Mitos y verdades de los remedios caseros

Mitos y verdades de los remedios caseros

Por Gustavo Sarmiento
Tirar el cuerito para curar el empacho, un anillo caliente sobre el ojo para curarse un orzuelo o comer zanahorias para tener una mejor vista. Para algunos, estos clásicos “remedios de la abuela” son simples mitos de la medicina casera sin ningún sustento; para otros, verdades originadas en la sabiduría popular. Quien dilucida estos métodos naturales es Valeria Edelsztein, doctora en Química de la UBA que a los 29 años editó un libro llamado Los remedios de la abuela: mitos y verdades de la medicina casera, donde fundamenta la autenticidad o no de cada caso y aporta un recorrido histórico de la farmacología, desde la alquimia de la antigüedad hasta el actual diseño racional de las drogas.
-¿Cómo surge la idea de escribir un libro sobre este tema?
-Me pasó estando embarazada. Venían todos a sugerirme montón de cosas, como que masticara jengibre porque servía para las náuseas. Empecé a indagar y efectivamente funciona, incluso también para el mareo en movimiento (cinetosis), como en micros. Lo tomaban los marinos chinos en la antigüedad. Y hay una explicación: es un compuesto que actúa sobre el centro del vómito, entonces evita que se generen las náuseas. Siempre la idea fue encontrar un trabajo de investigación que apoyara o refutara cada mito. En ese, las abuelas estaban en lo correcto.
-¿Y cuál otros es verdad?
-Frotar un anillo y ponérselo para los orzuelos. Se generan cuando se tapa alguna glándula sebácea en la base del párpado, que produce grasa. Entonces se necesita que drene esa grasa, una manera es con calor. El mito aclara que tiene que ser una alianza, y también tiene un origen: el oro en la antigüedad se usaba como antiinflamatorio. Obvio que los médicos recomiendan algo más higiénico.
-¿Se encontró con algún remedio casero que creía cierto y terminó siendo mentira?
-La zanahoria para mejorar la visión, pensaba que sí, y la verdad es que no tiene ninguna demostración. La zanahoria posee b-caroteno, pero en el cuerpo ya lo tenemos en determinado nivel y no va a modificarse porque comamos kilos de zanahoria. Surgió en la Segunda Guerra Mundial, cuando los británicos generaron nuevos sistemas de radares que les permitían apuntar con precisión a los aviones alemanes antes de que cruzaran el Canal de la Mancha. Los alemanes no entendían cómo hacían, entonces los ingleses hicieron correr el rumor de que los pilotos comían zanahorias para mejorar la visión. Y llegó hasta hoy.
-Otro clásico es el de tirar el cuerito.
-Tiene una explicación: cuando se tira es un masaje muy fuerte en una zona de la espalda, a los costados de la columna vertebral, donde tenemos una formación nerviosa. Se estimula y despega el bolo alimenticio pegado en el estomago, el famoso empacho. Científicamente le van a decir de otra manera, como gastroenteritis.
-¿Y la culebrilla?
-Es otro muy arraigado. Viene de las pampas, es uno de los pocos locales. Ocurría cuando uno dejaba la ropa tirada en el pasto para que se secara y se arrastraba encima una culebra. Para tener culebrilla antes uno tiene que haber tenido varicela. Cuando se cura la varicela, el virus queda latente en un ganglio. Si aparece determinada condición, como baja de las defensas, vuelve a surgir en forma de lesiones menores: “la culebrilla”. Popularmente se dijo que si se cierra, te morís. En realidad se mueve alrededor de un solo ganglio, así que es poco probable que se toquen, aún así nadie se va a morir porque se cierre la culebrilla. Tampoco se comprobó que se cure con tinta china: usualmente se va sola.
-El libro también hace mención a las publicidades televisivas de remedios.
-Hay muchas cosas muy arraigadas que no están demostradas. Los jarabes para la tos se sabe que no se pueden dar a menores de dos años, y en cuanto a su efecto no hay estudio que demuestre que es algo fundamentado. En ese caso, usar miel es más fácil, no tiene efecto secundario, e incluso es promovida por la OMS. Otro tema grande es el abuso de antibiótico, hay que tener mucho cuidado. Un virus, por más que tome antibiótico, no se va a ir. El abuso de antibióticos genera superbacterias, y es complicado encontrar cómo matar algo vivo dentro de mí y que no me mate.
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