19 Nov Hallan un impresionante tesoro artístico confiscado por los nazis
Por Laura Lucchini
Obras hasta ahora desconocidas, entre ellas un cuadro de Marc Chagall y un autorretrato de Otto Dix, integran un impresionante tesoro artístico conformado por 1500 obras que salen a la luz tras un sensacional descubrimiento en la casa de un anciano residente en Munich, en el sur de Alemania. Se trata del mayor descubrimiento de arte confiscado por los nazis desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
Cornelius Gurlitt, hijo del coleccionista de arte Hildebrand Gurlitt, mantuvo durante décadas oculto el tesoro heredado y, aunque una investigación por evasión de impuestos se cerró en 2012 con el sorprendente hallazgo por parte de la policía local, sólo ayer se revelaron detalles del contenido de la colección.
El jefe del Departamento de Aduanas bávaro, Siegfried Klöble; el fiscal jefe de Augsburgo, Reinhard Nemetz, y la historiadora del arte Meike Hoffmann revelaron ayer en una conferencia de prensa detalles del descubrimiento, luego de que el domingo pasado el semanario Focus adelantó la noticia. Gurlitt ocultaba en un departamento de clase media unas 1285 imágenes sin enmarcar y 121 enmarcadas.
En particular, las obras de Dix y Chagall sorprendieron a los expertos. La primera, un autorretrato en tonos de azul y verde, “era totalmente desconocida”, según informó Hoffmann. La pintura de Chagall, por otra parte, “tiene un enorme valor para la historia del arte”. El sujeto representado es una figura alegórica cuya procedencia todavía tiene que ser explicada. La fecha de ejecución se atribuye a la década del 20.
Entre las obras recuperadas hay también trabajos de Pablo Picasso y de los franceses Pierre-Auguste Renoir, Gustave Courbet, Henri Matisse y Henri de Toulouse-Lautrec. También el expresionismo alemán está muy representado en el sensacional descubrimiento, con obras de Franz Marc, Emil Nolde, August Macke, Max Beckmann, Oskar Kokoschka, Karl Schmidt-Rottluff y Ernst-Ludwig Kirchner. Hoffmann insistió en que no se trata tan sólo de obras de los “clásicos modernos”, como se escribió en un primer momento, sino también del siglo XVI al XVIII. En particular la experta señaló una obra de Canaletto (1808-1885) y otra de Alberto Durero (1471-1528).
En la conferencia de prensa se desmintieron las primeras informaciones publicadas acerca del estado de conservación de las obras. La prensa alemana había escrito que Gurlitt ocupaba un piso en condiciones de higiene precarias. Los investigadores precisaron en varias ocasiones que las pinturas estaban “almacenadas de manera profesional y se encuentran en muy buen estado”.
El hecho de que entre las obras encontradas haya ejemplares anteriores al período nazi abre, sin embargo, otras pistas. Durante el régimen de Adolf Hitler se ordenó la confiscación de lo que se consideraba “arte degenerado”, una etiqueta bajo la que se incluía en particular a artistas vanguardistas, judíos y críticos del régimen. Además, los nazis protagonizaron una verdadera campaña de robos de valiosas obras de arte coleccionadas por ciudadanos judíos u opositores políticos, que les eran sustraídas impunemente tras su deportación a campos de concentración. Bajo ambas formas las obras pudieron haber llegado a manos de Gurlitt. Según el semanario Focus, el valor total del hallazgo se estima en 1000 millones de euros, aunque tras los nuevos detalles publicados ayer la prensa alemana especula con cifras incluso mayores.
Todo empezó con una investigación por evasión de impuestos. El octogenario Cornelius Gurlitt fue sorprendido al cruzar la frontera entre Alemania y Suiza en un tren con 18 billetes de 500 euros en los bolsillos. La investigación duró varios días y el anciano no opuso ningún tipo de resistencia. Desde hacía años, el hijo del coleccionista vivía con el dinero que cobraba de la venta de las obras.
Hildebrand Gurlitt fue uno de los “afortunados” coleccionistas que obtuvieron un permiso de mercante de arte por parte del régimen nazi. La prensa alemana publica un contrato firmado por el mercante con fecha del 22 de mayo de 1944, según el cual el Reich alemán vendía una obra por un valor de 4000 francos suizos. El dinero se derivaría más tarde al Ministerio de Propaganda.
Después del bombardeo aliado de la ciudad de Dresde, en 1945, Gurlitt padre declaró que su colección había quedado bajo las bombas y había sido destruida. El bombardeo fue uno de los últimos capítulos de la Segunda Guerra Mundial y del régimen nazi en Alemania.
Todavía no se presentó un listado completo de las obras. Su reconocimiento y la reconstrucción de su procedencia podría durar varias semanas. Aunque llegara a establecerse que las obras fueron robadas a dueños judíos o perseguidos políticos, su restitución a los legítimos propietarios sería inverosímil, según escribió la experta Catrin Lorch en un artículo para el diario Süddeutsche Zeitung. En 1998, en Washington, cuarenta países se pusieron de acuerdo en la aprobación de unas directivas para facilitar la restitución de las obras confiscadas por el régimen. Según éstas, los museos públicos de los países que adhieren están obligados a verificar y documentar el origen de las obras recibidas entre 1933 y 1945. Estas reglas no se aplican, sin embargo, a dueños privados, afirmó Lorch.
LA NACION