06 Mar No hay evidencias de la utilidad de las plataformas vibratorias
Por Gina Kolata
La idea parece un tanto ridícula. Otro truco en el mundo del ejercicio físico para llamar la atención. Párese durante unos minutos sobre una plataforma que vibra, bájese y levante unas pesas, haga un sprint corto o intente saltar. Se supone que podrá levantar más peso, correr más rápido y saltar más alto.
Pero quizá no sea algo tan ridículo, según los expertos en fisiología del ejercicio. Aunque aún desconocen por qué esas vibraciones deberían dar algún resultado, los especialistas aseguran que podrían mejorar levemente el rendimiento físico a los pocos minutos de bajar de la plataforma.
El problema es que hay poco consenso sobre cuál debería ser la velocidad de esas vibraciones o en qué dirección deberían vibrar las plataformas. Algunos estudios no hallaron efecto alguno en esas vibraciones. También está la duda sobre qué efecto tienen las vibraciones en los músculos y los nervios.
“Es realmente interesante y una gran cantidad de las pruebas respaldaría la existencia de algún efecto -dijo Lee Brown, director del Centro para el Rendimiento Deportivo de la Universidad del Estado de California, Fullerton-. Pero aún estamos tratando de descifrar el mecanismo.”
Varias empresas están fabricando las plataformas vibratorias, que se utilizan en los gimnasios y en la preparación de algunos atletas. De hecho, la empresa Wave asegura que los equipos de esquí y de snowboard de los Estados Unidos utilizaron sus plataformas para entrenarse antes de las Olimpíadas de invierno del año pasado.
Pero los expertos son cautelosos. Para William J. Kraemer, profesor de kinesiología de la Universidad de Connecticut y editor de la revista The Journal of Strength & Conditioning Research, es “otra herramienta” para la preparación atlética. Pero agregó que existen otros métodos que permiten obtener los mismos o mejores resultados. “Cuando las empresas quieren vender algo, aseguran que con una herramienta se puede hacer todo”, agregó.
Los expertos que probaron las plataformas las describieron de distinta manera. La sensación es similar a usar un martillo mecánico, opinó Hugh Lamont, especialista en biomecánica del deporte de la Universidad Estatal de Tennessee Oriental. La mayoría de las plataformas vibratorias funcionan a no más de 50 veces por segundo y la sensación, indicó Lamont, es como viajar en el asiento ubicado sobre las ruedas del colectivo.
Otros aseguran que las vibraciones son similares a la sensación en las piernas y los pies al esquiar colina abajo. Jeffrey M. McBride, profesor asociado de biomecánica y director del laboratorio neuromuscular de la Universidad Estatal de los Apalaches, de Boone, Carolina del Norte, dijo: “Se siente cómo se contraen los músculos. Causa fatiga”.
Pero si existe algún efecto los investigadores sostienen que es pasajero. “Desaparece rápidamente -aseguró Brown-. Y no estamos hablando de usar la plataforma para poder jugar un partido de fútbol de 90 minutos. Un sprint y el efecto habrá desaparecido cuando quedan 89 minutos de partido.” Pero opinó que podría marcar una diferencia si un jugador pateará un penal o deberá golpear la pelota con un bate de béisbol.
Los expertos coinciden en que sólo pueden adivinar por qué las vibraciones mejorarían el rendimiento. La principal hipótesis sostiene que, de alguna manera, la plataforma imita el efecto de hacer un ejercicio fácil después de uno más difícil, una técnica sencilla que se utiliza desde hace años.
“Si una persona levanta un objeto pesado y luego algo mucho más liviano, podrá lanzar más lejos el peso más liviano”, explicó Lamont. O si quiere saltar más alto, continuó, se realiza primero un ejercicio con peso para lograr una contracción isométrica de los músculos de las piernas. Luego, el atleta saltará más alto.
Pero ¿son útiles las vibraciones? ¿Por qué no realizar los ejercicios habituales de calentamiento o las contracciones isométricas antes de saltar? ¿O por qué no combinar todo y hacer precalentamiento en una plataforma vibratoria?
Los científicos lo están investigando. En tanto, aconsejan dudar sobre los efectos de las plataformas. “Aún no sabemos mucho (sobre los efectos en el largo plazo) como para indicar su uso”, finalizó Kraemer.
LA NACION