Nino Bravo: un romántico que se convirtió en leyenda

Nino Bravo: un romántico que se convirtió en leyenda

Por Diego Gez
Son cuatro las décadas que nos separan físicamente de uno de los cantantes que pudo doblegar el paso del tiempo, los formatos y las modas. Es que hablar de Nino Bravo en estos días es también hacerlo desde la revalorización de sus canciones, porque de ellas todavía emerge su siempre presente figura de cantante emblemático de los años setenta.
En épocas de furor sociodigital por vía Internet (donde YouTube y Twitter son sólo una muestra mínima), el cantante español hoy estaría cumpliendo 68 años. Nacido bajo el nombre de Luis Manuel Ferri Llopis en Valencia, la simpleza de las efemérides dirán que en un día como hoy falleció en un trágico accidente automovilístico en Villarrubio (Cuenca, casi en el centro de España) y que al mismo tiempo daría lugar al nacimiento su mito. Tenía sólo 28 años.
Las canciones “Libre”, “Un beso y una flor”, “Noelia” o “Te quiero, te quiero” permanecen ancladas en el repertorio popular y romántico de varias generaciones, gracias a su tono personal, la cuidada orquestación de la época y al mix propio de su carácter mediterráneo junto con los cánones de la canción italiana de la década de los sesenta. Pero fue la curva asesina de una ruta nacional española la que terminó con la promisoria carrera de quien fue en vida un galán musical, y tras su muerte, un cada vez más reivindicado y homenajeado mito del mundo de la música.
Su lugar natal, el pequeño pueblo valenciano de Aielo de Malferit (al este de España), alberga orgulloso desde 2006 un museo dedicado a su vecino más ilustre, pese a que sólo vivió ahí los dos primeros años de su vida, antes de que su familia se asentara en Valencia. Fue ahí donde creció el pibe al que todos llamaban Manolito, que de adolescente empezó a trabajar en una joyería mientras daba muestras serias de que lo suyo sería bajo el rubro melódico de la canción, para posteriormente formar con varios amigos Los Hispánicos y, después, Los Superson, dos de los grupos con el que se lo recordaría a futuro.
Ya como Nino Bravo, un nombre elegido por su representante artístico, editó cuatro discos entre 1970 y 1972: Te quiero, te quiero, Nino Bravo, Un beso y una flor y Mi tierra, los álbumes que le alcanzaron para permanecer vigente hasta el día de hoy.
Con la ayuda de compositores como Manuel Alejandro, Augusto Algueró y El Dúo Dinámico, actuaciones televisivas de gran audiencia y participaciones en festivales internacionales –sobre todo en Sudamérica–, esos tres años convirtieron a Nino Bravo en un ídolo de masas, tanto en España como en el extranjero, y no sólo en la “América” de su célebre canción: sus melodías llegaron al resto de Europa y lugares como Angola y Turquía.

Un valenciano que vive en Internet
En una calle de Valencia muy cercana a su domicilio familiar, un busto de bronce de homenaje de la juventud valenciana a Nino Bravo, recibe desde 1977 el cariño de fans seguidores del cantante que año a año no olvidan su estirpe única de cantante romántico.
Nino Bravo, que da nombre a calles de varias localidades españolas, ofrece actualmente más de dos millones de resultados en Google y la página que le dedica Wikipedia, el diccionario de Internet más visitado de la red, fue consultada más de 93 mil veces tan sólo en el lapso de los últimos noventa días. Es que el interés por su éxito, su discografía, las circunstancias de su muerte o su estilo acaparan las consultas en docenas de páginas web. Sólo la cuenta en Facebook de la web oficial <http://(www.ninobravo.net> contabiliza más de 1200 seguidores registrados de todo el mundo.
En la otra gran red social, el sitio de microglobbing Twitter, hay varios perfiles de homenaje a Nino Bravo y de clubes de fans, aunque la frutilla de la torta se la llevan los cientos de videos enlazados a diario desde YouTube que suelen ser retwiteados y comentados internacionalmente.
Y es que este portal de videos es el gran guardián audiovisual del legado del cantante: ofrece 37.300 resultados relacionados con su nombre y “Un beso y una flor”, por ejemplo, se ha reproducido 7,1 millones de veces desde que un chileno lo subió hace seis años.
“Noelia” acapara 4,6 millones de visionados y “Libre” ronda los tres millones. Evidentemente, también hay videos para cantarlas en karaoke.
En cuanto a Spotify, el perfil dedicado al autor, también, de “Cartas amarillas”, “Mi tierra” o “Esa ser á mi casa”, reúne ya a 16.300 seguidores. Canciones como “Un beso y una flor”, “Libre”, “Te quiero, te quiero”, “América” y “Noelia” son las más escuchadas por un público a nivel mundial.
Para conmemorar estos 40 años de ausencia, se prepara un completo programa de actos y, en junio, el Palau de la Música de Valencia le rendirá tributo con Los Superson, que se reunirán para la ocasión luego de cuarenta años fuera de los escenarios.
TIEMPO ARGENTINO

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