El futuro del trabajo

El futuro del trabajo

Por Horacio Melendez
Hace ya algunos años, Peter Drucker sostenía que el futuro estaría signado por la sociedad del conocimiento y que sus miembros serían obreros del conocimiento. La actualidad está teñida por aquella premonición. El conocimiento, a través de su evolución y socialización, es la nota distintiva de estos tiempos. Circula, como lo hace el capital, sin que las personas tengan que movilizarse para obtenerlo.
Otro factor actual de influencia es la complejidad creciente y el factor velocidad de los cambios. La tecnología, una de las formas del conocimiento, a través de la irrupción del mundo digital, comenzó a crecer en forma exponencial. Y su convergencia está afectando todo el paisaje económico y social.
El mundo de los negocios y de la empresa se ve afectado por las cuestiones descriptas. El stock de conocimiento disponible es esta área se encuentra jaqueado por el evolucionismo del conocimiento. La formación de los managers está influenciada por el modelo industrial de la segunda mitad del Siglo XX, un modelo que ha muerto. Hoy, la empresa es muy diferente.
La conectividad, producto de Internet y las redes, hace que todo sea cada vez más transparente. Así, uno tras otro, caen los paradigmas en el mundo de las organizaciones. Si repasamos algunas cuestiones tecnológicas, se puede observar cómo caen los paradigmas de la eficiencia, de la escala, del cliente con necesidades insatisfechas y el de la segmentación por producto.
La tecnología hace su trabajo sin pausa. Hoy se está hablando de robótica, impresión 3D, inteligencia artificial, cloud computing, big data analytics, nanotecnología, Internet de las cosas (IoT), additive manufacturing e Internet Industrial.
Como secuela de los cambios, en la empresa se observa que: a) desaparecen los sectores industriales claramente definidos, b) el costo de producción a mediano plazo será irrelevante frente al costo del conocimiento, c) los beneficios de la escala desparecen rápidamente porque el costo unitario de producción se independiza del volumen, d) los costos de producción tendrán una mayoría de componentes con costos variables, e) el pensamiento estratégico reemplaza la ineficacia del planeamiento estratégico tradicional, f) la utilidad contable deja de aparecer como una unidad de medida confiable, g) las ventajas competitivas ya no son sostenibles en el tiempo, h) las supply chain son cada vez más colaborativas, integradas y globales, i) la concepción de valor en los consumidores cambia en forma vertiginosa, j) el planeamiento a largo plazo no es algo posible, k) las empresas ya no segmentan por productos sino por necesidades y l) por efecto de la globalización muy pocas cosas son puramente locales.
Una cuestión central es el futuro del trabajo y la gente. La productividad en países centrales sigue creciendo, aunque el empleo no aumenta. En los países emergentes, la brecha de conocimiento se sigue ampliando y reduciendo las posibilidades laborales.
Frente a la irreversibilidad de estos hechos se hace necesario el replanteo del business mind-set de las empresas. Elaborar un nuevo mind-set significa adoptar un nuevo modelo mental o marco conceptual que permita interpretar los hechos de la realidad, abandonando la lógica dominante que impera en la organizaciones y las blindan frente a los cambios, caso contrario quedarán perdidas en la ambigüedad y la incertidumbre.
La preocupación del management se debe centrar en temas como el cambio, la innovación, el manejo y retención del talento, las decisiones sobre creación de valor y, sobre todo, tener puesta la mirada en el mediano plazo a través de un ejercicio activo del pensamiento estratégico, manteniéndose flexible, porque sin dudas el mundo sigue andando mientras se intentan cumplir los planes que se hicieron hace bastante tiempo y para otra realidad.
Se suponía que la ventaja competitiva era producto del sistema de actividades, los recursos y las capacidades existentes, esto es cierto en parte, pero la realidad es que aquellos factores se ven condicionados por dos elementos a considerar: el ciclo del negocio (por cuanto tiempo habrá negocio) y la dinámica de cambio interno para adaptarse a nuevas realidades.
Hoy, lo que está afuera de la empresa vale más que lo que está adentro: la marca, el conocimiento del consumidor, el manejo de canales o sus redes de valor. Por eso nos atrevemos a señalar que en el futuro las decisiones sobre el modelo de negocio serán cruciales para competir.
La propiedad de los medios de producción deja de ser relevante en aras de mantener la flexibilidad frente al cambio. El valor no está en la cosa sino en el usufructo de la cosa. Hay que atreverse a transformar lo fijo en variable. Hoy son más importantes los flujos que los stocks, el margen y la generación de efectivo que la utilidad contable. Por eso, el management actual debe redefinir la empresa en función del valor que aporta cada una de las funciones a la propuesta de valor global de la empresa ofrecida a sus clientes.
La reflexión final es que hay cosas que permanecen inalterables y otras cambiarán fundamentalmente, el secreto es saber cual es cual. No por ello se debe olvidar que mantener el foco es un tema clave en los negocios y siempre se debe jugar el juego propio ya que un perdedor es el que juega el juego de otro. Como dijera alguien alguna vez: en este negocio, el negocio es el negocio.
EL CRONISTA