“Mi camino estaba escrito y lo seguí”

“Mi camino estaba escrito y lo seguí”

–¿De qué trabajaste antes de dedicarte a la música?
–Hice un montón de cosas. Soy el típico tipo que hacía de todo porque no sabía qué hacer. Varios años laburé con mi viejo en la panadería que tenía cuando vivíamos en Maipú, provincia de Buenos Aires. Trabajé en locales de ropa, vendí pasajes e hice changas de plomero. Lo único que me gustaba y me hacía sentir bien era vivir entre la música. Siempre esta intentando ir a ensayar o ver un amigo que tocaba. Era lo que más me seducía. Y así descubrí, con los años, que no podía ser de otra manera. Mi camino estaba escrito y lo seguí.

–¿Que libro te marcó en la vida?
–Siddhartha, de Hermann Hesse. Lo leí de muy chico, a los 14 o 15 años. Fue el primero que me pegó, de esos que sentís que te abren la cabeza y te cuentan un mundo desconocido. Siento que es el que me dio esa curiosidad por lo espiritual. Cuando nos vemos con Guille Bonetto, de Los Cafres, siempre hablamos de Siddhartha, porque le encanta.

–¿Cuál es la importancia del dinero y qué rol cumple en tu vida?
–Para la sociedad, en un mundo tan capitalista, es fundamental para realizar cualquier cosa que tengas ganas. La verdad es que hoy, sin guita y un maldito teléfono, no se puede hacer nada y te sentís atado de pies y manos. Si tenes una idea y no tenés dinero, no podés hacerla, porque nadie te regla nada. Ocurre algo cuando pasás de no tener a ir adquiriendo esa posibilidad de subvencionar con tu trabajo esos deseos que tenemos. Podés ir viviéndolo con tranquilidad y humildad, o te puede invadir una ambición de querer más y más. Depende de cada uno.

–¿Vos como lo vivís?
–Trato de disfrutar lo que tengo y de sacarme las ganas de hacer todo lo que tengo. No me pongo a pensar cuando no tenía, o si alguna vez no tengo de nuevo.

–¿Y en qué gastás?
–Viajar. Si quiero ir a tal lado, me saco el pasaje y me voy. No me quedo con las ganas. Es así. El dinero lo gasto y lo uso, está para eso, para hacer lo que tengo ganas. Invierto en la banda: en instrumentos o en los shows. Como laburo solo, me produzco y trato de hacerlo con el nivel que me siento cómodo y puedo. No quiero arrepentirme en el futuro y decir “¿Por qué no hice tal o cual cosa?”.

–¿Qué es lo que no se negocia en la industria de la música?
–Las canciones. No me importan los tiempos o las tácticas de marketing, lo que vende o no vende. Trato de hacer las canciones que me gustan y sólo canto lo que me hace sentir cómodo, lo que creo. No fuerzo nada y hago lo que tengo ganas. No tengo un jefe que me va a venir a decir “esto sí” o “esto no”. De hecho, haciendo las cosas así no me fue mal, entonces voy a morir con la mía.

–Te gusta viajar. ¿Adónde fuiste?
–Anduve por todos lados. Desde Jamaica a Hawaii, a Estado Unidos o Europa, adonde pude. Mi último viaje fue a Disney: llevé a mi hijo que tiene cuatro años y tenía ganas. Antes anduve por China, que fue muy flashero, y Nepal, otro lugar asombroso. Fui a meditar a Bhután, un lugar intacto del budismo más ancestral. Es un reinado donde entran 40 turistas por mes. Es una experiencia alucinante. Estuve en el templo más viejo del budismo en la faz de la tierra: un monasterio que se llama el Taktsang (o Tigers Nest). Queda a cuatro mil metros sobre el nivel del mar, en el risco de una montaña. Un lugar con una paz increíble. Nos quedamos meditando y pasamos la noche ahí.

–¿A qué lugar todavía no fuiste?
–Me gustaría ir a Israel, Egipto, Marruecos y Lalibela (Etiopía), que tiene unas iglesias talladas en la roca que son de no creer. No me voy a morir antes de recorrerlas.

– ¿Cuál es el sentido de la vida?
–A medida que pasa el tiempo, cada vez me cierra más la idea que venimos a este mundo para asimilar conocimiento, aprender algo, tratar de superar cosas del pasado y poder mejorar para vidas futuras y tratar de no repetir lo que ya pasamos. Es un planeta escuela: venimos para aprender sí o sí. Y y si algún día ya no volvemos es porque aprendimos todo, pero para eso nos falta. Para volverse un alma pura y sin miserias, hacen falta incontables vidas y es muy difícil de lograr porque el ser humano es imperfecto.

–¿Qué pasa después de la muerte?
–No lo puedo ni siquiera imaginar, pero estoy convencido que esto no termina acá. No tendría razón de ser; no tiene caso pasar unos 80 años por un lugar y ya está. No cierra, entonces debe haber algo que es incomprensible para nosotros.

–¿Qué es el amor?
–Es todo. Está en todos lados. Cuando nos olvidamos de eso, comenzamos a equivocarnos y a pelear. El ego nos juega muy en contra a todos. Controlar el ego es una de las cosas más difíciles que puede haber.

–¿Cómo se controla el ego con fama?
–No sé cómo se controla. Yo trato de no involucrarme con cosas que no me interesan. La fama es algo efímero. No pasa nada con la fama, es mentira que te conozcan más o menos, y no te tiene por qué cambiar. Si sos fuerte y no le das bola al amigo del campeón, está todo bien. Si creés que inventaste algo, ahí tenes un problema grave.
TIEMPO ARGENTINO