16 Oct Los cinco mitos del branding en redes sociales
Por Franc Carreras
Gestionar una marca en redes sociales puede parecer muy fácil. Al fin y al cabo, crear perfiles en Facebook o Twitter, con el logo de una marca conocida y añadir sendos íconos a la página web corporativa no es tan difícil. Afortunadamente, ya no quedan muchas marcas que piensen así. La experiencia demuestra que la gestión correcta de la reputación de una marca requiere estrategia, conocimientos y constancia. Sin embargo, muchas marcas acaban cayendo en lo que podríamos llamar los cinco falsos mitos del marketing en medios sociales. Son, precisamente, esos mitos los que causan los principales errores de las brands en redes sociales.
1. Créalo y ya vendrán. Si en Internet hay miles de millones de usuarios y una marca tiene un producto de éxito demostrado, cabría esperar una respuesta positiva de alto alcance, inmediatamente después de su publicación. Nada más lejos de la realidad. El valor de la red no está en el número de usuarios que la habitan sino en las conexiones entre ellos. Si no se planean y presupuestan esfuerzos para dar a conocer cada acción y aumentar la conversación entre usuarios, es como si no se hubiese dicho nada.
2. Los medios sociales representan publicidad gratuita. Las marcas están acostumbradas a pagar un costoso peaje para llegar a un alto número de potenciales clientes. Así lo hacen en medios como la televisión, la prensa o la radio. En cambio, las redes sociales no imponen esa barrera de entrada. Eso lleva a muchos anunciantes a la conclusión de que, en las redes sociales, todo vale y, además, es gratis. La consecuencia es uno de los errores más graves en este segmento: utilizar las redes como un medio de interrupción más para un monólogo interesado, algo muy poco eficaz y muy fácil de evitar por parte de los usuarios.
3. Lo importante es el número de seguidores. La primera métrica visible de un perfil en una red social es el número total de seguidores, me-gusta o contactos. Por eso, es fácil caer en la tentación de compararse utilizando solamente ese criterio. El problema es que ese es un dato acumulado que sólo refleja una acción puntual de un usuario a favor de una marca. Es mucho más útil y revelador medir las interacciones de esos usuarios con la marca. Como ejemplo, Facebook proporciona abiertamente y de forma pública una estadística llamada Personas Hablando De, que muestra los resultados de interacción recientes (los últimos 7 días).
4. Con recursos se puede manipular. En un mundo en el que el mayor número de medios de comunicación los pagan las marcas (a través de su publicidad), no se puede negar su poder de influencia sobre algunos contendidos. Sin embargo, la red no está en manos de los anunciantes sino de los usuarios. Por ese motivo, por mucha fuerza financiera que se tenga, es imposible cambiar el comportamiento de miles de usuarios conectados entre sí. Cuando algunas marcas han intentado influir en la opinión pública a través de perfiles falsos no tardaron en ser delatadas por sus propios usuarios, causando más que notorias humillaciones públicas.
5. No sirven para vender. Curiosamente, muchas marcas dudan de la capacidad de las redes sociales de influir en el comportamiento de compra de los usuarios. Este error radica en la comparación -demasiado habitual- entre la publicidad en medios sociales, con la publicidad en buscadores. Sin embargo, la experiencia en comercio electrónico demuestra que, a pesar de ser más difícil de medir, la publicidad en redes sociales como Facebook es capaz de generar la recordación de marca suficiente para aumentar el volumen de visitas posteriores. Estas visitas, a menudo, llegan a través de los buscadores, cosa que lleva a algunas marcas a cometer el error de atribuir la venta incorrectamente al buscador.
La curva de aprendizaje para las marcas no es tan pronunciada como alargada. El hecho de que el marketing digital ya no sea una novedad no implica que estos errores no se sigan cometiendo de manera habitual. Por eso, para las marcas comprometidas con los medios digitales, la adquisición de conocimientos de forma continua ya es un elemento imprescindible para el éxito en clave digital.
EL CRONISTA