19 May La nueva forma de ningunear al otro ahora se llama phubbing
Por Débora Slotnisky
¿Quién no se sintió ninguneado ante un interlocutor que, en lugar de escuchar lo que decimos, se la pasa mirando su celular? Esta situación se ha vuelto tan habitual que tiene un nombre: phubbing, del inglés phoney snubbing (ignorar al otro).
El australiano Alex Haigh, de 23 años, lanzó hace un año la campaña mundial para erradicar el phubbing con propuestas plasmadas en www.stopphubbing.com. Se propone inspirar momentos de desconexión respecto del celular y que las personas se relacionen sin interrupciones. “El phubbing se ha extendido a lo largo del planeta, y no puedo dejar de imaginar a las parejas del futuro sentadas en silencio, donde las relaciones entre amigos estén basadas en actualizaciones de estado. Algo debe hacerse al respecto, y debe hacerse ahora. Por eso, el objetivo principal de la campaña es iniciar el debate en torno de cómo usamos los teléfonos móviles”, explica a La Nación este joven que vive en Melbourne.
Para participar de esta campaña hay que ingresar al sitio, votar qué opinamos sobre el phubbing y luego descargar una serie de pósters para colocar tanto en el hogar como en lugares públicos, en los que se invita a las personas a apagar su teléfono. “Los que piensan que el asunto del phubbing se está saliendo de control tienen acá la oportunidad de hacer algo para detener a los phubbers”, dice Haigh, y agrega que esta movida no tiene una fecha de finalización.
Hasta ahora han votado más de 32.000 personas y el 81% está en contra del phubbing. En el sitio también seofrece una carta que los usuarios pueden enviar a sus amigos phubbers, y permite subir fotos de ellos ninguneando a terceros al usar su smartphone. Hay pósters para que los dueños de restaurantes impriman y peguen en sus salones, y hasta tarjetas para poner en fiestas de casamiento.
Planteada la problemática, según Guillermo Ribon, profesor de la licenciatura en Psicología de la Universidad Argentina de la Empresa, “no distingue ni edad ni género, sino que alcanza a toda la población en general. En una reunión de trabajo uno podría invitar a los participantes a chequear sus teléfonos antes de comenzar y a la hora realizar un break, así podemos aprovechar bien el tiempo sin interrupciones. En un encuentro de a dos -continúa Ribon- uno podría hacerlo de la siguiente manera: ¿Querés que nos tomemos unos minutos para revisar nuestros teléfonos y después seguimos con lo nuestro?’
Anticipándose al fenómeno, en el restaurante del Jockey Club de la ciudad de Buenos Aires no se permite el uso de celulares a los comensales desde hace unos 5 años. ‘Tomamos esta medida para evitar las molestias ocasionadas en el comedor por el ruido de las llamadas y de las personas hablandocon terceros”, explica a La Nación Evaristo Spallanzani, gerentede interior del club.Esta medida se informa mediante carteles y los comensales suelen apagar el teléfono o ponerlo en vibrador; en caso de tener que efectuar una llamada se retiran del salón. “Si bien esta medida no impide que la gente use su teléfono para mensajearse o en las redes sociales, la realidad es que todos se inclinan por no utilizar sus móviles cuando están acá”, explica.
Haigh concluye lamentándose de esta paradoja, según la cual “si bien los teléfonos son vistos como herramientas de conexión, muchas veces son la causa de la desconexión”. Ribon reflexiona: “Este fenómeno forma parte de nuestra nueva realidad y que ha llegado para quedarse. Si bien es algo muy reciente que no nos permite sacar conclusiones definitivas, es probable que en el futuro la experiencia se instale y se normalice como ha ocurrido con la mayoría de los casos planteados a partir del desarrollo de los avances tecnológicos”.
LA NACION