Eduardo Pla, la circularidad de la cuadratura

Eduardo Pla, la circularidad de la cuadratura

Por Luciana Olmedo-Wehitt
Multifacético por naturaleza, Eduardo Pía es el creador de una obra y un estilo imposibles de catalogar dentro de los movimientos artísticos existentes. Su producción resi­de, en cambio, en ese lugar donde los márgenes entre un arte y otro se funden. Allí donde la estética propia de la interdisciplina y la vanguardia se hacen presentes. Y es gracias a la capacidad de experimentación y evolución de Pía, que su obra logra trascender. Trabajó como titirite­ro, actor, director, organizador de eventos y productor. De entre sus trabajos en cine destaca su primer largometraje basado en el libro Alicia en el País de las Maravillas, cuya banda sonora fue creación de Charly García. Estuvo radi­cado varios años en Italia y otros tantos en Estados Uni­dos, países en donde realizó cursos de perfeccionamiento en animación, video, arquitectura y diseño urbano, entre otros. El pasado año, el Centro Cultural Recoleta le rindió un merecido homenaje con la muestra “Pía, 40 años en el arte”, en la que se exhibieron obras en todos aquellos soportes con los que el artista experimentó a lo largo de las últimas cuatro décadas. Reconocido por ser un pione­ro en la utilización de la computadora como herramienta en función del arte, son por todos conocidos sus retratos de célebres figuras confeccionados con mosaicos digitales y sus megainstalaciones esféricas que coparon espacios públicos, desde Buenos Aires hasta Venecia. Como la sin­gular escultura El sueño de la esfera que, recubierta de neones, se emplaza al aire libre en Puerto Madero 0 la Fuente del Centenario, ubicada en el centro de la ciudad de Neuquén, compuesta por esferas en mosaico veneciano apoyadas sobre una cinta que representa la infinitud. En la actualidad, Eduardo Pla se encuentra dando los úl­timos retoques a su libro 40 años en el arte y a su página web mientras prepara una exhibición que se realizará en agosto en la isla San Servólo, Venecia. Allí, a través de seis proyectores de video, seis esferas gigantes y treinta columnas forradas con sus últimas creaciones, esta re­trospectiva permitirá hacer un recorrido por su vasta y heterogénea trayectoria.

La Fuente del Centenario, Neuquén

La Fuente del Centenario, Neuquén

¿Cuál fue su primera obra digital?
El primer trabajo que hice en 3D con la computadora fue un autorretrato reali­zado a la manera de Arcimboldo que en 1985 ganó en Nueva York el Award of Excellence in Computer Art.

¿Cuál es la razón principal por la que pre­fiere trabajar con imágenes digitales?
Para mí la computadora es sólo un instru­mento de proyección. En estos últimos diez años sólo la utilizo así, como base para poder plas­mar mi obra en distintos soportes. Me permite tener, en tiempo real, 60 millones de colores y materiales de lo más disímiles a disposición.

¿A qué se debe su fascinación con las esferas?
Me fascina trabajar con esferas porque son objetos tri­dimensionales. Me aburren las superficies planas. Para mí, lo más importante, donde me siento más cómodo, es el espacio. Además, la esfera tiene una connotación universal no sólo por ser un cuerpo infinito, sino porque es también un objeto de pasión. Es el único objeto que posee su propia inercia.

¿Cuál fue el primer trabajo que realizó con esta forma?
 Mis primeros trabajos relacionados con el círculo y la esfera fueron realizados para un estudio de Milán. Allí creamos toda una colección de objetos, muebles y telas basados en la esfera. Un gran desafío que sólo un estudio de di­seño de vanguardia como aquél podía permitirse a fines de los años 80.

¿Cómo trabaja la combinación entre cromatismo y geometría?
No existe conflicto entre el cromatismo y la geometría; ambos son parte de un orden universal. Por ejemplo, los colores son vibraciones de ondas, el color rojo corresponde a la nota musical do y provoca en los sentidos emociones predeterminadas. Todo esto está relacionado a través de ecuaciones ma­temáticas.

¿Cuáles son las aplicaciones más excepcionales de sus creaciones?
Gracias a haber vivido en un centro internacional de di­seño como es Milán, tuve oportunidad de diseñar trabajos para todo el mundo en cosas tan distintas como telas para la Fiat, animaciones para campeonatos internacionales de fútbol y objetos para Alessi y para Swatch, entre otros.
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