Cuando el sexo enferma y el preservativo no protege

Cuando el sexo enferma y el preservativo no protege

Por Sebastián A. Ríos
Michael Douglas fue noticia, y como suele suceder desde hace unos años, cada vez que abre la boca sus declaraciones causan estupor. Pero esta vez la sorpresa no está dada por el hecho de que, una vez más, el actor norteamericano declaré que su pasión por el sexo le haya ocasionado problemas -en el recuerdo aún permanece viva la ocasión en la que debió ser internado por su “adicción” al sexo-, sino por afirmar que el cáncer de garganta que padece y que hasta ahora era atribuido a años de alcohol y tabaco, ahora parece estar relacionado con la práctica del sexo oral.
“Sin querer ser demasiado específico, esta forma particular de cáncer es causada por el VPH, que, de hecho, proviene del cunnilingus”, declaró Douglas, de 68 años, al diario inglés The Guardian.
La sorpresa generada por las declaraciones del actor deviene del poco conocimiento que se tiene de la capacidad del virus del papiloma humano (VPH) de transmitirse a través del sexo oral
La sorpresa a partir de las declaraciones de Douglas, expresada a través de múltiples -y en algunos casos insólitos- comentarios en los medios y en las redes sociales, da cuenta de que no existen dentro del imaginario nada que vincule al sexo oral con el VPH primero, y luego con la posibilidad de que ese virus cause cáncer de garganta. Algo que no sólo es real, sino que incluso está en aumento en muchos países.
En los Estados Unidos, por ejemplo, el 70% de todos los cánceres de garganta es causado en la actualidad por el VPH (cuando hace tres décadas sólo el 15% respondía a esa causa), y la única forma de que el virus llegue allí es a través del sexo oral. Eso vale tanto para hombres como para mujeres, aunque ellos son tres veces más propensos a padecer esta forma de cáncer que ellas.
Afortunadamente, las cepas del VPH que causan cáncer de garganta (y también cáncer de cuello de útero) puede ser prevenida a través de vacunas -sí, ¡hay formas de cáncer que se previene con vacunas!-. “Las cepas 16 y 18 del HPV son las que más comúnmente causan cáncer de garganta, y esas cepas están incluidas en las dos vacunas que actualmente están disponibles para prevenir la infección por HPV”, precisa la doctora Laura Fleider, integrante del Servicio de Ginecología del Hospital de Clínicas.
“Hay otras dos cepas, la 6 y 11, que causan verrugas genitales, y que también causan verrugas en la laringe, que pueden malignizarse; esas sólo se previenen con la vacuna cuadrivalente del VPH”, agrega Fleider, que cuenta que esta semana recibió varias consultas de personas que, explícitamente a partir del caso de Michael Douglas, consultaron sobre la posibilidad de prevenir el cáncer de laringe mediante el uso del preservativo.
Existen preservativos para el sexo oral, pero:
1. Son incómodos, capaces de aniquilar la libido.
2. No ofrecen un 100% de cobertura. Síntesis: mejor vacunarse.

AQUELLO DE LO QUE NO SE PIENSA
Pero volviendo a Michael Douglas y a su capacidad para ser noticia, lo cierto es que sus devaneos sexuales tienen la capacidad -al menos transitoria, coinciden los especialistas consultados- de iluminar ciertas áreas de la sexualidad que para el común de las personas no admiten mayor análisis.
“La gente no suele pensar sobre cómo impacta en la salud lo que hace en su vida sexual, sino habría más prevención”, dice, convencida, Andrea Gómez, psicóloga y sexologa, que realiza talleres de sexualidad para adolescentes y adultos.
“Con suerte, hay un poco de miedo al VIH, lo que tampoco se traduce en medidas consistentes de prevención. Y en cuanto al sexo oral -agrega-, la mayoría de las personas cree que no contagia nada, piensa que el sexo oral es sexo seguro, cuando no lo es. En ese contexto que un actor, como Michael Douglas, aparezca diciendo que tiene cáncer de garganta a causa de sexo oral puede resultarle incluso disparatado.”
Es que salud y sexo parecen ser dos ámbitos estancos, completamente separados, en un contexto en el que incluso la irrupción del VIH/sida como posibilidad sigue pareciendo algo lejano y ajeno, relegado a grupos de riesgo. Tal es así que en los casos en que el mismo desempeño sexual se ve amenazado -como lo es en los casos de disfunción eréctil, por ejemplo-, la relación salud-enfermedad discurre por caminos completamente separados, en un imaginario en el que el riesgo potencial de una actividad sexual no segura queda relagado a un segundo plano.
“La disfunción eréctil es un síntoma asociado, por lo general, a factores emocionales en la gente joven y a factores vasculares en hombres de más de 50 años -advierte el doctor Adolfo Casabé, médico urólogo encargado del Sector Medicina Sexual del Hospital Durand-. En ambos grupos, el deterioro de la autoestima es dramático, no pudiendo comprender como un evento tan natural como la erección pueda verse afectada.”
“Sin embargo -advierte Casabé-, no es raro percibir en la consulta que los pacientes ponen mucho énfasis en los temores a los potenciales efectos adversos de los tratamientos para mejorar la función eréctil. Lamentablemente, el miedo sobrepasa la angustia provocada por el problema sexual, por lo que algunos pacientes prefieren optar por “algún producto natural” aunque su eficacia nunca haya sido comprobada.”
En otras palabras, a estas personas no se les representa otra cosa que no sea volver a un “estado natural”, en el que el sexo es un fin en si mismo, y en el que su concreción no admite mayores replanteos.
En todo caso, a los pacientes se les representa el temor acerca de los potenciales efectos adversos del tratamiento al que han de someterse para recuperar su vida sexual; pero los riesgos que su práctica puedan ocasionarle no forman parte del inventario de preguntas que manifestarán en la consulta.
“La gente no piensa en la posibilidad de contraer afecciones como el VIH o el VPH, y tampoco considera situaciones como la de una adicción al sexo, como la que dijo sufrir Michael Douglas -afirma Andrea Gómez-, aún cuando efectivamente haya gente que lo padezca y que en función de ello lo lleve a cabo en forma impulsiva y no segura.”
¿Qué aporta entonces la noticia de Michael Douglas y sus problemas sexuales? “Conocer y escuchar la historia de una persona pública, famosa y su experiencia puede servir para tomar conciencia, informarse y darse cuenta que todas las personas están en riesgo de contraer una infección de transmisión sexual si no se cuidan”, concluye Gómez.
LA NACION
Foto: AFP