14 Jun Volar tu propio vuelo
Por Gaby Zaragoza
La escritora brasileña de origen ucraniano, Clarice Linspector, escribió Soy siempre yo misma, pero con seguridad no seré la misma para siempre. Esta frase encierra la sabiduría de aceptar el cambio, de repreguntarse quién es uno en cada momento de la vida y, sobre todo, la de invitarnos a descubrir si uno está desplegando sus propias alas o está viviendo desde un mandato antiguo, probablemente ya no funcional.
Aceptar el cambio es no quedar pegados a quienes fuimos, sino dejarnos llevar por el río de la vida, acompañando el proceso. No sólo reconocer los cambios físicos -sin luchar desmedidamente intentando aparentar una juventud que se va perdiendo-, sino también los cambios en nuestros propios deseos y en nuestra propia mente. La mayor paradoja, en la actualidad, es que todo cambia cada vez a mayor velocidad y, sin embargo, la sociedad nos somete a la necesidad de estar siempre iguales. Físicamente, como si tuviéramos 35 (la edad más deseada según diversos estudios) y mentalmente anestesiados sin replantearnos nuestros propios gustos y opiniones.
Repreguntarse quién es uno en cada momento de la vida es algo que debería ser tan natural como preguntarnos qué queremos comer o qué tenemos ganas de hacer. Las circunstancias cambian y las vivencias se presentan en la vida. Nosotros podemos optar por verlas y sentirlas o seguir la inercia de un tren que nos lleva no sabemos bien a dónde. La idea no es que debemos bajarnos del tren, sino cuestionarnos si es el tren adecuado para llevarnos a donde queremos ir o a lo que hoy somos nosotros. Si no fuera así, siempre podemos preguntarnos si es necesario hacer alguna combinación en una de las próximas estaciones.
Por último y en la misma sintonía, habría que cuestionarse si uno está volando su propio vuelo y con sus propias alas o sostenido por el proyecto o el deseo de otros (a otros me refiero a cualquiera que interfiera en que seamos nosotros. Léase, la sociedad, léase determinados vínculos, léase una situación laboral).
Debemos buscar vivir nuestra propia vida, teniendo en cuenta que a la felicidad la iremos construyendo a partir de esta premisa: la de ser siempre nosotros mismos, pero atendiendo a cómo vamos cambiando; nos sentiremos más cerca de vivir con la sensación de estar verdaderamente despiertos. Una frase metafórica que viene a cuento y que escuché decir al médico y psicoterapeuta Alejandro Napolitano es keep the eye on the ball (mantén la vista en la pelota), aludiendo a lo importante que es mirar a la pelota en cada momento del recorrido para entender el instante; el aquí y ahora de lo que está sucediendo y no perder el contacto permanente con quienes somos en cada momento, sin evadir ni evitar los cambios sino asumiendo que, en esencia somos los mismos pero que cotidianamente somos puro cambio. Adaptarnos y repreguntarnos qué necesitamos hoy, es una vía para reencontrarnos.
EL CRONISTA