28 Jul El transformador de la novela negra y creador de P. Marlowe
El pasado 23 de julio se cumplieron 125 años del nacimiento de Raymond Chandler, el gran escritor que transformó la novela negra en un género que cada vez tiene más seguidores. No sólo lectores sino también escritores que rescatan su obra, como ocurre en nuestro país con Guillermo Saccomano, Juan Sasturain o Leonardo Oyola, por citar algunos. Además, todavía en estos días sus textos, sobre todo El largo adiós, continúan cosechando éxitos de ventas. Casi todos han sido llevados al cine y transformados en clásicos como Perdición (1944), dirigida por Billy Wilder o Extraños en un tren (1951), que Alfred Hitchcock trasladó a la gran pantalla.
Nominado dos veces al Oscar, el novelista nacido en Chicago es considerado también el inventor del prototipo de detective hardboiled. Es decir, un investigador frecuentemente cínico y curtido, que solamente se siente comprometido con sus propios principios de justicia. Su personaje más conocido, Philip Marlowe, es considerado hasta hoy un prototipo de este detective ficcional que Chandler creó mientras leía con obsesión a otro maestro del género, Dashiell Hammet.
Chandler dio varios rodeos antes de convertirse en escritor. Nació en 1888 y creció entre el Reino Unido y Estados Unidos. Trabajó en el Museo británico de la Marina, como docente, periodista e incluso peón en la recogida de fruta. Peleó en la Primera Guerra Mundial y luego estudió contabilidad y trabajó en una empresa petrolera, donde trepó hasta el puesto altamente lucrativo de vicepresidente. Pero la crisis económica a fines de la década de 1920 y –según algunos historiadores– el inicio de su adicción al alcohol, hicieron que perdiera ese puesto en la compañía. Así, Chandler comenzó a volcarse a la escritura. En 1933, a los 45 años y en medio de la Gran Depresión, se dedicó por entero a escribir en pulps, populares revistas de ficción criminal impresas en papel barato.
Tras varios relatos breves, en 1939 –a los 51 años– publicó su primera novela El sueño eterno, que rápidamente se convirtió en un gran éxito. Inmediatamente después fue celebrado como guionista de Hollywood, aunque él no se sentía a gusto allí. “Lo más amable que puede decir Hollywood sobre un escritor es que es demasiado bueno para ser solamente eso”, recordaba Chandler, quien, además de sus cuentos, publicó siete novelas a lo largo de su vida.Cuando falleció su esposa Cissy –18 años mayor que él– en 1954, su alcoholismo se agravó aún más. Enfermó y falleció el 26 de marzo de 1959 en su hogar californiano en La Jolla. Su última novela quedaría inconclusa.
TIEMPO ARGENTINO