19 Jul Un sueño en varias dimensiones
Fundador del taller que llevaría su nombre, Pierre Jaquet-Droz nació y vivió toda su adolescencia en el Jura suizo. En estos valles, además de aprender el oficio de la Alta Relojería, vivió en unión con su entorno natural. Desde lo: intensos fríos y nevadas durante el invierno hasta el aroma y el verde de los campos sembrados al llegar el verano. El paso de las estaciones se sentía a medida que se escuchaba el canto de los pájaros. De esta manera, se oía hablar a la naturaleza: los cambios por venir y la energía que generaba la melodía de estas hermosas criaturas. Esto originó grandes pasiones durante la Ilustración, una edad iluminada por la razón, la ciencia y el respeto por la humanidad, que abrió la imaginación de grandes creadores, como sin duda lo fue Jaquet-Droz. Hermosos, libres y fascinantes, los pájaros cautivaban en aquel entonces al joven relojero, quien, con el tiempo, encontró la manera de llevar este espíritu a verdaderas proezas mecánicas.
En efecto, Pierre Jaquet-Droz había consolidado su talento en ingeniería relojera y, además, era un empresario audaz y un diseñador que se identificaba con los gustos y tendencias de su época. En pleno desarrollo de la Enciclopedia, con el reconocimiento de las ciencias y el nacimiento de las bases de la Revolución Industrial, Jaquet-Droz decidió convertir su oficio en un auténtico desafio: el de copiar la vida.
Esta visión, que se vio materializada en los más increíbles autómatas que se conocen hasta la actualidad, rindió un especial homenaje a la naturaleza, y las representaciones de pájaros abundaron. Al igual que un científico que investigara a fondo los secretos de su objeto de estudio con el fin de conocerlo a la perfección, Jaquet-Droz y sus sucesores se especializaron en este arte tan particular, que logró imponerse con una serie de péndulos duraderos.
Gracias a las innovaciones que desarrolló en el campo de la miniaturización, pudo llevar a cabo sorprendentes relojes cantores. Inicialmente, los mismos aparecían en verdaderas jaulas para pájaros, de tamaño real. Posteriormente, con proporciones particularmente reducidas y refinadas, se fueron transformando hasta convertirse en relojes de bolsillo y de mesa.
Con estas excepcionales piezas, realzadas por hermosos detalles (como representaciones en esmalte de las tonalidades del plumaje, partes de oro, perlas y piedras preciosas), Jaquet-Droz se forjó un renombre internacional que permanece intacto en la actualidad.
UNA CREACIÓN SIN IGUAL
Pintores y escultores de los talleres de la marca trabajan desde hace muchos años rindiendo homenaje a las creaciones de su fundador y dando vida a las más bellas aves. Hoy, Jaquet Droz lleva más lejos que nunca los límites de la relojería con su nuevo The Bird Repeater.
Este reloj excepcional, fruto del talen¬to de los artesanos de la casa, reúne la historia y la creatividad de la marca en una creación preciosa e inédita. The Bird Repeater ofrece un auténtico espectáculo visual con una pareja de pájaros carboneros -el ave símbolo de la región del Jura- que se posa sobre el nido en el que se encuentran sus pichones. Otro homenaje a los orígenes de la Manufactura es la cascada Saut du Doubs, que también realza la esfera de este nuevo tesoro relojero.
Este cuadro tridimensional cobra vida animado por un mecanismo particularmente complejo. Mientras uno de los pájaros se inclina para dar un bocado a uno de sus pequeños, el otro despliega las alas develando los delicados matices de su plumaje. En medio del nido se abre un huevo que deja ver un polluelo y, en el fondo, el agua de la cascada cae sin cesar.
The Bird Repeater es un verdadero autómata dotado de un sistema de levas, fruto de la tecnología de la Ilustración. Asimismo, reúne todos los oficios decorativos: los grabadores y pintores de Jaquet Droz trabajaron codo a codo para crear el amarillo, el azul, el blanco y el negro profundo del plumaje, así como el equilibrio perfecto de los volúmenes y la delicadeza de las ramas que forman el nido. Esta escena cobra vida gracias al movimiento de al menos ocho animaciones: el de las cabezas y las alas de los pájaros, el de los pichones, la eclosión de un huevo, el resplandeciente reflejo del agua fresca, entre otras.
Fiel a su filosofía de exigencia extrema, Jaquet Droz ha dotado al The Bird Repeater de una de las complicaciones más nobles de la Alta Relojería: la repetición de minutos. La misma hace sonar las horas, los cuartos de hora y los minutos, a la vez que activa las bellas animaciones, mediante una simple presión del pulsador. La resonancia y la riqueza del sonido del timbre “catedral” son resultado de las dos vueltas que el timbre da alrededor del movimiento, un mecanismo tan extraordinario como el complejo sistema de canillones que alberga la caja de oro rosa 18k de 47mm y tan sólo 18,4 mm de grosor. En octubre de 2013, Jaquet Droz presentará una nueva edición del Bird Minute Repeater, inspirado en el Creux du Van, una maravilla natural ubicada en el distrito de Val de Travers, en el cantón suizo de Neuchátel.
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