Michel Fox: “Cada uno lleva su propia carga”

Michel Fox: “Cada uno lleva su propia carga”

Fue parte de Lazos de Familia, una serie clásica de los ochenta, y también de dos íconos del cine de Hollywood: Volver al Futuro y Muchacho Lobo. Luego protagonizó una sitcom muy exitosa de fines de los noventa llamada Spin City, sobre el asesor de un Jefe de Gobierno de Nueva York más piola que el propio mandatario político. Sin embargo, en la cúspide de su carrera, Michael Fox debió retirarse por un Parkinson creciente que le impedía desenvolverse dentro de un set de grabación con normalidad. “Disculpen, esto fue todo”, le dijo a su público, a cámara, antes de despedirse uno por uno del elenco de la exitosa serie Spin City con la canción “Glory Days” (“Días de gloria”) de Bruce Springsteen de fondo.
Parecía el fin de este verdadero ícono pop del star system de los ochenta, a caballo de su simpatía innata y pese a su bajísima estatura (o tal vez por eso). Sin embargo, el milagro sucedió. Y tras algunos muy buenos cameos en series ajenas (los mejores: Scrubs y Curb your enthusiasm), el ya veterano Michael Fox volvió a encabezar una serie (otra sitcom) y esta vez el asunto anduvo sobre ruedas: The Michael J. Fox Show, el programa sobre una ex estrella de la tele que vuelve a la pantalla chica tras un parate por sufrir del Mal del Parkinson (cualquier coincidencia con la realidad no es mera casualidad) parece haberlo regresado a su mejor forma y presente de acuerdo a una parte de las críticas. La serie se estrenó el 4 de noviembre a las 21 hs. por Comedy Central.
–Existen muchas referencias humorísticas acerca del Mal de Parkinson en el show. Se ve en las llamadas al 911, por ejemplo. ¿Revisaste especialmente el guión antes de darle el visto bueno? ¿Consultaste con la comunidad de enfermos de Parkinson?
–No, no lo hice. Yo no examino mi instinto creativo, únicamente me llevo por él. Siento que es una reflexión de mi experiencia, y con certeza durante el piloto fue mucho más prevalente que en estos libretos. Mi manera de ver la vida, mi manera de ver la realidad del Mal de Parkinson, algunas veces es frustrante y algunas otras es humorística. Necesito verlo de esa manera, y creo que otras personas también lo verán de esa manera. Pero más allá de eso, considero que cada uno de nosotros lleva su propia carga, todos tenemos nuestro propio Parkinson. Por eso, tengo la ilusión de que vamos a poder observarlo a través de un filtro distinto. Pensar: “Yo también debería reírme de estas cosas.” Es decir, si alguien quiere escandalizarse, que se escandalice.
–Cuando alguien lidia con una discapacidad existe la tendencia a inclinarse hacia un humor macabro, haciendo chistes acerca de cosas que pueden aterrorizar a otra gente que se encuentre por fuera de la situación. ¿Qué pensás sobre esa delgada línea entre el hacer humor de una mala situación y el no pasarse demasiado hacia el lado del shock?
–Mirá, no creo que hayamos llegado al punto del shock. Creo que la cosa primordial que este programa utiliza, por lo menos en cuanto a cómo trata con el Parkinson, es cómo resulta afectada la vida normal de una familia, tal como ha ocurrido con la mía. Pero todo tiene que ver con la percepción. Muchas veces cuando alguien tiene alguna discapacidad, una de las cosas que uno tiene que batallar es con las proyecciones de otros acerca de cómo es la experiencia de uno, y las personas que proyectan lo que piensan acerca de cómo es, y sus temores acerca de esto. Entonces yo creo que no hay nada como el Mal de Parkinson en sí, no hay nada aterrorizante acerca de eso para mí. Es lo que me tocó. Y listo. Es mi realidad. Y mi vida. Pero no es horrible. No creo que haya nada horrible acerca de alguien con una mano temblorosa. Y tampoco en que alguien te diga: “Por Dios, ya me estoy empezando a cansar de tanta tembladera tuya” y en el que yo contesté, “Sí, yo también.” Esa es nuestra realidad. No tenemos ningún control.

–Desde la época que te apartaste mucho de los sets, ¿que cambió en tu salud como para que ahora te sientas capaz de llevar a cabo una serie como esta? ¿Te dieron más seguridad las grabaciones como invitado estelar de otros envíos?
–Las grabaciones como invitado fueron fantásticas, y me llevaron a un lugar en donde sentí que esto es lo que yo hago, que para esto fui creado y programado. Lo que amo hacer. Lo que vengo disfrutando toda mi vida. Por eso pensé: “¿Por qué no?” Es decir, no existe ninguna razón para no hacerlo. Y en términos de lo que ocurrió durante mi breve paréntesis como actor quiero decir que simplemente descansé. Pasé tiempo con mi familia y disfruté lo que podía disfrutar. Eso sí, experimenté con pastillas y nuevos medicamentos que me ayudaron a controlar mi condición. Y debo decir que dieron buen resultado. Por eso insisto, este era el momento propicio para encarar un proyecto como The Michael J. Fox Show.
–¿Tuviste que buscar un ritmo de trabajo distinto con respecto a proyectos previos en la tele?
– Sí. Pero porque tengo 52 años de edad. Es algo que le comento a Tracy (Tracy Pollan, la esposa de MJF) en todo momento. Le digo: “Vos sabés, estoy viejito.” Y eso no es el Parkinson. Eso es sencillamente estar más viejo. Entonces, sí, busco mi ritmo laboral de manera diferente. Pero también encuentro que, como dije anteriormente, la musculatura se ha vuelto a fortalecer y los libretos han sido fantásticos. Recibo este tipo de proyectos y la alegría es tan inmensa que todo tiende a salir bien. Es todo tan natural lo que se ve, que muchos piensan que es un programa que ya ha estado en el aire desde hace tiempo. Todos disfrutamos tanto el trabajar entre nosotros que el asunto simplemente fluye.
–¿Cuánto de las ganas de volver al ruedo influyeron para este gran regreso? ¿Tus hijos y tu esposa te apoyaron para volver o fue más el resultado de que previamente hayas establecido una rutina trabajando en otras series?
–Es un poco ambas cosas. Creo que mis hijos están felices de ver que yo regresé al trabajo, se alegran por mí. Aunque sin duda el primer satisfecho soy yo.
–Y, en cuanto a este último periodo en el cual no estabas trabajando tanto, ¿qué momento disfrutaste más?
–Disfrute mucho estar con mi familia y enloquecerlos de manera similar a lo que hace Mike Henry en el programa. También el estar disponible para ellos. Mi hijo tiene 24 años, mis hijas gemelas tienen 18, y mi hija menor tiene 11, por lo que entonces me tocó un tramo muy bueno de sus vidas, un buen tramo de sus años formativos en los cuales ellos fueron el enfoque de mi atención. Todo muy bello y fantástico. Es posible que para ellos haya sido una experiencia diferente, pero para mí fue maravilloso.
TIEMPO ARGENTINO