Proponen incorporar la educación financiera a la currícula de la primaria

Proponen incorporar la educación financiera a la currícula de la primaria

Por Silvina Premat
Tiene más posibilidad de llegar a tener una casa, un auto o lo que necesite un joven de 30 años que en su niñez haya tenido una experiencia del ahorro que otro que carezca de ella. Así lo afirman quienes ven en la cultura del ahorro y la educación financiera una herramienta para promover habilidades que permitan a los niños hacer posibles sus sueños.
Por eso proponen incorporar el ahorro como una asignatura de la currícula escolar desde el nivel primario. Pero no sólo aluden al dinero, sino también a los recursos naturales y materiales. De esa forma, la inflación, un dólar con numerosas cotizaciones y otras condiciones económicas de la coyuntura no resultarán obstáculos.
Las mismas habilidades se pueden incorporar con actividades que favorezcan la planificación y el diseño de un procedimiento hacia la consecución de una meta. Puede tratarse de útiles escolares, mobiliarios, recursos naturales como el agua, el gas, la luz.
“Es conmovedor ver a los niños en clase que toman en sus manos el chanchito (alcancía) que pesa mucho más que aquel día cuando pusieron adentro la primera moneda. Eso transforma a las personas porque les abre un mundo de posibilidades jamás pensadas”, dijo Valerie Meza de León, directora de programas para América latina y el Caribe de Aflatoun, una asociación dedicada a la promoción de la educación social y financiera en la niñez y tiene convenios con organismos no gubernamentales en 102 países.
En la Argentina, el programa de Aflatoun es presentado por el Instituto Abierto para el Desarrollo y Estudio de Políticas Públicas (Iadepp), que recientemente realizó una “Semana del ahorro infantil” en Buenos Aires, para la que contó con el apoyo del Banco Hipotecario.
Pero la idea no es nueva. En 2007 un proyecto de ley del entonces senador mendocino Celso Jaque promovía el retorno a la libreta de ahorro postal en las escuelas y llegó a tener media sanción de Senado. Esa libreta fue una herramienta con la que contaron los alumnos argentinos entre 1914 y 1995 y, sobre todo, fue muy importante entre las décadas del 40 y 60.
La misma Aflatoun tuvo una primera experiencia hace pocos años en la ciudad de Rosario, en la provincia de Santa Fe.

CONTEXTO INFLACIONARIO
El contexto inflacionario que vive la Argentina no es, para Meza de León, impedimento para la enseñanza del concepto del ahorro. Citó actividades en escuelas de Zimbabwe, donde la inflación era alta y los niños decidieron ahorrar materiales para la escuela porque no tenían suficientes. “Esto les da una posibilidad de pensar más allá de las condiciones económicas del país y de lo que tienen”, dijo.
Según la aplicación del programa en otros países, Meza de León destaca que “más que la calificación” que se pueda dar al alumno por su conocimiento de los contenidos, consideran “su capacidad de tomar decisiones financieras o económicas”.
“Nuestra idea es apoyar que esto sea una herramienta de vida. Lo vemos más como una perspectiva de habilidades para la vida que como una disciplina, porque si no lo experimentas es muy difícil que lo aprendas”, dijo. Y ejemplificó: “Si nunca practicaste el ahorro y a los 30 años necesitas una casa, un auto o lo que sea, es muy difícil que creas que es posible obtenerlos”.
“La palabra ahorro parece haber dejado de tener vigencia, casi como pasó con la palabra chomba”, reflexionó el empresario agropecuario Gustavo Grobocopatel en la apertura de la “Semana del ahorro infantil”, en la que destacó la importancia de la previsión y el ahorro en la planificación de políticas públicas. Esa semana, que se hizo entre el 27 de noviembre y el 3 de diciembre, incluyó encuentros en el Senado de la Nación, en el Centro Municipal de Exposiciones de San Isidro e intervenciones callejeras.
Según Jorge Álvarez, director de Iadepp, “fue una iniciativa para dar un primer paso hacia el debate sobre la conveniencia de incorporar a la currícula de la escuela primaria la educación financiera”. Destacó la importancia de verificar, a través de experiencias concretas en el aula, que los recursos no son infinitos y que se puede optimizar su uso.

NO SÓLO PARA RICOS
Para la realización de esta iniciativa, Álvarez golpeó muchas puertas de bancos y entidades, en gran parte de los cuales afirmaban que era “inimaginable” asociar la idea del ahorro con los niños en este momento histórico. “Nos decían que no podíamos hablar de ahorro con la cantidad de chicos que no tienen para comer”, dijo Álvarez.
Y agregó: “Se parte de la idea de que el ahorro es algo para lo que los niños están vedados y que es una práctica sólo de los ricos. Nosotros ponemos el concepto del ahorro infantil para dar visibilidad a la cultura del esfuerzo y de la planificación y a la formación de sujetos independientes y libres que cuando sean adultos puedan planificar y prever su futuro”.
Para esto, el niño no sólo debe poder cuidar su dinero, sino también saber en qué época comprar determinados productos perecederos, qué hacer con la basura y estar atento a cerrar una canilla que alguien dejó abierta sin motivo.
“Todos los niños, aun los más pobres, tienen diariamente en sus manos un dinero o un recurso; algunos lo tienen en una cantidad y otros, en otra. No discutimos eso, sino cómo se trabaja el proceso educativo que le permita al niño ser consciente de lo que tiene y prever qué hacer con ese dinero”, dijo Álvarez, quien propone una ley que prevea el ahorro o la educación financiera como una materia en el nivel primario, así como la 26.150 estableció la educación sexual integral.
El proyecto de Iadepp cuenta con el apoyo también de la Escuela ORT (sede Belgrano), cuyos alumnos de cuarto y quinto años diseñarán una plataforma online para difundir iniciativas y en marzo próximo harán una campaña de sensibilización.
El cierre de la “Semana del ahorro infantil” se hizo en la Escuela Nº 1 de San Fernando, donde se llevó a cabo la experiencia piloto de ahorro escolar en 1881, que permitió que 33 años más tarde se creara la libreta de ahorro escolar. Allí, Luis Freitas, de Iadepp en San Fernando, dijo: “No todo hay que gastarlo y consumirlo hoy. Es fundamental cambiar hábitos, pensar en el otro y en nosotros. El yo es importante, pero es más importante si nos reconocemos parte de una sociedad que debe cuidar sus recursos naturales, que no debemos derrochar alimentos y que debemos ahorrar y cuidar el agua y la energía que consumimos”.
LA NACION
FOTO: ALMA LARROCA