversifican los estereotipos. Las campañas de las marcas a su vez espejan lo que le pasa a la gente, interpretándolo y usándolo como herramienta de ventas.”
Este es el caso de la empresa de cosmética y cuidado personal Dove, que desde hace años lleva adelante una cruzada por la belleza real, logrando un rotundo éxito. Un ejemplo fue la publicidad Bocetos por la belleza real, en la cual se le pedía a un grupo de mujeres que le describiera su rostro a un artista forense del FBI. Luego se le pidió a un grupo de extraños, a quienes no se les explicó los motivos del estudio, que le describieran al artista los rostros de esas mujeres, a quienes sólo habían visto una vez. Los dibujos resultantes fueron mucho más bellos que las descripciones que las protagonistas habían hecho de sí mismas. “El experimento social Dove en la campaña de Retratos de la belleza real destaca que la mayoría de las personas presentan distorsión de su propia imagen y son muy autocríticas, con consecuencias perjudiciales en otros aspectos de su vida”, explica la licenciada Marta Aguiar de Maldonado, miembro de la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires y especialista en trastornos de la alimentación.
AUTOESTIMA
“Estos datos coinciden con las estadísticas internacionales, que indican que más de la mitad de las mujeres, 54%, no están conformes con su aspecto físico -precisa Aguiar de Maldonado-. Este problema no consiste en el desajuste de la percepción, sino en las vivencias que se tienen sobre la propia imagen. En un trabajo estadístico que realizamos hace unos años con la doctora Marta Borel, demostramos que existen diferencias al percibir la imagen corporal de pacientes en comparación con una muestra control. Las variables utilizadas fueron autoestima, perfeccionismo y distorsión de la imagen corporal. Encontramos una relación estadística significativa entre el grado de perfeccionismo y el disconfort corporal, tanto en las pacientes de bajo peso como con las de excesivo peso, con consecuencias también significativas en su autoestima.”
Zambrini advierte lo mismo: “El modelo de la delgadez generó enfermedades como bulimia y anorexia, pero también produce hasta hoy algo de lo que no se habla mucho, como la vergüenza y la insatisfacción permanente que las mujeres sienten respecto de sus propios cuerpos, sensación que aumenta a medida que va pasando el tiempo en sus vidas.
“La noción del cuerpo perfecto habría que repensarla de la siguiente manera: ¿perfecto para quién o para quiénes? El cuerpo es también cultural porque el hecho de que nos parezca lindo o feo no quiere decir que lo sea en sí mismo, sino que se relaciona con los valores con los que juzgamos a los otros y a nosotros. Pero no hay que olvidarse que esos valores se construyen socialmente. No tenemos una mirada virgen, la sociedad nos da el libreto. Por ejemplo, si buscamos imágenes de otras épocas vamos a ver cómo han ido variando los parámetros de belleza y perfección, pero también lo que va cambiando es nuestra manera de percibirlos, porque estamos condicionados por la época en que vivimos. Por eso estos cambios son tan lentos.”
Pero estos cambios están sucediendo. Una muestra de esto lo da la decisión de los editores del famoso calendario Pirelli (una institución en lo que se refiere a fotografiar mujeres bonitas) de incluir, por primera vez, a Candice Huffine en sus páginas, una modelo plus size de rasgos perfectos y curvas generosas. El hecho no es para nada menor: las modelos que aparecen allí representan a nivel global la mismísima imagen de lo bello, lo sensual y lo deseable, demostrando que las curvas voluptuosas podrían empezar a serlo.
“SIN SALUD NO HAY BELLEZA”
En este sentido, las conclusiones de Zambrini son contundentes: “El cambio no va a venir de la moda, sino de la propia sociedad, ya que entre ellas existe un diálogo permanente. A medida que los valores sociales se modifican comienzan a manifestarse los cambios en la moda, y no al revés. La clave está en los valores: ¿qué premia la sociedad hoy?, ¿la salud o la belleza?, ¿qué expectativas tiene la sociedad sobre el cuerpo de las mujeres?”
La realidad es que el ideal estético femenino muchas veces coloca a las mujeres en una dicotomía entre la salud y la belleza, y qué mujer no ha escuchado alguna vez frases similares a sin dolor no hay belleza o para estar linda hay que sufrir un poco.
Para Aubele esto no es así: “La realidad es que no hay belleza sin salud, porque la piel, la postura, la actitud, la mirada, la sonrisa y el disfrute de la vida son buena salud. Y hablo de salud física, mental y espiritual. La belleza externa es mayormente estas tres actitudes hacia el afuera.”
Quizá finalmente, y a causa de todos estos cambios que empiezan a vislumbrarse, la sociedad esté empezando a acercarse a un ideal de belleza femenino menos cosificado y cada día más alejado de la idea de la mujer trofeo. Un ideal más relacionado con la identidad de cada mujer, que le permita a cada una, a través de la moda, desplegar su propia individualidad y su particular de belleza.
LA NACION