14 Feb Un “hippie” entre la trova, el rock y la política
El músico cubano Santiago Feliú, uno de los grandes de la Nueva Trova Cubana a la que le dejó su impronta de “hippie” coherente con influencias marcadas por el rock y una visión desgarrada de la vida, murió el miércoles en La Habana a los 51 años, víctima de un infarto.
La inesperada muerte de Feliú consternó al mundo cultural cubano, en el que era una especie de autor de culto que no creía en la fama y ofrecía espaciados conciertos a un público fiel que lo llamaba “Santi”, “El Eléctrico” o “Santiaguito”.
Nacido en La Habana el 29 de marzo de 1962, Feliú era hermano menor del también músico Vicente Feliú, cuyas descargas con amigos y fundadores de la Nueva Trova Cubana como Silvio Rodríguez y Noel Nicola presenció desde niño. Fue su hermano Vicente, quien ayer lo despidió desde su Facebook: “A los 50 por lo general los infartos del miocardio son implacables. Si además estás sobradamente feliz con los últimos trabajos, feliz porque tu hijo que vivía en Barcelona está contigo, y feliz porque con tu nueva compañera, encantadora, vas a tener otra descendencia en un mes, la emoción puede ser fatal. Eso debe de haberle ocurrido al Santi en esta madrugada, cuando le explotó el corazón. La ventaja –para él– es que se fue sin sufrimiento. El sufrimiento como alud nos cae a quienes nos quedamos, los que tendremos que aprender a vivir sin su gaguera, sin sus canciones nuevas, sin su despiste permanente, sin su roja visión personalísima de Cuba.”
Feliú aprendió desde muy pequeño a tocar la guitarra con la zurda, un detalle que marcaría en el futuro su estilo sobre los escenarios, y en la adolescencia decidió dejar la escuela para dedicarse a la música.
Sus composiciones, con poderosa carga lírica e influencias del rock y de la trova tradicional cubana, irrumpieron a finales de la década del 70 como parte de lo que se llamaría la segunda generación de la Nueva Trova o la Novísima Trova.
El artista integró ese grupo junto a otros músicos como Carlos Varela, Gerardo Alfonso y Frank Delgado y se distinguió por una obra que combinó el absoluto lirismo con textos más severos y sobrios sobre el amor, problemas sociales y política.
Tiene discos grabados en estudio y en vivo entre los que se destacan Vida (1986), con el que debutó, y Náuseas de Fin de Siglo (1991), Ansias del Alba (1997), Sin Julieta (2002) y Ay la vida (2010), su última producción.
Definido como “un hippie del comunismo” por el autor cubano Juan Pin Vilar en un libro dedicado a su figura, Feliú fue siempre visto como un “rebelde” y un “utópico”, muy ligado a lo “underground”.
Se movía al “otro lado de la vida” y era adicto al “bajo cero”, como él mismo describió alguna vez su afición por ciertos estados de depresión o tristeza musical.
Por otro lado, siempre mostró interés y compromiso con los movimientos sociales, desde la revolución cubana, de la que fue tanto crítico como elogioso, hasta el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y el disuelto M19 de Colombia.
Era uno de los trovadores cubanos con mayor poder de convocatoria en Latinoamérica y acompañó en sus giras a Joan Manuel Serrat, Luis Eduardo Aute, Fito Páez, Pablo Milanés y Silvio Rodríguez, entre otros.
Vivió en Colombia y Argentina, nación esta última a la que consideraba su “segunda casa” y donde se ganó el título del “más porteño de los habaneros”.
En la Casa de las Américas de La Habana celebró en 2012 sus 50 años con un concierto que estuvo abarrotado por seguidores de todas las edades.
En una entrevista concedida a propósito de esa actuación, sostuvo que sus canciones eran “para mayores de 40 y para jóvenes muy intuitivos” y afirmó que más de la mitad de su público vivía fuera de Cuba aunque también sabía que lo seguían “muchos jovencitos”.
TIEMPO ARGENTINO