Un hallazgo podría ser un hito en células madre

Un hallazgo podría ser un hito en células madre

Por Nora Bär
En un descubrimiento que muchos califican de “hito”, científicos norteamericanos y japoneses describieron en Nature un método sorprendentemente sencillo para obtener células madre totipotenciales, esas fantásticas entidades de la biología capaces de convertirse en cualquier tejido del organismo: bastó sumergir células de la sangre (linfocitos) de ratón durante 30 minutos en un medio de alta acidez para volver atrás el reloj de la vida y convertirlas en células indiferenciadas como las que se encuentran en las primeras etapas del embrión.
“Es un hallazgo gigantesco -escribe por mail José Cibelli, investigador argentino que trabaja en la Universidad de Michigan y es considerado un pionero en clonación y células madre-, pero desafortunadamente tenemos pocos datos técnicos. Se vio que poniendo las células en un medio ambiente ácido se obtiene la pluripotencialidad, pero no hay idea de por qué esto funciona ni cómo.”
En los primeros días después de su concepción, el embrión está formado por un manojo de células que pueden desarrollar los 220 tejidos del organismo. Se cree que estas células madre embrionarias tienen la capacidad potencial de reparar tejidos u órganos dañados, pero la necesidad de destruir el embrión para obtenerlas generó una gran controversia ética.
Por eso, cuando, en 2006, Shinya Yamanaka, de la Universidad de Tokio, descubrió que bastaba introducir cuatro genes en células adultas para transformarlas en pluripotenciales, la posibilidad de la medicina regenerativa se volvió más cercana. Tanto que en 2012 recibió el Nobel por sus trabajos.
Apenas un año y medio más tarde, este nuevo hallazgo imprime una velocidad de vértigo a los avances en este campo de investigación. Aunque los científicos advierten que sólo se probó en ratones, y que debe ser replicado por otros equipos, es tal su sencillez que muchos lo consideran “revolucionario”.

INESPERADAMENTE FÁCIL
“Lo sorprendente de este experimento es que puso en práctica un sistema basado en «estresores externos»: no requiere ni transferencia nuclear (insertar el núcleo de un óvulo en una célula adulta) ni transferencia de genes, los dos métodos que se usaban hasta ahora -dice el doctor Gustavo Sevlever, director de investigación y docencia de Fleni e integrante de la comisión asesora en células madre del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva-. Lo que hicieron fue someter las células a un estrés físico, les bajaron el pH y ese fenómeno aparentemente activó los genes de pluripotencialidad (en particular uno llamado Oct-4) y volvió atrás el reloj de las células.”
Si esto se confirma en humanos, bastará una pequeña cantidad de sangre para obtener fácil y rápidamente (en siete días) células madre del propio paciente.
Los científicos de Harvard y del Centro Riken, de Japón, “produjeron un trabajo metodológicamente impecable -subraya Sevlever-, Desde el punto de vista potencial es fascinante, pero hay que esperar que otros equipos lo reproduzcan y valorar cuál es su importancia clínica, porque en nuestro organismo esto ocurre normalmente. La úlcera gástrica es un tejido muy sometido a la bajada brusca de pH. Sin embargo, ahí no se activan los genes de pluripotencialidad. Los propios investigadores se plantean si es el propio pH bajo o algún otro estresor todavía no identificado lo que pone en marcha el proceso”.
“Queda mucho trabajo por delante -dice Cibelli-; esto podría abrir muchas posibilidades, no sólo para la medicina regenerativa, sino tal vez para entender el origen de la transformación celular que conduce a la formación de tumores.”
Por su parte, el doctor Osvaldo Podhajcer, investigador del Conicet y el Instituto Leloir, advierte que “es difícil establecer a priori el impacto que puede llegar a tener, ya que no está clara su reproducibilidad y no se sabe si las células humanas responden del mismo modo al efecto del estrés”.
Y más adelante agrega: “Es interesante pensar que el cáncer tiene en general pH ácido. Quizás el pH active una serie de cambios que promuevan la activación de genes fetales/embrionarios y entonces la célula cancerosa termine siendo más primitiva que la diferenciada de la cual se originó”.
LA NACION