Malena Pichot, “la pesada”

Malena Pichot, “la pesada”

Por Clara Uranga
Es chiquita y sigilosa. Camina como si estuviera saltando en puntitas de pie: no se sabe si por timidez restante o por su sana ambición de crecer. Algunos la conocen como la protagonista del fenómeno 2.0 llamado La loca de mierda. Todo empezó cuando -por casualidad o instinto de supervivencia- grabó su desengaño con la vida y el amor como un reality para reír y llorar entre amigas. Al subirlo a Internet se convirtió, primero, en lo más visto de YouTube y luego, en la estrella del sitio latino de MTV.
Otros la descubren, ahora, como la profe Silvina Muñoz (“La pesada”) que se anima a enamorar a Guillermo Francella en El hombre de fu vida. Un personaje que puede ser tan dulce como intenso… ¡capaz de mandar 99 SMS en una semana! Parece que ella, dentro o fuera de la ficción, tiene doble faz.
Es atrevida e irreverente, pero también siente los miedos y las dudas de cualquier chica que se acerca a los 30. “Cuando te convertís en actriz ya no te importa quedarte en corpino en público”, dice mientras se cambia para las fotos. Pero un rato después balbucea: “Me da vergüenza que escuchen mis respuestas”. Sus ojos negros inquietos y su boca elástica son aliados para escudar con gestos cada comentario.
Hace tres años Malena Pichot (prima de Agustín, ex Puma) era una estudiante de Letras, fanática de Jerry Seinfeld y cantante aficionada de jazz. Trabajaba como correctora en una editorial y tenía el corazón roto por un novio perdido. Nada más. Hoy tiene más de 140 mil seguidores en Twitter; sale al escenario del Velma Café con su stand up; comparte radio con Gillespi en Rock&Pop; tiene su propio espacio en AM 750 (Frankenstein, los sábados a la tarde); escribe un libro para Mondadori; presenta un piloto para FOX. Y se da el placer de ser dirigida por el genial Juan José Campanella en el gran éxito de Telefe. Nada menos.
ELLE Cuando cumpliste 27 te quejabas: “No me recibí, no sé cocinar, no tengo tarjeta, no viajé en pareja”. Dos años después, ¡cuánto cambió tu vida! ¿Cómo estás ahora?
MALENA PICHOT Lo único que cambió es que tengo tarjeta de débito. Y si bien me puse de novia, me di cuenta de que me da muchaaa fiaaaca viajar. El me dice: “¿Vamos a Cariló un fin de semana?”. Y yo le respondo: “¡Ni loca, ¿para qué?!”
ELLE ¿Qué es la crisis de los veinripico? ¿A vos le pasó?
M.P. Es un clásico de las chicas de Buenos Aires. Yo iba todos los días a la oficina de 10 a 17, y pensaba: “¡Todo me salió mal! ¿Cómo me transformé en esto?” Creía que iba a tener una vida un poco más copada cuando fuera adulta.
ELLE Te criaste en Núñez. Tu primo fue el rugbier más famoso del país. ¿Por qué no sos jugadora de hockey?
M.P. Lo intenté, pero había algo de ese mundo que me hacía mal. A los 7 años mis viejos me llevaban a comer al CASI (Club Atlético San Isidro) y yo me ponía a llorar. Presentía algo que no me gustaba. Nunca me llevé bien
con ese ambiente, eclesiástico para mí. Era contradictorio con los colegios hippies a los que fui, la Escuela del Sol y la Escuela del Caminante. Es distinta la cabeza de una nena que fue a la Iglesia y otra que no. ¡Yo no fui a la Iglesia!
ELLE Logras incomodar con tus monólogos. ¿Por qué habría que ir a pasarla mal al teatro?
M.P. A mí me gusta que me sorprendan, sentir que no lo puedo creer cuando alguien dice una barbaridad. Si llevas a la gente a un lugar incómodo, es algo nuevo, a lo que noseaniman. Los obliga a reflexionar, ¡aunque no quieran!
ELLE Sos muy guaira cuando hablas de sexo. ¿El tema te importa mucho, poquito o nada?
M.P. Ahora está de moda ser una femme fatal. Por eso digo que no me gusta el sexo, que soy frígida. Algo que una mujer actual jamas diría. Ahora tenés que ser puro sexo. Nadie dice: “Che, qué mal me está yendo en la cama”. A mí me divierte aceptarlo: no soy gauchita. La verdad: ¡¿quién tiene una gran vida sexual?!
ELLE Alguna vez dijiste “no hay que alentar a la gente a tener hijos”. ¿Cuáles son los argumentos?
M.P. No logro entender por qué habría que traer más chicos al mundo. No me convence. Realmente me parece que se viene el Apocalipsis. No me cierran los tiempos, el dinero y no entiendo cómo se animan. Quizás sea una cuestión de edad. Tal vez a los 37 ya las hiciste todas y tener un pibe es un plan divertidísimo. Calculo que pasará eso. Me da miedo hacerlo porque se debe y no por deseo. Espero que no me pase. Además no quisiera estar preocupada por el cuerpo: ¡el mundo occidental no te prepara mentalmente para esos cambios!
ELLE ¿Cómo es tu relación con el espejo?
M.P. ¡No soy anoréxica de casualidad! Me fijo mucho en mi apariencia. Soy un poco obsesiva con mi cuerpo pero, por suerte, puedo reírme de esa parte vanidosa. Trato de blanquear lo que me da pudor y hacer chistes con eso. En la radio o en los monólogos saco todo. Y los videos de La loca… eran lo mismo: ¡me daba mucha vergüenza estar sufriendo por un pibe!
