12 Jun Las Leonas extrañan a Aymar y el clásico ante Holanda se adelantó
La versión femenina de este Mundial se vendía con la final anticipada entre Holanda y la Argentina, el local y el defensor del título. Parecía un sello y así lo creían todos, de acuerdo con lo previsible de la competencia de mujeres en los últimos años. Sin embargo, el pronóstico se rompió porque las norteamericanas fueron mejores que las Leonas y se quedaron con el primer puesto del Grupo B. Entonces, el gran clásico ante las locales se adelantó para hoy, en las semifinales.
“Siempre dije que quería jugar con Holanda en algún cruce, ya sea en las semis o en la final, bienvenido sea”, apuntó Retegui. Hace unos días, en una nota con la nacion, Silvina D’Elía se había ilusionado: “Sueño con un estadio naranja mudo y cincuenta padres argentinos gritando”. Pero una cosa es el deseo y otra, la realidad. El equipo no logra despegar aún y la muestra más cabal se dio en el partido con China, que concluyó con un pobre 1-1. Las chicas asumieron este compromiso sabiendo que debían lograr una diferencia de cinco goles ante las orientales, ya que los Estados Unidos habían derrotado a Sudáfrica por 4 a 2 y contaban con registro total de +11. Estuvieron lejos de obtener semejante amplitud en el marcador y Carla Rebecchi regaló el único festejo argentino en Greenfields, la cancha alternativa. Acostumbradas a acumular títulos, el grupo quedó sumido en el silencio en el banco, casi como si se tratara de una eliminación. El dato objetivo es que las Leonas se aseguraron una vez más un lugar en las semifinales, como ocurre ininterrumpidamente en todos los torneos FIH desde el Mundial de Utrecht 98.
Pero también es cierto que el seleccionado extraña horrores a Luciana Aymar, que se perdió el segundo partido consecutivo por la distensión en el isquiotibial derecho sufrida ante Alemania. Y hay serias dudas de que pueda jugar ante Holanda, ya que hasta ayer, con triple turno diario de kinesiología, no había probado correr. Lucha trata de mantenerse fuerte, aunque su tristeza es inocultable: “Voy a intentar estar dentro de la cancha, pero está difícil. Cada día evoluciono de la lesión pese a que sigue estando. Siempre tengo la ilusión de jugar y lo que atravesé con esta dolencia no me había sucedido nunca en mi trayectoria. Traté de estar desde otro lado junto con el equipo”, contó la capitana, en su carrera contra el tiempo.
LA NACION