03 Jul Jorge Valdano: “No le pidamos a Messi lo que hay que pedirle al equipo”
Por Daniel Arcucci
Jorge Valdano apura una respuesta ante un periodista italiano, el enésimo que se le acerca después de la proyección de la película Messi, de la cual es coguionista junto con su hijo, y aun así, a las apuradas, ofrece una definición fuera de lo común: “El fútbol sin la palabra es muy poca cosa”, le dice, ante la observación del colega sobre su conocida condición de futbolista “raro”, que juega y escribe. Enseguida, también en caracteres de Twitter, le define por qué le pasó lo que le pasó a Italia: “Los mundiales son muy traicioneros y a veces ocurren cosas inesperadas”.
Con eso lo despide y se aparta del ruido, para la charla con dos periodistas que vuelven, que volvemos, al rol profesional que corresponde después de haber sido parte de la película que él guionó. Las respuestas parecen editadas; tal como salen de su boca pueden desgrabarse y transcribirse al papel. Tal cual.
Se arranca, como corresponde, con Leo. “Hasta aquí, Messi ha hecho lo que se le pide a un crack. Aparecer en los momentos más difíciles de los partidos para resolverlos. Yo siempre he creído que los últimos minutos están reservados para los cracks y, ahí, él hace siempre lo que debe. No sólo contra Irán, clavándola contra un palo como él sabe, sino también contra Suiza, en la última jugada del partido. Con 120 minutos de esfuerzo sobre sus piernas, no tiene la tentación de terminar él mismo la jugada, sino que hace lo que el fútbol pide que haga. Una virtud que sólo le reconozco a él: ver cerca y lejos al mismo tiempo. Ver las piernas del contrario y tener también la visión a Di María para entregarle la pelota en el tiempo justo.”
-¿Te hizo acordar a algo o alguien eso? A nosotros sí. [No es necesario mencionar a Maradona, que después de convertirle el gol a los ingleses contó en el vestuario que lo venía mirando justamente a Valdano para comprobar si aparecía en mejor posición que él para definir].
-Bueno, sí, exactamente. Son dos genios. Si jugaran juntos, se la pasarían buscándose todo el tiempo.
El protagonismo de Leo Messi en el equipo, su participación decisiva, también remite a aquello. ¿Es posible que con tanto peso de un solo jugador se llegue al título del mundo?
“Da la sensación de que la opinión mía está vinculada al 86. Yo digo que la Copa la levanta uno solo, pero el Mundial lo tiene que ganar un equipo. No carguemos todo en Messi: está haciendo todo lo humanamente posible, sin que parezca estar en el mayor momento futbolístico de su vida. Y su contribución siempre es determinante. No le pidamos a Messi lo que hay que pedirle a un equipo”, analiza Valdano.
-¿Sentís que el equipo descansa demasiado en él?
-No, no me parece. Hay jugadores como Di María que están revolucionando el partido del minuto uno al noventa, con un despliegue tremendo. Y hasta olvidando que juega con un genio al lado. Su estilo agita los partidos, hasta le da un aire de optimismo al equipo en los momentos de flaqueza, como que todavía hay esperanza cada vez que la agarra Di María. Revoluciona la velocidad del partido.
Y hay otros que están muy pendientes de Messi. Me parece natural: le pasa hasta a Neymar en Barcelona. Me parece hasta saludable. Aquí, hay que citar al Flaco Menotti otra vez: “¿Cuántas pelotas hay que darle a Messi? Todas”.
De la película surge el inevitable tema de las comparaciones, de Leo sentado o no a la mesa de los grandes y cuánto influirá si gana o no el Mundial.
“Ya está en la historia, entre los grandes, de eso no hay ninguna duda. Un Mundial completaría la historia. Pero hay historias incompletas, como la de Cruyff y la de Di Stéfano, y nadie les discute su lugar. Lo de este chico ya es muy grande, tiene 27 años y se supone que le quedan diez más de fútbol. Hasta aquí, sólo los cuatro Balones de Oro ya lo ponen en la condición de único.”
-¿Por qué el equipo no aparece, no ayuda a Messi, que hoy es un futbolista más de grandes jugadas que de partidos?
-Todos aquellos jugadores de los que esperamos más hacen más jugadas que juego. Neymar, James Rodríguez. No es que tengan tanta continuidad ni influencia en el juego. Sí logran con apariciones modificar el resultado, nada menos. La sensación es que Messi tiene que elegir entre ser delantero y ser mediocampista. Y para estar más en contacto con la pelota ha elegido ser mediocampista. Lógicamente, eso lo aleja del gol. Por lo menos con la frecuencia que estamos acostumbrados a ver. Yo digo que hubo un tiempo en el que cuando Messi metía un gol nos parecía poco. Ahora un gol ya nos parece bien.
El viaje en taxi desde Copacabana hasta Barra de Tijuca, donde se proyectó la película, duró casi una hora. Y durante toda esa hora, no se habló de otra cosa que de “la final entre la Argentina y Brasil”. Así, literalmente. Lo que sería el Maracaná, lo que implicaría cualquier resultado. Una cuestión emocional, que claramente va más allá de lo futbolístico.
“Je, como si los octavos hubiesen sido fáciles. Sí: tiene que ver con el estómago, no con lo racional. Claramente. Pero desde el primer partido del Mundial. Mi sensación es que temen que sea la final con Argentina. Les temen a Argentina y al 50… Pero me parece muy pronto para abrir ese debate porque ninguno de los equipos ha pasado con facilidad los obstáculos. Al contrario. A los dos los separa un palo de la frustración. No hay que olvidarlo.”
-¿Por qué no aparece el equipo en Argentina?
-No soy capaz de encontrar las razones… El otro día lo escribía Solari, en El País. Desde el primer partido de Sabella está tapándose los pies; destapándose la cabeza… Permanentemente con ese ejercicio. Es como que resulta difícil en este Mundial encontrar mediocampistas. En la Argentina, en Brasil, hay muchos países con dificultades para encontrar mediocampistas mixtos que le den elasticidad al juego. Lo decía Falcao: hay mediocampistas que son como defensores y otros que son como delanteros. Pero en ninguno de los dos casos mediocampistas, tipos que sean capaces de jugar desentendiéndose de los dos arcos.
Las referencias al 86 parecen inevitables. Vuelven, una y otra vez. Con él, que fue protagonista, todavía más. Y tener a Bélgica en el camino, más todavía. “Es verdad. Además, son dos equipos parecidos éste y aquél, con fútbol desprejuiciado, con gran mentalidad atacante, mucha dinámica. Son dos equipos parecidos. Y es una casualidad. Depende de este equipo argentino que sea una feliz casualidad. Yo espero que sí. Por lo pronto, creo que le va a hacer bien a la Argentina y le va a hacer bien a Messi para reencontrarse con los espacios. Porque hasta ahora se lo han negado prácticamente todos los equipos que enfrentó.”
-Y así como comparás a las dos Bélgica, ¿te animás a comparar a aquella Argentina con ésta?
-Los dos equipos han sabido convivir con un genio. Ya eso es un punto en común. Messi es otra forma de ser Maradona.
LA NACION