06 Aug “Hay una negación a creer que el ébola existe”
Por Alejandra Pataro
Los enfermos tienen miedo y muchos huyen. Otros se resisten a creer que el ébola existe. Y deciden que esa fiebre que tienen se debe a otra cosa: malaria o lo que sea. Otro tanto vive en lugares tan remotos que llegar hasta ellos es una cruzada. Y finalmente está la batalla por los recursos: faltan doctores, enfermeras, epidemiólogos… El ébola está suelto en tres países de África, en el mayor brote de su historia. Y “no se puede predecir cuánto durará”. Así lo explica Leticia Linn, uruguya de 37 años, una de esas mujeres que corren al frente, a la primera línea, cuando las balas pasan rozando. El “frente” es la remota África Occidental, Liberia específicamente. Y las balas son, en realidad, el letal virus del ébola.
Como comunicadora de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para las Américas, con sede en Washington, D.C., Linn viajó por tres semanas a dar apoyo a la oficina de la OMS en Liberia durante, lo que ella denomina “la respuesta al brote de ébola”. Eso implica escuchar y hablar con todos: con el Ministerio de Salud de Liberia, con las agencias de la ONU que actúan en el lugar y sus socios como Médicos Sin Fronteras, el CDC de Estados Unidos y la Federación Internacional de la Cruz Roja… Y ¿qué encontró? Desafíos. Uno detrás de otro.
-¿Por qué?
-Por varias razones. En principio, hay una negación y resistencia muy fuerte en distintas comunidades a creer que el ébola existe. Muchos de los síntomas de este virus se parecen, en un comienzo, a los de otras enfermedades como la malaria, por ejemplo. Hay muchos mitos y rumores en la población sobre a qué se debe este virus. También los recursos son escasos en materia de servicios de salud, y el acceso a las comunidades también puede ser un desafío por las distancias o las condiciones.
-¿Cómo es este brote tan brutal e imparable?
-Este brote es el que tiene el número más alto de casos y muertes en la historia del ébola, y es también el que más se ha extendido geográficamente ya que involucra a tres países (Guinea, Liberia y Sierra Leona). Es, además, un brote muy complejo porque también ocurre en localidades que tienen mucho movimiento de cruce de fronteras. Asimismo, muchos casos se han detectado en ciudades grandes como Conakry en Guinea o Monrovia en Liberia, pero también en zonas rurales.
-¿Cuánto puede durar?
-No se puede predecir cuánto durará este brote en este momento. Se considera que ha terminado en un país cuando pasan 42 días (es decir, dos períodos de incubación) sin un caso confirmado. Es por eso que la OMS, los gobiernos y los socios están trabajando muy cerca con los países afectados y con quienes brindan los servicios de salud para controlarlo. Sin duda se necesitan todavía recursos para poder dar una respuesta adecuada y rápida.
-¿Son reales los riesgos de que esta enfermedad salga del continente y cruce océanos?
-El riesgo existe, pero en este momento se considera bajo porque el brote está concentrado en estos tres países. La mejor manera de detener la transmisión de este virus es poner las medidas necesarias a operar en la fuente de la infección, que es en esta zona de África Occidental. Por otra parte, el riesgo de infección para los viajeros es bajo porque la transmisión persona a persona resulta del contacto directo con los fluidos o secreciones de una persona enferma. Las personas son infecciosas cuando presentan síntomas. Por esa razón, la OMS está insistiendo en que quienes tienen síntomas no viajen y busquen tratamiento. De cualquier manera, la OMS está haciendo evaluaciones constantemente y está en comunicación con las autoridades internacionales en materia de aviación (IATA y ICAO) sobre este tema.
-¿Por qué los propios médicos comienzan a enfermarse?
-El ébola es una enfermedad altamente infecciosa y las prácticas para controlar la posibilidad de infección son esenciales para prevenir que quienes tratan a los pacientes lleguen a infectarse. Más de 100 trabajadores de la salud se han infectado y más de la mitad han muerto durante este brote. Sin duda es una de las poblaciones que están más en riesgo en este brote, porque al igual que los familiares, pueden estar en contacto con fluidos de las personas infectadas. Para tratar a los enfermos, el personal de salud debe utilizar unos trajes especiales para evitar todo tipo de contacto del virus con la piel. Eso requiere entrenamiento, particularmente para sacarse el traje sin estar en contacto con el virus. También se necesitan recursos para contar con los materiales adecuados. Y se necesita tener precauciones en el punto de partida de la atención médica, es decir, no tocar al paciente que llega con síntomas similares al ébola. Eso es lo que se está procurando hacer en esta respuesta.
-¿La gente entiende a qué se enfrenta? ¿Sienten medio, desconfían?
-Hay muchos mitos y rumores en la población sobre el ébola. Muchos creen que se trata de otra enfermedad. Esto dificulta llegar a la población con los mensajes adecuados para que puedan prevenir la enfermedad. Pero dificulta que una vez que se detecta un caso luego se pueda hacer seguimiento a las personas que estuvieron en contacto con la persona enferma durante 21 días (el período de incubación). También dificulta que adopten precauciones al momento de tratar los cuerpos de los fallecidos (la costumbre en varias comunidades es lavar y tocar el cuerpo). Muchos, por miedo, se van a otras comunidades y así continúa la transmisión de la enfermedad. Es por eso que es clave la comunicación interpersonal, pero también involucrar a las comunidades, a los líderes tradicionales, a los líderes religiosos y a los líderes locales. La respuesta en movilización social justamente se basa en esos pilares.
-¿Cómo se hace?
-Aquí en Liberia, por ejemplo, la OMS junto con el gobierno del país, convocó esta semana al Consejo Tradicional de Liberia (Traditional Council of Liberia) que reúne a los líderes de las 16 tribus del país y los jefes se comprometieron a dar el mensaje a su comunidades. Grabaron luego mensajes de radio en sus dialectos, que luego se transmiten a través de las radios comunitarias y de la radio de la misión de Naciones Unidas -que llegan a todo el país-. A partir de la semana que viene, además, estarán haciendo visitas a los pueblos más remotos para transmistir estos mensajes. La OMS también está trabajando con antropólogos médicos para poder encontrar los caminos adecuados para acceder a estas poblaciones más resistentes con los mensajes necesarios para prevenir y controlar la enfermedad.
-Hay en marcha un importante plan internacional de 100 millones de dólares para frenar el virus, ¿es suficiente?
-El plan se realizó sobre la base de los planes de cada país para responder al ébola, y se buscó armonizar la respuesta para que sea coordinada de manera efectiva. En ese sentido, el plan identificó la necesidad de enviar varios centenares de personal para dar apoyo en los centros de tratamiento. Ya en este momento hay más de cien personas trabajando en ayuda humanitaria y más de 120 de la OMS en el terreno. Lo que más se necesita en este momento son doctores, enfermeras, epidemiólogos, expertos en movilización social, logística y manejo de datos. Se busca mejorar la prevención, la detección y el reporte de casos sospechosos, al igual que el apoyo psicosocial. El plan también enfatiza la necesidad de la vigilancia, particularmente en las áreas fronterizas, además de la protección de los trabajadores de la salud en los tres países (no hay muchos en los tres países, además).
CLARIN