30 Apr Las fantasías de los pagos bancarios se hacen realidad
Por Edward Luce
Imaginemos poder enviar dinero a la cuenta bancaria de una persona cuando lo único que tenemos es su número de teléfono móvil. O depositar un cheque con sólo tomarle una fotografía y enviarla por correo electrónico al banco. ¿Qué tal un servicio que analiza nuestros hábitos de consumo para ofrecernos descuentos en nuestras compras más frecuentes?
Éstos no son castillos en el aire. Se están convirtiendo rápidamente en realidad. En el Reino Unido este año, la “Payments Council” (Administración de Pagos) y los bancos principales lanzarán un nuevo servicio que permitirá que los usuarios de teléfonos inteligentes puedan hacer pagos a amistades o pequeñas empresas a través de mensajes de texto sin conocer los detalles de sus cuentas.
En EEUU, los clientes de Bank of America ya depositan el 9 por ciento de sus cheques enviando por correo electrónico una foto digital. BofA también tiene un acuerdo con 4.000 minoristas para ofrecer millones de dólares en descuentos basados en los patrones de compra de los consumidores.
Para los banqueros, quienes casi diariamente encaran una avalancha de críticas por sus bonificaciones y mala conducta financiera, la promesa de la tecnología es una buena oportunidad para cambiar la atención y enfocarla en algo positivo.
Los bancos han sobrevivido su crisis existencial, provocada por la caída de Lehman Brothers, pero ahora se enfrentan a un modelo de negocio en crisis: sus ingresos se han estancado, sus costos están aumentando en relación a los ingresos, y sus rendimientos están en su mayoría por debajo de su costo de capital.
Los cambios en el comportamiento del consumidor están forzando cambios a su vez. Cada vez menos personas visitan las sucursales bancarias. El uso de las sucursales se redujo en casi un tercio entre 2009 y 2012, mientras que las transacciones de banca por Internet se incrementaron en un tercio, según una investigación de los consultores Simon- Kucher.
En respuesta, los bancos están cerrando sucursales y experimentando con diferentes formatos. Éstos ya incluyen pequeños kioscos dentro de los supermercados y sucursales sin personal que ofrecen pantallas táctiles y vínculos de vídeo con representantes de servicio al cliente. Las sucursales de alta tecnología de Citigroup en gran parte de Asia se parecen a las tiendas de Apple.
Todavía habrán sucursales bancarias, pero sólo menos. De hecho, algunas sucursales – en ciudades como Londres, Nueva York y Hong Kong – serán probablemente más grandes y tendrán más personal para atender a clientes más pudientes que prefieren hablar con un gerente. Por supuesto, nada de esto es barato. KPMG estima que la inversión en banca en línea en EEUU aumentará en un 6 por ciento a casi $11 mil millones en dos años.
BBVA de España es considerado un pionero en tecnología y gasta más de 1 mil millones al año en TI, incluyendo la creación de una instalación “in house” de almacenamiento en nube para datos del cliente.
En efecto, aprovechar el poder de la nube para almacenar y analizar los datos de los clientes de forma barata y rápida es el siguiente paso obvio para los bancos. Por ejemplo, podrían utilizar la nube para asociarse con terceros, y enviar a sus clientes mensajes publicitarios altamente dirigidos, en base a sus patrones de gasto. Esto podría incluir sugerirle a un cliente que su factura de teléfono móvil o de gas es demasiado alta y enviarle la oferta de un rival más barato.
“Todo banco con quien hables quiere ser Amazon”, dice David Sayer, jefe global de banca minorista en KPMG.
En Hong Kong, Citigroup se ha asociado con el grupo Hutchison de Li Ka -shing para ofrecerles a los clientes del minorista un servicio de pago por teléfono celular con descuentos personalizados basados en sus patrones de gasto.
La tecnología es para los bancos, sin embargo, tanto un desafío como una oportunidad.
Muchos tienen sistemas de TI que datan de los años 1960 y 1970, propensos a problemas y costosos de mantener. Como la gente revisa sus cuentas con más regularidad por medio de tabletas y teléfonos inteligentes, esto suma a las demandas que se le hacen a estas infraestructuras tradicionales.
Mientras tanto, “start-ups” como la plataforma de préstamos “de igual a igual” Lending Club y el proveedor de pagos móviles Square, están creciendo rápidamente y acaparando participación en el mercado.
El uso por parte de los bancos de nuevas tecnologías también plantea preocupaciones sobre la delincuencia cibernética, la privacidad en línea y la vigilancia de Internet por el Estado – factores que podrían provocar una reacción abrupta de los clientes y reguladores. Jonathan Larsen, director de la banca minorista global de Citigroup, dice: “El uso de la palabra ‘nube’ para cualquier regulador es como agitar un trapo rojo ante un toro”.
Sin embargo, el mayor riesgo para los bancos es la complacencia. Un alto ejecutivo de un gran banco recientemente menospreció el reto, diciendo: ¿”Por qué querrían Amazon o Google ser un banco y verse regulados como tales”?
De hecho, eBay ya cuenta con una licencia bancaria a través de su filial PayPal. Si empresas de la talla de Google deciden que hay valor potencial en los datos de los clientes bancarios, hay poco que se pueda hacer para evitar que hagan algo similar. Dada la impopularidad de los bancos y su débil historial de innovación, éstos no deberían tomar esta amenaza a la ligera.
EL CRONISTA