Al ritmo del hip-hop combatía la droga

Al ritmo del hip-hop combatía la droga

Por Germán de los Santos
Con la caída de la tarde, en una plaza enclavada en el corazón de Empalme Granero, empiezan a resonar melodías pegadizas con letras ásperas, que retratan lo que pasa a unos metros de allí, en la espesura de un barrio donde el 11 de febrero pasado mataron a Ariel Ávila, conocido como Chucky, uno de los integrantes del grupo La Técnica de Hip Hop.
Oscar Bravo, líder de la banda, decidió por las suyas organizar un recital para pedir justicia y recordar a su amigo de 21 años que fue acribillado en la puerta de un búnker, que estaba a unos 30 metros de donde está montado el escenario. “Es la forma de luchar contra estos asesinos, con la música que hacemos, que describe cómo vivimos y cómo morimos en este barrio”, cuenta Bravo a LA NACION, mientras un grupo de prefectos vigila y se resguarda del sol al otro lado de la calle. “Nosotros le insistimos a la gente del lugar que tenía que venir al recital porque es la forma de resistir el avance de la violencia, no sólo de los que venden droga sino también de la policía”, explica Bravo, vestido con unos pantalones anchos y una gorra blanca con visera, que es la que usa siempre para actuar “en los barrios bajos”, como califica a Las Flores y La Tablada, donde el hip hop penetró con fuerza y genera cierta identidad en los jóvenes por sus letras hiperrealistas.
En una pared de la esquina las pintadas y los grafitis recuerdan a Chucky. “Llueve cuando se va un pibe bueno”, dice uno escrito con letras azul y amarillas, que resalta en la pared de un local abandonado en Campbell y Génova. En la plaza donde está el escenario suelen llegar alguna de las estaciones del Vía Crucis del Viernes Santo o los festejos del Día del Niño organizados por algún templo evangélico. “Pero esta vez la ceremonia tiene otro ritmo”, apunta Oscar.
Está fresca en la memoria el crimen de Ariel Ávila, que recibió siete balazos en la puerta de un pasillo donde funcionaba un quiosco de cocaína. Él vivía enfrente. La casa de los vendedores de droga fue incendiada por los propios vecinos y amigos de Chucky, y los soldaditos desaparecieron. “Vuelven cada tanto y merodean para ver si pueden volver a vender”, cuenta un vecino.
“El barrio está peligroso y no hay salida, porque muere más gente cada día. La droga avanza con el sida”, cantaba Ávila junto con Oscar Bravo, quienes encabezaban el grupo La Técnica del Hip Hop (THH). La banda nació en 2008 en la escuela técnica Nº 660 Laureana Ferrari de Olazábal, en Génova al 3200, donde el profesor de música Lisandro Rodríguez Rossi canalizó el interés de los chicos de 2º y 3º año por el rap.
Antes de que lo mataran, Ariel había terminado la letra de un tema nuevo que le había puesto de título “La profecía”. Y Oscar Bravo registró otra parte de una canción, que debía completar Ariel, pero el miércoles 11 de febrero su vida se apagó con tiros. Su compañero de hip hop cree que el recital “va a servir para que haya justicia por el crimen” de su amigo. No hay ningún detenido ni tampoco demasiadas pistas de los homicidas.
LA NACION