ELLE ¿Qué consejos darías para animarse al pelo corto?
M.P. Yo lo hice para sobrevivir a los problemas que tengo. 1. Soy cabezona. 2. Soy petisa. Si me lo dejo crecer estoy segura de que todo eso empeora. No me queda opción. Con el pelo largo siento muy normal. ¡Y no
está bueno ser normal! Es aburridísimo. Cuando veo a alguien vestido de forma muy clásica, pienso: ¡¿Cómo hace?l Como mi amiga Carla, que se va a casar, es abogada, e intenta ser normal. Es muy gracioso ver su lucha. Está completamente loca, pero intenta ser normal.
ELLE Pasaste de YouTube a trabajar con los ganadores del Oscar…
M.P. Es surrealista. Yo era fanática de Francella. A mi primer auto, a los 17, lo apodábamos “Francellita”. Salíamos todos los fines de semana. Cuando mis amigas se enteraron que habia quedado en la serie no lo podían creer. Algún día les voy a contar a los nietos de ellas que lo besé en una escena.
ELLE ¿Te pones nerviosa en el estudio de grabación?
M.P. Trato de no pensar. La primera vez estaba relajada, no sé por qué, como en una nebulosa. Pero me pasó que un día lo vi a Campanella y de repente me di cuenta de todo: “¡Ahí ¡Es cierto!” A partir de ahi me puse nerviosa.
ELLE ¿Cómo es jugar a la profesora de secundario?
M.P. Es buenísimo, porque yo me siento realmente una adolescente, entonces entre escena y escena hablo con mis alumnitos de 16 como si fueran mis amigos. Llego y les digo: “¿Qué onda, qué cuentan?”¡Y los productores se burlan de mí!
ELLE No te asumías actriz, pero cuando llamó Campanella te convertiste de golpe. ¿Ahora qué viene?
M.P. Es difícil. Actuar es arriesgado. Se evidencia el egocentrismo. Si sos actor, querés que la gente te vea. Me divierte la comedia, los personajes graciosos, hacer de mí misma. En El hombre… me cuesta dejar de poner caras, verme con perlitas y camisas floreadas con voladitos. Me gusta escribir y mostrar distintos tipos de chicas. Creo que el tipo de mina que representa La loca… no está en la tele. Me encantaría escribir una serie y actuarla. ¡No me interesa hacer de Evita! ¡Me moriría de la vergüenza!
ELLE ¿Cómo sería ese guión que te encantaría?
M.P. Sería sobre las vicisitudes de tres chicas en Buenos Aires. Como una versión pobre de Sex & the City. Me parece que del “mundo chica” hay un montón de cosas que se pueden contar y no se hace. En la televisión argentina ¡hay muy poca borrachera!
ELLE ¿Con quiénes lo protagonizarías?
M.P. Hicimos un piloto para FOX con Anita Pauls y Violeta Urtizberea. Son muy graciosas, frescas y reales. Es una serie bastante zarpada. Aunque depende de cómo lo mires. En El Puntero se insultan todo el tiempo. Tres tipos de la villa pueden decir barbaridades, pero tres chicas estudiantes, no. ¿Por qué? Nunca lo voy a entender.
ELLE Te mencionan como referente de una generación y de un nuevo tipo de lenguaje…
M.P. En principio, no me siento así. Aunque es cierto que sin Internet no hubiera hecho nada. Estudiaba Letras pero no me divertía escribir y dejarlo en un cajón. Quería que lo viera alguien. Tener un blog me dio esa posibilidad. Cuando alguien me leía en la facultad me daba mucha emoción. A partir de ahí la usé para todo, en todas sus formas, y lo voy a seguir haciendo. En ese sentido me hago cargo, quizá soy un referente en el “mundo Web”.
ELLE ¿Cuánto hay de real en tu vida virtual?
M.P. Bastante. Pensamos que somos especiales, únicos y, en realidad, a todos nos pasa lo mismo. Entonces no me da vergüenza lo que digo porque creo que un montón de minas van a pensar: “Sí, es verdad”. Todos escribimos desde lugares reales y en el momento en que le diste forma de novela, de tweet o de largometraje, deja de serlo. Cualquier escritor cuando arma un personaje piensa en alguien o en muchos, tiene que ser así para que sea creíble.
ELLE ¿Queda algo que le ponga colorada? M.P. La primera relación sexual con un pibe. Desnudarme, ver mis tetitas… ¡es muy incómodo!
ELLE ¿Cuáles son las ventajas y desventajas de reírte de vos misma?
M.P. No tiene desventaja. La vida es más llevadera. Les quitas peso a los problemas. Yo estoy preocupada por la estética y le tengo miedo a la vejez. Hago chistes con eso porque, si no me tendría que matar antes de envejecer. Si me visto como hombre es para acostumbrarme desde ahora a ser fea, ¡eje. Así, cuando llegue a vieja ya estoy acostumbrada a que no me miren.
ELLE ¡Qué cruel! Malena, La loca… cambió tu vida. Ese ex novio que lo motivó, ¿es El hombre de tu vida?
M.P. No, por supuesto que no. Muchos dicen que tendría que estar agradecida con él. Pero cuando una se enamora o sufre con locura, siempre es mérito propio. El otro es una circunstancia. Después, volvés a mirar al chabón y te preguntas: “¡¿Por qué?!” También puede pasar al revés: “¿Por qué este pibe se enganchó tanto conmigo?” Yo me enamoré muchísimo, no sé bien por qué; y sufrí como una loca, tampoco sé bien por qué. Tiene que ver con mi dramatismo absoluto. Me hubiese pasado con ese chico o con cualquier otro. Lo traigo de nacimiento.
REVISTA ELLE