El desgaste no desalojó del podio al kirchnerismo

El desgaste no desalojó del podio al kirchnerismo

Por Alberto Dearriba
El kirchnerismo ratificó ayer en las elecciones primarias que a una década de haber ingresado a la Casa Rosada, continúa siendo la fuerza política con mayor caudal electoral, pese a haber sido derrotado en el estratégico distrito bonaerense por un margen más amplio que en las legislativas de 2009.
En las primarias de ayer, el oficialismo obtuvo a nivel nacional menos votos que los que cosechó en las últimas elecciones legislativas, pero su presencia en todo el país le permite mantener el primer lugar en la suma de sufragios.
El resultado electoral no promovió ninguna manifestación exitista en el oficialismo, pero también desautorizó los pronósticos catastróficos de quienes esperaban una derrota abrumadora del gobierno.
El kirchnerismo perdió en los grandes distritos y sólo consiguió imponerse en ocho: Formosa, Chaco, Tucumán, Santiago del Estero, Entre Ríos, Tierra del Fuego, La Pampa, Río Negro y Neuquén.
Los puntos que el FPV perdió en la provincia de Buenos Aires fueron compensados en parte por una leve mejora en Córdoba, más de ocho puntos de alza en la Capital Federal y diez en Santa Fe, con relación a las legislativa del 2009.
Aquella derrota precedida por el enfrentamiento contra los sojeros, estimulada por una sequía y profundizada por los primeros coletazos de la crisis internacional, determinaron un Parlamento adverso para el Poder Ejecutivo.
Esa relación de fuerza se modificó luego en 2011 a favor del gobierno de Cristina Fernández. Los votos reunidos ayer por el FPV, prefiguran una composición futura de la Cámara Baja –a partir de diciembre– no muy distinta a la actual.
De repetirse en la elección legislativa de octubre las cifras de estas primarias, el FPV sumaría un puñado de diputados y apenas podría perder una o dos bancas de senador. Todo parece indicar que el Ejecutivo no tendría mayores trabas en el legislativo y, cuando mucho, corre el riesgo de una merma en la Cámara Alta.
Con resultado electoral similar en octubre, quedarán sepultadas además, todas las especulaciones sobre una reforma de la Constitución Nacional, para habilitar un nuevo mandato presidencial. Pero Cristina Fernández será en cambio la gran electora del candidato presidencial del 2015.
Las PASO convirtieron además al triunfador del estratégico distrito bonaerense, el intendente de Tigre, Sergio Massa, en un rival del gobernador Daniel Scioli en la porfía por la sucesión presidencial.
Massa le ganó al candidato oficialista, Martín Insaurralde, por mayor margen que el que obtuvo Francisco de Narváez sobre Néstor Kirchner en 2009, cuando el ex presidente perdió por algo menos de dos puntos.
En la Casa Rosada consideraron, no obstante, que Insaurralde realizó una excelente elección debido al grado de desconocimiento público que detectaban las encuestas cuando el intendente de Lomas de Zamora comenzó su carrera contra Massa, quién picó en punta apenas comenzada la campaña electoral.
El crecimiento logrado por Insaurralde en los tramos finales de la campaña, le permiten al oficialismo mantener la esperanza de acortar la diferencia en los dos meses que restan para las elecciones del 27 de octubre.
Otro aspirante al sillón de Rivadavia, el gobernador cordobés José Manuel de la Sota, también logró un excelente resultado en su distrito, en tanto del edil porteño, Mauricio Macri, vio opacada su performance en la Capital por el triunfo de la alianza UNEN que resultó ser la primera fuerza de la Ciudad Autónoma por la suma de los votos de todos sus postulantes y relegó al PRO a un segundo lugar en su mismísima cuna.
El macrismo perdió algunos votos en Santa Fe, pero logró en cambio instalarse en Córdoba con la buena elección realizada por el ex árbitro Héctor Baldassi. De todos modos, el PRO sigue exhibiendo dificultades para trasponer la Avenida General Paz, lo cual resulta imprescindible para que su máximo referente pueda lanzarse a competir seriamente por la Casa Rosada en 2015.
Desde la instauración del mandato presidencial de cuatro años, las elecciones de medio término suelen anticipar el resultado de las presidenciales que se realizan dos años después.
Si no se desatara ningún terremoto político, el mapa electoral de octubre podría ser muy similar al dibujado ayer. Pero la imposibilidad de competir en 2015 por parte de la figura con mayor intención de voto, puede alterar el escenario futuro. La ausencia de un delfín de paladar negro para el kirchnerismo torna aun más borroso el mapa futuro.
El kirchnerismo llegó a esta instancia electoral, sin un postulante que pueda garantizar la vigencia del modelo económico establecido por su fundador para remplazar al viejo orden de los ’90, lo cual inquieta a sus militantes y adherentes.
Por otra parte, la emergencia de Massa –un candidato que cuenta con la obvia simpatía del establishment– puede disciplinar un reagrupamiento de la derecha, mediante la alianza de fuerzas que ahora fueron separadas a las urnas.
El gobierno de Cristina Fernández enfrentará así su último tramo con un Parlamento que no le ofrecerá mayores dificultades, una economía que volvió a arrancar y un escenario político seguramente tensionado por la interna peronista para sucederla.
Ser la fuerza política mayoritaria después de atravesar diez años del inevitable desgaste del poder, no es poca cosa. Pero ahora le toca a la presidenta organizar la sucesión y ponerle el moño a una gestión que no pasará inadvertida para la historia.
TIEMPO ARGENTINO