14 Mar “La mafia china es como los cárteles de droga”, advierte un especialista
La mafia china es como un tren a vapor. En la Argentina, esa locomotora tiene cada vez más fuerza. Por eso, si no hacen algo, en poco tiempo no la van a poder parar.” Robert K. Zee lanza esa advertencia, con un cigarrillo Bendson & Hedges en la mano, de cara a una piscina en un hotel bonaerense. Nacido en los Estados Unidos y descendiente de asiáticos, Zee es uno de los mayores expertos en mafia china a nivel mundial. “Ustedes están como nosotros 20 años atrás. Aún viven la infancia del fenómeno. Cada tanto aparece un chino muerto, pero no hay nadie que relacione los crímenes con la mafia. Hoy, en EE UU existe una división especial de inteligencia donde yo trabajo para combatirla. Esto es como los cárteles de droga, uno nunca termina de desbaratarlos, pero al menos luchamos para mantenerlos a raya.”
Desde hace 25 años, Zee trabaja como detective en el equipo de Inteligencia de Pandillas Asiáticas de la Policía de Nueva York, donde muchos de sus casos parecen salidos de una película de Takeshi Kitano: asesinatos con ametralladoras en restaurantes como represalia por no pagar canon a la mafia, y hasta una orda de pandilleros apodada Born To Kill que entran a un local con machetes y desmiembran a los dueños.
Según Zee, “la mafia funciona así: supongamos que abre un local. En China es costumbre dar regalos como deseo de buena fortuna. El día de la inauguración se acerca un hombre y le trae una planta que cuesta 20 dólares y le dice: ‘Es de la buena fortuna, sale 5 mil dólares’. Y si se niega a pagar le advierte: ‘Veo que no tendrá buena fortuna’. Y así empiezan.”
Zee no sólo es uno de los que más sabe del rubro, además, es uno de los más veteranos. Cuando ingresó en 1987 a la fuerza, sólo había 40 asiáticos en la Policía de Nueva York. Hoy hay más de 700. “Al principio, no nos tenían confianza a los asiáticos –admite–, pero luego se dieron cuenta de cómo nos necesitaban.”
Zee llegó a la Argentina como uno de los oradores del VI Congreso Internacional sobre Políticas, Metodologías y Tecnologías aplicadas al crimen organizado, que se realizó el 15 y 16 de noviembre, en la Universidad Católica. “La mejor forma de derrotar a la mafia china es indagando su parte financiera”, aclara el experto. “Las bandas quieren hacerse legítimas y abren un negocio. Pero es sólo una fachada porque el verdadero negocio sigue llegando de la mafia”, explica. “Cuando uno se fija en los ingresos descubre que muchos comercios, aún cuando dan pérdida, siguen abiertos. Y tirando de los hilos descubrimos que la mafia está detrás del local.”
–¿Cuál es la diferencia con la mafia rusa o la Cosa Nostra?
–La diferencia es cultural. Por ejemplo, en China la policía es muy corrupta. La gente le tiene miedo. Y si van a comer a un restaurante, por temor, nunca se les cobra. Esto se traslada a otros países. En EE UU, ningún chino habla con la policía. Es difícil de convencerlos que es distinto a su país. Para que hablen con nosotros, les ofrecemos traer a su familia al país. Le damos protección y ciudadanía, a cambio de información.
–¿Y qué es lo más nuevo que ven dentro del accionar de la mafia?
–Cada vez más vemos gente que viaja a EE UU porque su familia contrajo una deuda en China. Y vienen a trabajar gratis para pagar esa deuda. Si no lo hacen, la mafia mata a su familia. Y viven en condiciones casi de esclavitud. Es por eso que muchos negocios de la mafia funcionan con 40 empleados y prácticamente no pagan ningún sueldo.
–¿Qué debería hacer la Policía Federal para prevenir su expansión aquí?
–Tiene que crear una unidad especializada. Lo ideal es reclutar policías descendientes de asiáticos. Lo más importante es sumar gente que entienda su cultura y hable el idioma. En los EE UU, cuando un chino mata a otro, al día siguiente se va del país por miedo a la justicia. Acá en la Argentina, siguen con su vida. No tienen miedo. Y eso es peligroso.
TIEMPO ARGENTINO