19 Jul ¿Llegó a su fin la larga racha alcista del oro?
Por David Wessel y Gregory Zuckerman
El papel del oro como una inversión de refugio se vio amenazado el lunes, cuando el metal precioso registró su mayor caída porcentual en 30 años en medio de una menor preocupación sobre el impacto de la inflación en las políticas de crédito barato de los bancos centrales.
Los contratos a futuro del oro para entrega en abril cayeron 9,4% el lunes a un mínimo de dos años de US$1.360,60 la onza, en la división Comex de la Bolsa Mercantil de Nueva York, extendiendo su espiral descendente de más de 20% desde su récord máximo registrado en 2011. Desde el jueves, los precios de la onza de oro han perdido más de US$203, un récord desde que los contratos se comenzaron a cotizar en Estados Unidos en 1974.
El revés llega en momentos en que los inversionistas enfrentan señales de que la expansión económica global iniciada en 2009 está perdiendo fuerza.
Los precios de los commodities industriales, que van desde el cobre hasta el petróleo, se desplomaron el lunes, tras noticias de un crecimiento económico y producción industrial más débiles de lo previsto en China. Para empeorar las cosas, el Banco de la Reserva Federal de Nueva York reportó que la actividad fabril en la región apenas se expandió este mes.
El Promedio Industrial Dow Jones registró su peor declive de un día desde el 7 de noviembre de 2012 en términos de puntos, perdiendo 265,86 unidades, o 1,8%, a 14.599,20. Las caídas en los sectores ligados a los commodities como la minería y la energía lideraron el retroceso.
Tras registrar 12 aumentos anuales consecutivos, acumulando un alza de más de 500% durante ese lapso, el oro empieza a ser rechazado por los inversionistas que alguna vez lo vieron como una forma de generar retornos enormes sin la volatilidad y el desempeño irregular de los mercados de acciones, bonos y bienes raíces.
“La negociación se ha terminado”, apuntó Jason Tamayo, un joven de 24 años en Estados Unidos, que compró US$50.000 en oro -unas 30 onzas- en octubre con la convicción de que el oro seguiría subiendo ante preocupaciones sobre la deuda de EE.UU. y la estabilidad de la economía global. Tamayo dijo que vendió su oro el viernes, a una pérdida de US$7.200.
El yen -que ha perdido casi una cuarta parte de su valor contra el dólar desde octubre en medio de expectativas de que el Banco de Japón comprará más activos para revertir años de precios en descenso- aumentó 1,6% en su avance más pronunciado desde el 25 de febrero.
La venta de oro se originó a partir de preocupaciones de que Chipre y quizás otras naciones podrían convertirse en vendedores del metal. A ello se sumó una recomendación de venta la semana pasada de Goldman Sachs y las mejores perspectivas de las acciones, debido a una inflación baja, entre otras razones, según los corredores.
La “venta forzada” por parte de inversionistas con tenencias de oro figuró entre las razones por las que los mercados bursátiles y de materias primas se desplomaron el lunes, señaló John Brynjolfsson, que dirige el fondo de cobertura Armored Wolf LLC de US$800 millones.
Los fondos que invierten en oro y cotizan en bolsa como SPDR Gold Trust y iShares Gold Trust, que compra y almacena oro en nombre de inversionistas, han experimentado un alza en su actividad. Más de US$1.000 millones salieron de SPDR el viernes, la tercera mayor cifra registrada, según la firma de investigación IndexUniverse.
El monto que salió de los fondos el lunes podría haber sido incluso mayor, dijeron los corredores. Fondos de oro que cotizan en bolsa pueden acelerar los declives de los precios del metal conforme los inversionistas venden sus posiciones, liberando el oro físico al mercado.
La caída del oro lleva varios meses. El precio tocó un máximo en octubre y desde entonces ha estado en descenso.
En los últimos seis años, los bancos centrales de EE.UU. y Europa han impreso cantidades extraordinarias de dinero para reavivar la economía mundial. Todas las rondas de “relajación cuantitativa” estuvo acompañada por advertencias de que el resultado inevitable del dinero fácil sería un aumento de la inflación.
Pero la inflación no ha llegado a pesar de toda la flexibilización monetaria.
La reciente caída del oro coincide con la debilidad de los precios de otros commodities. Esto es percibido como otra señal de que la economía mundial -y la de China, en particular- podría estar desacelerándose.
“Seguimos viendo un descenso en los precios globales de las materias primas”, señalaron economistas de J.P. Morgan Chase & Co. en un informe a clientes. “Hasta el punto en que el cambio refleja un debilitamiento de la demanda, es una señal de la caida en la producción fabril global”.
LA NACION