05 Nov Adrián Paenza: “La intuición es como un músculo que se desarrolla”
Antes de quedar fijado a la imagen indeleble de divulgador y de gran animador de la matemática y las ciencias que carga desde hace años como marca de origen, Adrián Paenza, que nació en Buenos Aires en 1949, ejerció el periodismo deportivo. Los cambios en su vida no siempre fueron elegidos, sino –como dijo a Tiempo Argentino en el predio de Tecnópolis con motivo de la presentación de su último libro, Matemagia, editado por Random House-Modandori– que “muchas veces fueron impuestos, porque en el momento en que dejé de hacer determinadas cosas, no es que haya sido porque las decidí. A veces, como ocurrió con el periodismo deportivo, dejé de lado esa faceta por unos problemas que tuve con Torneos y Competencias”.
Doctor en Matemática por la Universidad de Buenos Aires, donde ejerce la docencia desde 1979 –sus clases son multitudinarias–, Paenza recibió el Premio Konex de Platino a la divulgación científica en 2007 y tantos otros premios más por sus trabajos en periodismo de divulgación científica. En siete años publicó siete libros bajo el mismo título de Matemática ¿estás ahí?, que son la mejor introducción para el lector argentino al mundo de la matemática y de los que se vendieron más de un millón de ejemplares, pero a su cuantiosa producción editorial le suma su presencia en la pantalla chica: conduce dos ciclos en Canal 7, Científicos Industria Argentina, que ha ganado cuatro premios Martín Fierro, y El debate, además de tres programas que emite el canal educativo Encuentro: Alterados por Pi, Explora y Laboratorio de ideas.
–¿Cómo hace para hacer todo lo que hace?
–Viviendo en Argentina pero también afuera. Conocí Chicago, en los Estados Unidos, hace unos 35 años y es como que tengo un familia en esa ciudad. Y viajo allá porque puedo concentrarme en cosas, me da tiempo para pensar, para investigar, para estudiar, para enterarme con serenidad de lo que ocurre en el mundo, y en Argentina. Por eso es que puedo escribir un libro por año. Allá busco material para generar contenido para los programas que vengo haciendo hace más de diez años. Pero estoy muy bien, porque trabajo mucho. Y por eso mismo, porque trabajo, soy un privilegiado.
–¿Por qué el lector tiene que comprar su nuevo libro, Matemagia? ¿Qué tiene de diferente respecto de los anteriores volúmenes de episodios de Matemática, ¿estás ahí??
–Yo no creo que haya esencialmente alguna gran diferencia respecto a los otros libros. Acaso lo singular de este libro es la atención que se le presta a la relación de la matemática y la magia, o la intuición. La intuición es algo que se desarrolla, como un músculo que se desarrolla. Quien intuye algo es porque ha tenido mucha exposición respecto de algún episodio que ha repetido varias veces y luego, ante otra situación, pone en juego asociaciones equivalentes y sospecha que “esto ahora podría pasar”. La matemática te ofrece a veces alternativas que vos no pensaste y te ayuda a corregir intuiciones.
–¿Por ejemplo?
–Un ejemplo que creo que es muy interesante e ilustrativo: uno quiere saber cuántas personas tendría que haber en este lugar donde estamos nosotros ahora, en Tecnópolis, para saber que existe una probabilidad de que dos de los chicos de aquí cumplen años el mismo día. En un principio, a priori, para estar seguros que haya dos personas que cumplen el mismo día, debe haber 367 personas. Ahí seguro que hay dos personas que cumplen años el mismo día, porque en el año no hay 367 días. Pero cuántos tiene que haber para que la probabilidad de que haya dos sea mayor al 50%. El número ese es 23, que es un número muy pequeño. Entonces, ya con 30 personas, se supera el 60% de esa probabilidad. Frente a eso, la matemática te educa. Uno en realidad no está atento a cuándo es el cumpleaños de la gente. Pero esto lo aplica a la vida cotidiana y a las áreas que a uno le interese, de forma divertida y creativa. Y te ayuda a la hora de intuir fenómenos.
–En su libro usted presenta curiosas historias de vida de científicos y matemáticos epónimos, habla de la moda por las encuestas y sus necesarios aportes al conocimiento, de juegos de mesa, de la utilidad y la estética –la belleza– de la matemática… ¿qué une a estos temas tan dispares entre sí?
–El afán por la matemática, que conduce a un mar de ideas, como se dice en la contratapa del libro. Se trata de ofrecer un modelo para ejercer la matemática desde un punto de vista, te diría, recreativo. Y de ese modo hallar un punto de encuentro entre disciplinas que se presentan como muy alejadas entre sí, como el de la matemática y el pensamiento lateral, o la intuición, y aun la magia. ¿Cómo se integran estas disciplinas? Los invito a que lean el libro.
–Está cerrando el ciclo en Tecnópolis, donde todo este tiempo usted dirigió el pabellón de ciencias. ¿Qué impresiones le deja la muestra?
–Esto es un sueño. Pensé que jamás iba a vivirlo. Yo voy a cumplir 65 años y si alguien me hubiera dicho que iba a haber un pabellón dedicado a la matemática, más allá de que esté yo acá, y sobre todo más allá de esa figura que hace de mí que me da pudor (la imagen gigante en la que él posa para esta entrevista). Es una cosa impensada. Que haya un programa dedicado a la matemática que ya lleva siete años en un canal estatal, es raro, y es genial.
TIEMPO ARGENTINO