10 Jul 140 caracteres, 6 segundos: límites para crear
Por Ernesto Martelli
En contradicción con el sentido común, una vez más, podemos comprobar que el límite es un gran aliado de la creatividad. Cuando la red social Twitter inició su revolución comunicativa, los 140 caracteres máximos que permite por envío sonaron arbitrarios. Pues, casi, lo son, pero en su simplicidad y su estrechez crearon un terreno fértil para compartir informaciones, ocurrencias, reflexiones, ideas, tan inmediatas como intensas.
Algo similar ocurre hoy mismo con Vine, esta red social con poco más de tres meses de vida en línea. Quien quiera comprobar el potencial estético -no sólo experimental, sino también comunicativo, de marketing o comercial- que contienen esos 6 segundos ya tiene pruebas disponibles. Varias.
Al día siguiente de ser creada, el usuario Khoa armó un montaje con papel y cartón, lúdico, creativo. Hace dos semanas, el dúo de música electrónica francés Daft Punk difundió a través de esa plataforma la lista de temas de su esperado disco nuevo. Y el viernes último, en Nueva York, el Tribeca Film Fest orientado al cine independiente premió con 600 dólares (100 por segundo premiado) a los mejores videos creados con esa APP. El resultado es fascinante, como lo son los ensayos que hoy mismo hacen grandes cineastas o creativos publicitarios o, a nivel local, la comediante Malena Pichot o el performer multimedia Clemente Cancela.
Que no se puedan editar las tomas y que el clip se reproduzca en loop , en continuado, son fórceps creativos para quien registra. La sugestión, la fuerza de la síntesis, el absurdo son algunos resultados recurrentes. En definitiva, si YouTube enseñó a ver videos en línea, a compartirlos, a viralizarlos, hasta ser un canal masivo y universal, los límites de Vine parecen no sólo responder al consumo urgente, sino, en su pequeñez, devolvernos la escala humana.
LA NACION