¿Vender en mayo y salir corriendo? La historia muestra que la creencia de Wall Street no es sólo superstición

¿Vender en mayo y salir corriendo? La historia muestra que la creencia de Wall Street no es sólo superstición

Por estos días el mercado toma especial atención en las estadísticas mientras los inversores se preguntan una vez más si este año deberían honrar una de las reglas más viejas de Wall Street: sell in May and go away (vender en mayo y salir del mercado). Históricamente, los inversores venden sus tenencias de acciones en mayo y vuelven al mercado de renta variable en noviembre para evitar el período típicamente volátil y de bajo rendimiento de las acciones durante estos seis meses.
Aunque algunos no lo crean, a diferencia de muchos mitos de Wall Street, esta estrategia está sustentada por los datos. De acuerdo al sitio de noticias CNBC, durante un año calendario la performance del S&P 500 -el índice bursátil que agrupa a las 500 empresas más grandes del mundo – puede dividirse en dos períodos muy marcados. Desde noviembre hasta abril existe una suerte de “época buena” de ganancias mientras que los meses que le siguen desde mayo hasta octubre forman parte de la “época mala”. Es que desde 1978, el S&P 500 subió un promedio de 1,3% cada mes durante la época buena, mientras que sólo tuvo ganancias de 0,3% en promedio, durante la época mala.
El mismo ejercicio histórico aplicado al Dow Jones también demuestra que la regla se cumple. Desde que el índice fue creado en 1986, el mercado sumó 5,4% por año durante la época buena mientras que sólo generó ganancias en orden del 2% durante la época mala. Esta diferencia de 3,4% en el rendimiento promedio es estadísticamente significativa.
Aunque no existe una fundamentación específica que explique por qué se da este factor estacional, los volúmenes de negocios más bajos que se dan durante las vacaciones de verano y el incremento de las inversiones en los meses de invierno se citan como razones contributivas para explicar la volatilidad del mercado. Lo cierto es que este fenómeno afecta a la psicología de los inversores y cómo éstos configuran su presupuesto en relación al riesgo. Según explicó Mark Dow, de Behavioral Macro, a CNBC, a principios de cada año, los inversores tienden a ser más optimistas porque están poniendo su dinero a trabajar y si el entorno macroeconómico acompaña, el dinero fluirá generando cada vez más ganancias. “Sin embargo, en algún momento nos tomamos las cosas demasiado lejos y todo el entusiasmo se da vuelta. Y eso suele pasa entre mayo y junio”, remarcó Dow.
Vale aclarar que la práctica puede ser muy diferente a las teoría, por lo que existen limitaciones a la aplicación de esta estrategia. Por ejemplo, en 2013, el S&P 500 repuntó 10% desde fines de abril hasta principios de noviembre. Incluso algunos expertos predicen que este año, luego de un invierno duro habrá un verano exitoso.
EL CRONISTA