“Hay que combatir la estafa de los que prometen curar con células madre”

“Hay que combatir la estafa de los que prometen curar con células madre”

Por Yésica De Santo
Hace rato que las células madre salieron de los claustros científicos y los laboratorios para formar parte del lenguaje popular, ya sea por medio de la divulgación de las investigaciones o a partir de conocerse las historias de pacientes que planean viajar a China para recibir tratamientos que prometen curación para casi todo tipo de enfermedades, y que suponen el pago de altas sumas de dinero. Gran parte de las terapias ofrecidas son experimentales, por lo que no deberían cobrarse, y muchas ni siquiera han sido aprobadas para su aplicación en seres humanos. Sin embargo, esta doble estafa moral y económica no es solo china, sino que existe en otros países como Brasil, República Dominicana, EE UU, Filipinas y también la Argentina.
En el marco del seminario Hacia la elaboración de un marco normativo para las investigaciones y terapias con células madre en la República Argentina, organizado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, expertos nacionales e internacionales discutieron la problemática regulatoria y se anunció un proyecto de ley que reglamente la investigación y aplicación de terapias celulares.
“Hay que educar sobre células madre. La idea es combatir a los estafadores que prometen curas a partir de tratamientos experimentales, sin ningún tipo de regulación y poniendo en peligro la vida de la gente”, aseguró Bernard Siegel, fundador y director ejecutivo de Genetics Policy Institute, fundador y codirector de la Cumbre Mundial de Células Madre y copresidente del Comité de Asuntos Gubernamentales de la Sociedad Internacional para la Investigación de Células Madre (ISSCR).
Para Douglas Sipp, responsable de la Unidad de Estudio en Ética y Políticas en Ciencia y de la oficina de comunicación científica del Riken Center for Developmental Biology, de Japón, “si bien hay países que ya tienen regulaciones, no creo que a futuro haya una organización mundial que prohíba las prácticas con células madre, por lo que lo más importante es el rol de crear conciencia en la sociedad”. El experto dijo a Tiempo Argentino que, si bien no existe un listado oficial de clínicas fraudulentas, se estima que son unas 600 en todo el mundo.
Rosario Isasi, secretaria académica del International Stem Cell Forum, aseguró que “la regulación para detener el comercio está en manos de todos, desde la prensa y la difusión clara, los ciudadanos, los médicos y los gobiernos. Lamentablemente, no tenemos un organismo mundial que se encargue de este control, y las regulaciones de China exceden nuestro control porque cada país debe controlar lo que sucede en su órbita”.
Las células madre se presentan como un cambio de paradigma de la ciencia y lo demuestran con dos de sus características centrales: no son especializadas y se renuevan ilimitadamente, y bajo ciertas condiciones fisiológicas o experimentales, se las puede inducir a que se conviertan en células con funciones especiales, tales como células musculares cardíacas o células del páncreas productoras de insulina. También la enfermedad de Parkinson, la diabetes, lesiones cardíacas y de la médula espinal y enfermedades de la sangre son algunos de los males que los especialistas mencionan como blancos para las terapias celulares en humanos. Sin embargo, el rango de enfermedades para las cuales hay tratamientos establecidos y aprobados es aún pequeño.
En la Argentina, el INCUCAI es el organismo que regula y fiscaliza las actividades relativas a la donación y el trasplante de órganos, tejidos y células. Los tratamientos establecidos como terapéuticos son: el trasplante alogénico (de una persona a otra) de células madre de médula ósea, sangre periférica y cordón umbilical; y el autotrasplante con células autólogas (de una persona para sí misma) de células de médula ósea y sangre periférica, para tratar leucemias o mielomas, y las anemias aplásticas, entre otras patologías de la sangre.
Los expertos también hicieron hincapié en el rol de la Argentina en materia de investigación básica y el potencial de los profesionales. Destacaron el papel “innovador” y el “aporte científico mundial” de una de las investigaciones argentinas que obtuvo células de la piel para cambiar su función convirtiéndolas en células pancreáticas que produjeran insulina.
“Aquí se dedican fondos y recursos humanos en ciencia básica y eso no ocurre en otros países. Además, cuentan con el doctor Lino Barañao (titular de la cartera científica), que es un visionario”, destacó Siegel, para quien “los avances argentinos en investigación científica son un modelo para Latinoamérica”.

Por un marco legal que garantice los tratamientos
La Argentina cuenta con regulaciones para las terapias con células madre, como la ley de trasplante o la de medicamentos, pero son de segundo nivel en la pirámide normativa y, como para todo elemento nuevo sujeto a investigación, se necesita de un marco legal específico que garantice la eficacia de futuros tratamientos. Por eso, la Comisión Asesora en Medicina Regenerativa y Terapias Celulares que funciona en la órbita del Ministerio de Ciencia, redactó un proyecto de ley. “Para promover la investigación seria y responsable hay que legislar a nivel del Código Civil, que la ley regule la investigación y la aplicación de células madre. y dar poder de policía al organismo de control y de aplicación de la ley”, aseguró Fabiana Arzuaga, abogada y coordinadora de la comisión.
La especialista contó a este diario que se espera que el proyecto se presente en breve. Sobre el texto, aclaró que se trata de una norma marco con muy pocos artículos “en la que regularemos la utilización de células humanas en general, y en la que se prevé contar con sistemas de comunicación efectivos en la temática”. El proyecto también creará un organismo de aplicación especial.
Durante el seminario, el ministro Barañao explicó que “el proyecto de ley contempla la situación de las células madre, desde el punto de vista científico, ético y regulatorio”, y agregó: “Esperamos en el futuro contar con la legislación que ponga al país en el contexto internacional y que estas tecnologías sean aplicadas bajo las normas más estrictas y éticamente controladas.”
TIEMPO ARGENTINO