10 Mar Darán a conocer nuevas guías para prevenir el cáncer colorrectal
Por Fabiola Czubaj
Tomar la decisión de realizarse una colonoscopia no es fácil, pero las evidencias clínicas en el mundo -y nuestro país no es la excepción- demuestran que a partir de cierta edad es clave para detectar precozmente cualquier lesión a lo largo del intestino grueso que con el tiempo se pueda transformar en un tumor.
Por eso doce sociedades científicas locales, convocadas por la Academia Nacional de Medicina (ANM), elaboraron nuevas guías para la prevención y detección temprana del cáncer colorrectal, que provoca 6500 muertes anuales o 18 por día.
“Estas recomendaciones dan racionalidad a un plan de prevención de la enfermedad entre los pacientes de cada médico. Hoy se ve mucha anarquía en la periodicidad y en el tipo de estudio que se utiliza. Cada profesional recomienda lo que cree mejor, según su buen saber y entender. Y con estas guías, con las mejores evidencias disponibles en el mundo, se establecen criterios para una prevención racional”, indicó el doctor Gonzalo Rubio, secretario científico del Instituto de Estudios Oncológicos Fundación Maissa (IEO), que convocó a las entidades autoras de las guías.
El punto de partida en ese camino de controles es a los 50 años para hombres y mujeres sin síntomas ni antecedentes familiares (en primer grado) de la enfermedad. En cambio, para los hijos o hermanos de personas que desarrollaron el cáncer, el control debe comenzar a los 40 o diez años antes de la edad en la que ese familiar tuvo la enfermedad.
“Pero si tuvo alguna enfermedad como la poliposis adenomatosa familiar, por ejemplo, el primer control en los hijos se hace desde los 10-12 años de edad. En otras enfermedades, como el síndrome de Lynch, los controles se comienzan a los 20-25 años -precisó el doctor Jorge Dávolos, ex presidente de la Federación Argentina de Asociaciones de Endoscopia Digestiva-. Hay otro grupo, que es el de las personas con enfermedades inflamatorias del intestino grueso, como la colitis ulcerosa inespecífica o la enfermedad de Crohn, que se hacen controles a partir del año de inicio de la enfermedad con biopsias seriadas para detectar alteraciones que puedan causar cáncer más adelante.”
En esta detección precoz, no se buscan sólo tumores, sino pólipos, que son crecimientos sobre la mucosa del colon o el recto. Esas lesiones pueden transformarse en tumores.
“Estas guías son un llamado de atención para que la población sepa que a partir de los 50, sin síntomas ni factores de riesgo, hay que hacerse un estudio de control y, si se encuentra alguna lesión, hacer un diagnóstico precoz para no tener que operar un cáncer”, dijo la doctora Karina Collia, de la Sociedad Argentina de Coloproctología.
Una buena noticia
La buena noticia para los más temerosos es que los chequeos preventivos no están limitados a la colonoscopia convencional, una exploración del intestino grueso hasta el ciego mediante un tubo flexible y una cámara en el extremo para visualizar el estado de salud del colon. Las guías aceptan otros cuatro métodos de pesquisa.
Además de la colonoscopia, que debe repetirse cada diez años y es el examen de elección, se puede utilizar también el test de sangre oculta en materia fecal, que es de realización anual. Los otros tres estudios posibles deben repetirse cada cinco años y son la rectosigmoideoscopia flexible (exploración de la parte inferior del intestino grueso y el recto con un sigmoideoscopio), la colonoscopia virtual (estudio por imágenes tridimensionales y menos invasivo que la colonoscopia) y el control del colon por enema de doble contraste.
El tacto rectal, según las guías, no sirve como método de detección y debe utilizarse sólo como un complemento de todo examen colorrectal de buena calidad.
La colonoscopia es el método de primera elección justamente porque es diagnóstico y terapéutico, ya que si se encuentra alguna lesión en el colon, se puede extirpar en el mismo procedimiento. Aunque ningún método es 100% fiable, las guías señalan que la sensibilidad de la colonoscopia convencional es del 98% cuando los pólipos tienen más de 10 mm y del 97% para los crecimientos de 5 a 10mm.
“Hoy, el endoscopista tiene que remover toda lesión que encuentre sin importar el tamaño y la forma -precisó Dávolos-. Y hay que enviarla completa al patólogo, salvo cuando sea tan grande y manifiesta que bastará con enviar un pedacito para confirmar patológicamente su observación al momento de la colonoscopia.”
En esos casos, las guías recomiendan continuar los controles con la colonoscopía con distintos intervalos, según el tipo de lesión y el procedimiento de vigilancia utilizado. En cambio, si no se encuentra ningún signo sospechoso, se programa el siguiente control según el método utilizado. La finalización de los controles preventivos en la población sana y sin síntomas es a los 75 años, debido a que una lesión demora unos diez años en transformarse en cáncer.
“Es muy difícil en un país tan extenso y con tantas diferencias en la disponibilidad y el acceso a los recursos de salud hacer una campaña nacional de prevención del cáncer colorrectal. Con estas guías queremos lograr que cada médico haga su pequeña campaña de prevención entre sus pacientes”, dijo el doctor Alfredo Speroni, secretario técnico del IEO-ANM.
El documento, que se presentará formalmente el próximo miércoles, a las 19, en la ANM, estará disponible online en el sitio de cada entidad firmante: además de las ya nombradas, la Academia Argentina de cirugía, la Asociación Argentina de Cirugía, la Asociación Argentina de Oncología Clínica, la Asociación Médica Argentina, Endoscopistas Digestivos de Buenos Aires, la Federación Argentina de Gastroenterología y las sociedades argentinas de Gastroenterología, Cancerología, Patología y Radiología.
LA NACION