12 Feb Cortázar inédito: textos, fotos y palabras redescubren a un genio
A 30 años de su muerte, varios libros muestran otra cara del autor.
Por Violeta Gorodischer
“Tienen que saber que estos cursos los estoy improvisando muy poco antes de que ustedes vengan aquí: no soy sistemático, no soy un crítico ni un teórico.” El autor de la frase no es otro que Julio Cortázar, que la dijo en una de las clases de literatura que dictó en Berkeley, en 1980. Habían permanecido inéditas hasta que fueron recopiladas por el editor español Carles Álvarez Garriga y publicadas por Alfaguara.
Hoy, a tres décadas de su muerte y en el año de su centenario, hay algo en esa irreverencia ante la institución, en la ausencia de impostura, que ofrece una faceta distinta del autor de Rayuela. Claro que, en el marco de su aniversario, no es éste el único intento de retratar de otra forma al escritor. Las otras dos novedades que acaban de ver la luz se inscriben en el mismo camino: mientras Cortázar de la A a la Z (Alfaguara) se revela como un diccionario biográfico ilustrado, con material desconocido recopilado por Aurora Bernárdez y el propio Álvarez Garriga, Cortázar por Buenos Aires, Buenos Aires por Cortázar (Seix Barral), de Diego Tomasi, reconstruye los pasos del escritor en esta ciudad, antes de irse a París.
“¿Por qué un álbum Cortázar? Porque no podíamos esperar más. Con motivo del centenario de su nacimiento, la Internacional Cronopia reclamaba ya con demasiada insistencia una nueva aproximación al escritor y al hombre”, reza la contrapa de la flamante fotobiografía comentada sobre el escritor. Desde España, los editores corroboran el dato y subrayan el objetivo. “La biografía tradicional la descartamos desde un primer momento porque queríamos hacer algo bien diferente”, explica Álvarez Garriga a LA NACION.
De ahí que haya emprendido, junto con Aurora, primera esposa de Cortázar bautizada por él mismo su “albacea y heredera universal”, la titánica tarea de reunir todo aquello que estaba disperso y permanecía sin publicarse hasta hoy. A saber: retratos de distintas épocas, fotos de las primeras ediciones de sus libros, sus diversas publicaciones en diarios y revistas, reproducciones de manuscritos y mecanuscritos originales, una antología de textos acompañada por objetos y cuadros y hasta algunos papelitos sueltos.
“Es un libro para dos tipos de lectores: para quien no lo conoce, es una introducción perfecta sobre su vida, su obra, sus inquietudes, sus actitudes. Para quien lo conoce bien, también hay cosas nuevas, como las últimas anotaciones inéditas, las primeras notas dedicadas a la familia, la medalla de bautismo, etc. Yo creo que esto es el colofón, la última página, la imagen definitiva. Con esto ya está: van a pasar varios años hasta que salgan otras cosas nuevas de Cortázar. No hay que tener la desfachatez de publicar otro libro con los restos de los restos”, bromea el editor español, que también tuvo a su cargo toda la correspondencia del escritor y clasificó la famosa cómoda con sus Papeles inesperados , en 2009. Luego, en un tono más serio, agrega: “Lo que sucede es que éticamente, profesionalmente, moralmente, no hay que dejar que el lector gaste dinero en una cosa que no tenga entidad suficiente”.
Diego Tomasi, por su parte, también refuerza la intención de mostrar un matiz novedoso a través de su trabajo investigativo. “Biografías clásicas había muchas, las he leído todas. Por eso preferí hacer eje en su relación con Buenos Aires: me parece importante para lo que fue su obra posterior, aunque viviera en París -cuenta-. Lo que aporta esta investigación es el hecho de tratar de romper con mitos como que él odiaba la ciudad. Su salida de Buenos Aires no fue sólo por cuestiones políticas, también hubo razones estéticas.” ¿Cómo nació la idea del libro? Durante una lectura de las Cartas a los Jonquières. “Ahí él cuenta qué hace, día por día, en Europa, con un formato de diario, una biografía involuntaria -recuerda Tomasi-. Me pregunté si podría reconstruir eso, pero en Buenos Aires. Y siendo su lector, se me ocurrió transformarlo en un personaje de un libro de mi autoría.”
CORTÁZAR Y LA ACADEMIA
El rol fundamental de Julio Cortázar como parte del boom latinoamericano, sin embargo, no impidió que los años lo fueran relegando, al menos desde el punto de vista canónico, al lugar de escritor menor, de lecturas iniciáticas, ligado al universo de la adolescencia. ¿Por qué esa resistencia? “No creo que el desprestigio de Cortázar sea tanto en la academia. Me parece que entre los novelistas de la generación de Babel, con antecedentes en Puig, Viñas o Aira, entre otros, sí se dio un fuerte desprecio, en particular por su obra novelística y también por su progresismo, en tiempos en que el progresismo era atacado desde la derecha tanto como desde la izquierda -opina Sebastián Hernaiz, docente de Literatura Argentina en la carrera de Letras de la UBA-. De todas formas, considero que la obra cuentística sigue vigente, tanto en la iniciación de lectores como en el interés que genera en los estudios académicos.”
Tomasi, sin embargo, plantea que la academia ha sido bastante crítica con él: “Lo consideran un escritor de iniciación, pero creo que es una lectura equivocada, es gente que no ha leído en profundidad la complejidad de su obra. Tal vez tenga que ver con que él no era amigo de las instituciones ni de las solemnidades: como si fuera una forma de devolverle ese malestar”.
Alcanza con leer las cartas que Cortázar le mandaba a Guillermo Schavelzon por aquella época, para entender a qué se refiere: “Mi curso en Berkeley fue excelente para mí y creo que para los estudiantes, no así para el departamento de español que lamentará siempre haberme invitado (…) les demolí la metodología, las jerarquías profesor/alumno, las escalas de valores, etc. En suma, que valía la pena y me divertí”, escribía por ese entonces. En este sentido, Álvarez Garriga no titubea al asegurar que todavía conserva el sabor amargo de aquella primera visita a Buenos Aires, en 1995, cuando, investigando material de archivo para su libro, se topó con un bibliotecario curioso que lo increpó sin matices: “Ah, Cortázar, un escritor de colegio secundario”.
“Espero que este año la Argentina se reconcilie con él -concluye el editor-. Esa displicencia, que muchos todavía conservan, puede empezar a cambiar. Éste debería ser un año para reivindicarlo,”
LA NACION