20 Aug Orgulloso de mi TOC: la moda de exhibir las manías
Por Laura Reina
Viaje de amigas. En el grupo de Whatsapp, una propone blanquear los TOC para hacer más fácil la convivencia. Todas contestan. Todas tienen uno. El de Nini sorprende: “Necesito estrenar una toalla limpia cada día”. María José asegura que no soporta ver pelos ajenos tirados por ahí. Las otras siete coinciden en que eso será difícil teniendo en cuenta que son ocho (¡ocho!) mujeres compartiendo departamento.
Fernando necesita que las perchas miren todas para el mismo lado. Que el ganchito apunte hacia la pared. “Es una pavada, pero si no están así me pongo mal”, reconoce, y como para que no queden dudas de su obsesión -y la satisfacción que le provoca ver sus perchas ordenadas- comparte una foto de su placard en Facebook. Enseguida, una catarata de mensajes comprueba su sospecha: hay gente más obsesiva que él, que no sólo necesita que las perchas miren hacia el mismo lado; además su color tiene que coincidir con el de la prenda que cuelga de ellas.
Las manías y obsesiones, esos pensamientos, ideas o imágenes que se le imponen al sujeto de manera intrusiva y repetitiva y que la psiquiatría ha resumido bajo el concepto de Trastornos Obsesivos Compulsivos (TOC) han dejado de ser un rasgo de personalidad que se quiera ocultar. Por el contrario, muchas personas los exhiben con orgullo y lo comparten en las redes sociales, donde los “tocados” -como se hacen llamar- cuentan y muestran al mundo sus obsesiones. El blanqueo se ha extendido a los famosos, que contestan, sin pruritos, cuáles son sus manías.
Una de las páginas preferidas por los obsesivos es Yo Maniático?, que tenía, hasta ayer, 171.391 likes en Facebook (y muchos menos seguidores en Twitter). Un número que podría poner nervioso a más de un obsesivo de las cifras redondas. Según explican sus creadores, la idea es “demostrar que todos tenemos manías” y allí se postean pensamientos de gente que, por ejemplo, no soporta la falta de simetría (un clásico entre los que tienen estos trastornos) y aseguran que “el triángulo escaleno es una aberración geométrica”. Y claro, hay fotos de las manías de los seguidores y de situaciones que molestan, como los botines de distinto color que varios futbolistas usaron durante el Mundial. “Cesc Fàbregas, sabemos dónde vivís”, es el texto que acompaña la imagen del mejor amigo de Lionel Messi luciendo en los pies un botín rosa y otro celeste de una conocida marca deportiva. Un modelo no apto para maniáticos.
De hecho, el Mundial hizo que Florencia Aguirre, mamá de Dante, de 5 años, descubriera que tenía un TOC. “Yo siempre decía que no tenía ninguno y mis amigas no me creían, decían que era imposible -dice-. Y la verdad es que no, yo les retrucaba que eran ellas las locas por pensar que todos tenemos algún TOC. Hasta que Dante empezó a juntar las figuritas del Mundial y ahí descubrí que no soportaba que las pegara torcidas. Cuando no se daba cuenta, las despegaba y las ponía derechitas, hasta que no lo hacía, no estaba tranquila, y lo digo en serio”, cuenta Florencia, que ha recibido, de parte de sus amigas, una cálida bienvenida al club de las “tocadas”.
Lucila Grassi reconoce que tiene un tema con el orden que empezó de forma más seria con sus CD de música, que guarda como un tesoro desde su época de soltera: “Los tengo ordenados por género, subgénero y orden alfabético. Me da mucha felicidad saber que puedo encontrar el que quiera escuchar con los ojos cerrados”. El estricto orden lo mantuvo a pesar de sus tres hijos y su marido, y su orgullo es haber transmitido su gen de orden al varón. Con las nenas, la batalla está perdida. “Cuando era chiquito, ordenaba los autitos por color, cada cosa suya tiene su lugar y se da cuenta enseguida cuando algo falta”, describe.
Lucila cuenta que también las perchas deben mirar hacia el mismo lado, con el gancho para atrás, y sus pantalones estar ordenados por color, de los más claros a los más oscuros. Las puertas del placard deben estar siempre cerradas. Aunque asegura que sus manías están controladas y que apenas generan roces en la convivencia, Lucila reconoce que su obsesión tiene un costo. “El mundo tiende al desorden, saberlo ayuda a manejar las manías. Lo negativo es que cuando algo no está como vos querés, te genera una ansiedad o incomodidad innecesaria.”
DEL DISCURSO A LA ACCIÓN
Muchos especialistas coinciden en que la difusión de ciertos discursos sociales, muchos de ellos convertidos en consumos culturales como obras de teatro, series y películas, de alguna manera, han legitimado y naturalizado este comportamiento. La película Mejor imposible, protagonizada por Jack Nicholson, es una de las que mejor muestran este trastorno, y Larry David, uno de los creadores de Seinfield, ha hecho de sus obsesiones una hilarante serie como Curb your enthusiasm (No te entusiasmes tanto). Y más cercana en el tiempo, The Big Bang Theory, retrata con humor los TOC de sus protagonistas, que los vuelve más queribles.
“Cuando una afección psicopatológica penetra en la cultura, es porque ha llegado al corazón. Y eso es bueno, porque de esa forma ya no es ignorada y tiene más chances de ser identificada. Además, para las personas que tienen TOC es un gran alivio dejar de llevarlo en secreto y naturalizarlo”, dice Beatriz Moyano, médica psiquiatra, directora del Centro Interdisciplinario de Tourette, TOC, TDAH y trastornos Asociados (CITA).
Moyano tampoco descarta que estos desórdenes hayan trascendido por lo excéntrico, y aunque la mayoría de las veces entran por el lado del humor, como ocurre con la obra TOC TOC, “muchas personas pueden sentirse molestas ante los chistes que se hacen sobre estas afecciones, sobre todo, cuando sienten que distorsionan la realidad con sus personajes”.
Para el psiquiatra Juan Cristóbal Tenconi, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), “la naturalización y exhibición de estos comportamientos puede tener que ver con que hoy se habla más abiertamente de los problemas que todo el mundo puede tener. Además, vivimos en una sociedad en la que se busca el ser en la imagen y cualquier cosa sirve para ello”. Por eso, muchas veces estas obsesiones son exhibidas hoy como un rasgo de singularidad, de diferenciación o estatus.
Lo que sí preocupa es que esta naturalización lleve a confundir el TOC con ciertas manías, algo que los especialistas insisten en que no debería ser así: “Los TOC son obsesiones que se le imponen al sujeto y que éste considera, en general, inapropiadas. No hay que confundir un hobby o ser ordenado y limpio con tener un TOC”, dice Tenconi.
Y Moyano agrega: “Todos tenemos algunos rasgos TOC, por decirlo de algún modo. Mucha gente tiene ciertos comportamientos compulsivos-obsesivos sin llegar a que éstos afecten su cotidianidad. Una manía se convierte en TOC cuando es capaz de interferir en la vida diaria”
O, como afirman en Yo Maniático?: “Están las manías y las cosas que no parecen manías… hasta que le preguntás a alguien”.
LA NACION