
08 Feb “Para personajes como Rocky o Rambo, nunca fue cuestión de ganar o perder”
La última vez que Robert De Niro se calzó los guantes de boxeo para la pantalla grande fue cuando interpretó al inolvidable personaje de Jake LaMotta en Toro salvaje, film clásico del director Martin Scorsese.
Ahora, más de 30 años después, vuelve a tener la chance de “pelear” en el cine. Pero esta vez frente a nada menos que el campeón indiscutido de los films de pugilato. Estamos hablando, claro, de Rocky Balboa, o sea Sylvester Stallone, quien convocó al legendario actor para su última película, Ajuste de cuentas, que se estrena mañana en Argentina.
“Ponernos frente a frente en el cine es algo que se veía venir, si lo pensás un poco”, aseguró De Niro en las recientes ruedas de prensa. “Era una posibilidad que, desde que interpretamos aquellos famosos personajes, estaba al caer”, afirmó.
Sin embargo, desde que ambos interpretaran a aquellos legendarios boxeadores, mucha agua corrió bajo el puente. ¡Casi 40 años de agua! Y sus carreras tomaron caminos muy distintos: Stallone se dedicó a la acción, convirtiéndose en uno de los mejores del género, y De Niro se recostó por el lado del drama, donde logró ser uno de los actores más prestigiosos de Hollywood, aunque también luego por la comedia, donde pudo destacarse con enorme éxito de taquilla.
“Robert y yo empezamos casi al mismo tiempo. No olvido cómo, cuando Rocky estaba en uno de los cines principales de la ciudad, apenas a dos salas al lado también se proyectaba Taxi driver. Y al ver a Robert en esa película pensé: ‘¿Quién es este tipo con el corte de pelo tipo mohicano? ¡Es increíble!”, recordó con gracia el ex intérprete de Rambo. “Inmediatamente después empecé a hacer películas de acción. Y no por una elección intencional sino porque mi carrera tomó ese camino y Robert se convirtió en un increíble actor.”
Dada esta divergencia posterior, alguien tenía que animarse a juntar estas dos leyendas. Y el encargado de llevar adelante semejante empresa fue Peter Segal, un hombre de la industria conocido por filmar algunas películas taquilleras como la tercera parte de La pistola desnuda, la versión fílmica de El super agente 86, y Como si fuera la primera vez (con Drew Barrymore y Adam Sandler), que en esta ocasión no dudó en poner sobre el cuadrilátero a estos dos verdaderos pesos pesados del séptimo arte.
“Le dimos un tono de comedia”, contó Segal a medios gráficos europeos. “Me parece que era la mejor manera de abordar la historia,” explicó.
Stallone, sin embargo, confesó haber dudado del proyecto en un principio, pero que la insistencia de Robert De Niro lo terminó de definir: “Él entendió perfectamente el concepto desde el principio, mientras que yo me preocupaba más en los detalles. Hasta que un día me llamó y me dijo: ‘¡No seas tonto! ¡Todo va a salir bien!'”, recordó con gracia.
¿Y qué es lo que relata la historia de Ajuste de cuentas? No es otra cosa que el enfrentamiento de Razor (Stallone), un boxeador de Pennsylvania, perteneciente a la clase trabajadora y dueño de un pasado glorioso que ya no volverá; y su viejo contrincante Kid (De Niro), también gran campeón, pero ahora dueño de un restaurante que le permite un digno pasar, a diferencia de su archirrival.
Al parecer, Kid odia a Razor por no haberle dado la revancha a una serie de combates en su momento, y Razor odia a Kid por haberle birlado a su mujer de entonces, nada menos que Sally, interpretado –como no podía ser de otra manera– por Kim Bassinger, otro ícono de masas de la década del ’80. “Me encantó trabajar y compartir créditos con Robert y con Kim”, subrayó Stallone. “Me gratificó que sea una película donde los tres compartiéramos cartel juntos”.
Con un guión donde no faltan evidentes guiños cómplices a Rocky y Toro Salvaje, ambos actores enhebran una comedia que los muestra en buena forma y con ganas de llegar al noveno round. “En general, no he sido muy afortunado con las comedias”, reconoció Stallone en conferencias previas al film. “Pero este personaje realmente tocó mi sensibilidad, así que no dudé a la hora de aceptarlo”. Y notificó, para alarma de sus fans más fieles: “Seguramente, al menos en el cine, sea mi última pelea.”
Según trascendidos del equipo de producción a la prensa, se sabe que Stallone replicó algunas de sus coreografías en la saga Rocky. Esas que tanto admiró el argentino Leonardo Favio al encarar la filmación de Gatica. También se supo que el aceptable estado físico de ambos fue condición necesaria para poder rodar la historia. “Hay miles y miles de golpes y combinaciones de puño que han sido practicado en la historia de las películas de boxeo”, contó Sylvester. “Y algunas funcionan, otras no. No hay una fórmula”, subraya. Y revela que, en ese sentido, la última película de Rocky, le fue de mucha utilidad: “Son movimientos que tienen más que ver con mi edad.”
Por supuesto, que Robert De Niro también tuviese experiencia en el tema, ayudó de sobremanera: “Hubo algunos roces, algunas golpes que tanto Robert como yo pegamos por demás, que pueden observarse en la película”, contó risueño el ex actor de Rambo. “Fueron momentos donde teníamos muy alto los niveles de adrenalina. Filmás frente a una gran muchedumbre que te alienta. Y si bien sabés que son extras, no podés evitar contagiarte de ese entusiasmo”, destacó.
Acorde al color popular que tiene la película, la gran pelea entre Razor y Kid transcurre en Pittsburgh, donde el personaje de Stallone trabaja en una fábrica luego de haber perdido todo el dinero ganado durante su carrera. Aunque a Kid, el boxeador de De Niro, la vida lo trata mejor, aunque no le ahuyenta los fantasmas: todavía tiene clavada la espina de cuando eran jóvenes y un prematuro retiro de Razor le quitó la posibilidad de tomarse revancha como creía mererlo.
“Creo que es una película para toda la familia”, reflexionó Sylvester. “Algo parecido a La familia de mi novia, o sea una historia para que todos puedan disfrutar; no sólo para los amantes de Rocky o del box”, observó con singular agudeza.
Con la consabida “pelea final”, infaltable en este tipo de films, se da en Ajuste de cuentas el caso curioso de que el espectador no tiene del todo claro a quién debe alentar: si por el humilde pero culpable de ciertos dolores del pasado Razor, o si al bastante más acomodado, pero merecidamente ofendido por situaciones injustas de aquel tiempo Kid.
“Para mí y para personajes como Rocky o Rambo, nunca fue una cuestión de ganar o perder”, reflexionó Stallone. Y palabras parecidas tuvo De Niro respecto a Toro salvaje: no se trata de quien gana, sino de cómo resuelven sus demonios del pasado.
TIEMPO ARGENTINO