Mary Barra carga con los pecados de la cultura de la vieja General Motors

Mary Barra carga con los pecados de la cultura de la vieja General Motors

Por Jeff Bennett y Siobhan Hughes
La presidenta ejecutiva de General Motors Co., Mary Barra, recibió fuertes críticas por sus intentos de distanciar a la automotriz de la “vieja GM”, que priorizaba la reducción de costos sobre la seguridad, e insistió que sus autos son seguros.
“Si esta es la nueva GM, el liderazgo deja mucho que desear”, dijo la senadora demócrata Barbara Boxer, de California. “Liderazgo significa dar un paso al frente y empezar de cero, y yo no lo veo”. El senador republicano Dean Heller, de Nevada, agregó: “Temo que no recibiremos muchas respuestas hoy”.
Esos comentarios surgieron después de que GM anunció otro llamado a revisión el lunes, lo que elevó el número total de autos a 6,3 millones en todo el mundo desde que se inició la investigación.
Por segundo día consecutivo, Barra pidió disculpas a los legisladores y a los consumidores, y prometió investigar por qué la empresa se demoró casi una década para llamar a revisión varios modelos que tenían interruptores de arranque defectuosos, fallas que se han vinculado con 13 muertes. En su comparecencia el miércoles ante el subcomité de protección al consumidor del Senado de Estados Unidos, reiteró que se debe esperar que se complete una pesquisa interna para tener un informe completo del accionar de la automotriz.
GM es investigada por ambas cámaras del Congreso de EE.UU., un fiscal federal y la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras. Conforme se desarrollaba el segundo día de audiencias en el Congreso, quedaba cada vez más claro que los legisladores veían con escepticismo la supuesta transformación de GM tras salir de la reestructuración bajo la ley de bancarrota en 2009.
Barra señaló en una entrevista por separado que los ejecutivos de mayor rango ahora serían informados sobre problemas de seguridad en los autos apenas se detecten y que ampliarían, pero nunca reducirían, posibles llamados a revisión si los consideraban necesarios.
“El equipo ejecutivo sólo puede expandir, nunca pueden reducirlo”, dijo Barra. “Estoy haciendo un gran esfuerzo por comunicar que hemos hecho grandes avances para reducir la burocracia dentro de GM”.
La ejecutiva afirmó que ha estado trabajando para mejorar el equipo de análisis de datos de la automotriz. “Quiero que nuestra gente obtenga una mejor perspectiva y busque más indicios, y sólo lo podemos hacer mediante un mejor análisis de datos”, aseveró. “Tenemos que examinar mejor la información”.
La reestructuración de la empresa de Detroit bajo la ley de bancarrota traspasó la responsabilidad por daños que ocurrieron antes de julio de 2009 a la “vieja GM”, que tenía pocos activos para pagarles a acreedores no garantizados. Sin embargo, la empresa enfrenta multas por parte del gobierno, más los costos de los llamados a revisión y reparaciones y, posiblemente, responsabilidad por daños personales ocurridos después de su reorganización. Abogados aseguran que el momento será clave para aquellos que consideren demandas. El fabricante acordó asumir la responsabilidad por los casos judiciales presentados en su contra después de salir del proceso de bancarrota y que involucren los vehículos antiguos. Eso significa que cualquier persona que haya tenido un accidente con uno de los autos llamados a revisión luego de que se completara la venta de GM bajo la ley de quiebras en 2009 puede demandar a la “nueva” GM.
Barra reiteró que GM ha contratado a un abogado, Kenneth Feinberg, para que la asesore sobre cómo lidiar con reclamos viejos. Feinberg es muy conocido por haber supervisado pagos de indemnizaciones en otros casos de alto perfil, entre ellos los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001.
Las pruebas internas de GM, indicó Barra, habían indicado que los autos eran seguros siempre y cuando los conductores usaran la llave sin un llavero muy pesado. Cuando le preguntaron si los Chevrolet Cobalt que circulan hoy en día son seguros, Barra dijo que dejaría que su propio hijo manejara uno si la llave no estuviera acompañada de otros elementos.
El componente necesario para reparar los interruptores cuesta entre US$2 y US$5, según su fabricante, un costo que puede calmar a los inversionistas que temían un alto monto de reparaciones. No obstante, podría generar más preguntas sobre por qué no se solucionó este problema hace años. Los concesionarios de GM en EE.UU. esperan comenzar a reemplazar los interruptores defectuosos en los Chevrolet Cobalt, Saturn Ion y otros modelos a partir del 7 de abril. El proveedor de autopartes de GM, Delphi Automotive PLC, está produciendo los nuevos componentes.
LA NACION

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