Ushuaia, un diamante en el sur

Ushuaia, un diamante en el sur

Por Emilia Erbetta
Blanca y radiante como una novia en invierno, y verde en verano, la capital de Tierra del Fuego fue fundada en 1884 en las costas del Canal de Beagle, rodeada de bosque y escoltada por la cadena montañosa del cerro Martial y sus glaciares. Nació para asegurar la soberanía argentina en esa península lejana, ubicada a 3.040 kilómetros al sur de Buenos Aires. Antes de que el anglicano Thomas Bridges, el primer blanco que se radicó en la provincia, llegara en 1860, la isla era tierra de yaganes, kawésqar, selk’nam y haush. Hoy, una de las pocas cosas que queda de estos primeros habitantes es el nombre de la ciudad: Ushuaia significa “bahía que penetra hacia el poniente” en lengua yagan.

Un poco de historia
Siempre que el clima lo permita, la ciudad puede recorrerse de distintas maneras. La preferida por los turistas para el primer acercamiento es el city tour, que parte de la oficina de turismo local en un antiguo ómnibus de doble piso, los clásicos double decker que aún circulan por las calles de Londres.
Una vez que Ushuaia se ha empezado a develar, el viajero puede elegir por dónde empezar su propio tour, y una muy buena opción son los museos, que abundan en la capital fueguina. El primero a visitar puede ser el Museo Marítimo y del Presidio, que funciona en lo que alguna vez fue el Presidio de Ushuaia, que terminó de construirse en 1920 y fue quizás una de las cárceles más famosas -y temidas- de la Argentina. Ahí vieron pasar el tiempo el asesino serial Cayetano Santos Godino, conocido como el Petiso Orejudo, y Simón Radowitzky, el anarquista ucraniano que vengó las muertes de decenas de obreros durante la Semana Roja con un atentado contra el comisario Ramón Falcón en 1909. Con la compañía de un guía pueden conocerse algunas partes originales del presidio y otras áreas que han sido reconstruidas, ya que la cárcel fue cerrada en 1947 y declarada Monumento Histórico Nacional 50 años después. En el mismo predio se encuentran el Museo Marítimo, el Museo Antártico y el Museo de Arte Marino.
Al salir del ex complejo penitenciario se puede seguir el día con una visita al Museo del Fin del Mundo, que funciona desde 1979 en un edificio construido en 1903. En sus cinco salas hay colecciones dedicadas a los primeros habitantes fueguinos, a los exploradores y a los naufragios. Otra opción es el Museo Yámana, donde unas maquetas en miniatura reproducen escenas de la vida cotidiana de estos pobladores originarios, o el Museo Acatushún, donde se exhiben estructuras óseas de más de 2.700 mamíferos marinos y 2.300 aves.
Este museo está un poco más lejos, a 85 kilómetros de la ciudad, en la Estancia Harberton, la primera de la provincia, fundada en el siglo XIX por Thomas Bridge.

Naturaleza al sur
Todos los días salen desde el Puerto de Ushuaia embarcaciones que navegan el Canal de Beagle. Hay que estar bien abrigado para enfrentar el frío de la navegación (en enero la temperatura media es de 10°C) y disfrutar de un recorrido que dura entre 2 y 4 horas y pasa por la Isla de los Pájaros y la Isla de los lobos, donde se visitan las colonias de fauna marítima silvestre. Más adelante llega el emblemático Faro Les Eclaireurs, conocido como “el faro del fin del mundo”, que señala a los navegantes el ingre¬so a la Bahía de Ushuaia. Si el viaje es entre noviembre y marzo, al circuito clásico se puede sumar una visita a la pingüinera en la isla Martillo, donde vive una colonia de pingüinos de Magallanes.
Otro recorrido posible empieza en el muelle de Ensenada Zaratiegui, desde donde salen botes semirrígidos hacia la isla Redonda y la bahía Lapataia. Los bosques que rodean la bahía ya son territorio del Parque Nacional Tierra del Fuego, que tiene una extensión de 63 mil hectáreas y donde conviven zorros colorados, guanacos, conejos, castores y cóndores. La geografía y las disposiciones del Parque impiden el acceso a algunas áreas restringidas: cruzado por montañas, ríos, valles y lagos, algunas partes son de muy difícil acceso. El Parque se puede recorrer a bordo del Tren del Fin del Mundo, un ferrocarril a vapor de vagones reciclados que reconstruye el trayecto que hacía el convoy que llevaba a los presos en búsqueda de leña desde la cárcel de Ushuaia
hasta el bosque.
En invierno, el Centro Recreativo Glaciar Martial y el Complejo Cerro Castor son los lugares elegidos para
hacer esquí alpino o esquí de pista. También se puede hacer snow-board, paseos en trineo de perros y en motos de nieve. A esta altura, no caben dudas de que Ushuaia es única en varios sentidos: es la capital provincial más joven del país, la única ciudad argentina del otro lado de los Andes y la más austral del mundo.
REVISTA ALTA