El Rubius, el youtuber que es un fenómeno editorial

El Rubius, el youtuber que es un fenómeno editorial

Por Fernando Massa
No se sorprendan si ven a un chico paseando una salchicha con una correa por un centro comercial, o si adentro del ascensor una chica pide un “abrazo de oso grupal” a los presentes. Tampoco si alguien grita “¡Bangarang!” cada vez que lo llaman por el nombre o apodo, o si encuentran arriba de la mesa un vaso lleno de agua boca abajo, apoyado sobre una servilleta de papel y una nota al costado donde diga: “Suerte al limpiar esto 🙂 ¡Te quiero! Bss.”
La explicación y el origen de estos retos o bromas –según el punto de vista desde donde se los mire, claro– se halla en un libro que encabeza los rankings de los más vendidos en la franja juvenil. Se trata de El Libro Troll, el debut editorial de El Rubius, el youtuber más popular de España y toda una celebridad para una generación de chicos que ha crecido rodeada de pantallas. Furor en su país de origen y en América latina, en la Argentina ya lleva vendidos 50 mil ejemplares en menos de dos meses mientras que, para tranquilidad de sus fans, una partida aún mayor volverá a inyectar las librerías en cualquier momento.
“Es un fenómeno que viene alimentado desde las redes sociales entre los adolescentes y preadolescentes. Excepto las personas con hijos de más de ocho o nueve años, ningún adulto estaba al tanto de que existía este personaje –dice Ana Wajszczuk, jefa de prensa de Grupo Planeta–. El libro se encuadra dentro de una tendencia de libros ‹‹usables››, por decirlo de alguna manera: libros para escribirlos, para mamarrachearlos, para recortarlos, como una suerte de híbrido entre una bitácora, un libro de bromas y el fenómeno del personaje en sí.”
La propuesta del libro va en la misma línea que otro recientemente publicado por Paidós, Destroza este diario, de la ilustradora canadiense Keri Smith, que apunta a chicos entre 8 y 12 años. El Libro Troll, en tanto, está dirigido para un público de 10 a 15.
¿Pero quién es El Rubius entonces? Atrás de ese apodo está Rubén Doblas Gundersen, joven de 24 años, de madre noruega y padre español, que se hizo famoso gracias a una computadora y una cámara web, colgando videos en su canal de Youtube –elrubiusOMG–, canal que cuenta con cerca de ocho millones de seguidores, casi tantos como los que tiene el canal oficial de Justin Bieber.
Sus videos ya superaron los 945 millones de reproducciones, número que crece a diario desde diciembre de 2011, fecha en que creó el canal. Él mismo definió el contenido de sus videos, muchos de ellos armados con su compañero de piso Mangel (otro youtuber), como algo improvisado, sin guión, donde simplemente cuenta lo que le pasa en su vida o lo que surge espontáneamente. Sí, una dinámica propia de las redes sociales.
Así, bajo su autoría, puede encontrarse contenido tan variado como un relato en primera persona mientras juega a un videojuego como el Minecraft, otro más autobiográfico donde muestra la casa de sus abuelos en Noruega y recuerda anécdotas de su infancia, o aquel donde es el protagonista de una cámara oculta en la que la “broma” pasa por entrar a una pizzería e intentar hacerse de los bordes de las pizzas que comen los clientes. Siempre con el sello de sus efectos especiales, sus gags y sus comentarios sin ningún tipo de filtro, que le valieron el adjetivo de youtuber “gamberro”.
El Libro Troll vendría a ser entonces un experimento de llevar esa dinámica de entretenimiento digital al terreno offline, algo así como la materialización de sus bromas en la vida real.
Justamente Nicolás, fan porteño de El Rubius, de 14 años, define a un troll como “una persona que le gustan muchos las bromas”. A este personaje lo conoció un día que andaba “aburrido” mirando videos en Youtube… hasta que se topó con uno que tenía muchas visitas y al que entró por curiosidad. “Desde ahí que lo sigo. Ya son casi dos años –dice–. Lo que más me gusta de él es su manera de hablar y las cosas de las que habla en sus videos, blogs y juegos online. Me divierte.”
Cuando supo que El Rubius iba a sacar un libro se sorprendió: sobre todo porque esperaba uno más clásico, sobre su vida, su familia y demás, pero no este libro de retos.
“Hice algunos retos con amigos y la verdad es que nos divertimos muchísimo. Nadie se enojó. Hicimos retos inofensivos”, cuenta.
En una suerte de prólogo y texto de agradecimientos, El Rubius se dirige a sus fans, a los que llama “criaturistas del señor”, advirtiéndoles que no se trata de un libro común y corriente. “No voy a contar nada de mi vida, ni me voy a inventar una historia de la edad media llena de ponis y elfos. Esto, más que un libro, es un juego que se me ha ocurrido inspirándome en todo lo que he aprendido en estos últimos años en Internet”, escribe.
Por eso al que no está familiarizado con el lenguaje juvenil de las redes sociales –probablemente todos aquellos que no tengan menos de 15 años–, con contracciones como lol, con las caras grotescas y pálidas que suelen aparecer en los memes, el fetiche internauta con los gatos, los anteojos floggers, el juego Flappy Bird y tantas otras, El Libro Troll puede resultar un código imposible de descifrar, que a fin de cuentas sólo va a comprender y disfrutar al máximo esa generación que ya ha conectado con sus videos.
El Rubius es apenas uno de los tantos youtubers famosos (mucho más que cualquier celebritie del mundo adulto) entre los chicos. Están los que relatan sus partidas en el Minecraft (un juego de construcción de un mundo virtual), los que reseñan juegos, libros o películas y también los que hacen canciones (la mayoría en plan hip hop) inspiradas en los juegos. Cada uno de ellos tiene millones de seguidores que esperan con ansiedad cada nuevo capítulo de estos personajes para “colgarse” mirándolo y riéndose en YouTube sin que los adultos entiendan muy bien qué es tan gracioso.
Entre las instrucciones de uso que presenta el libro a modo de introducción se anticipa que el objetivo es que el libro termine maltratado, quemado, machacado, con páginas cubiertas de pintura, con chicles pegados, y hasta con dos rodajas de pepino adentro.
Incluso se enumeran los instrumentos necesarios para poder llevar a cabo estas tareas: un celular o dispositivo que pueda sacar fotos –infaltable, por supuesto–, útiles para dibujar, tijeras y pegamento. Si bien la idea es convertirse en un troll en la vida real, luego de cada reto el libro propone subir el resultado a Twitter con el hashtag #retotroll (y ahí se pueden ver las fotos más disparatadas que suben los chicos que son miles).
Así que si ven a un adolescente de acá para allá con una banana con una cara dibujada en marcador negro, a estar preparados: recién es el primero de los retos. Sólo faltan 81 más.
LA NACION