20 Jun Paraísos para descubrir en el NEA
Por Fernando Bello
Hay en el país sitios que aún esperan ser descubiertos por los viajeros. Entre ellos, algunos destinos de las provincias de Chaco y Formosa. Cuando uno hace la sencilla prueba de contar que pasó un fin de semana largo o unas vacaciones en Charata, Chaco, las primeras preguntas que escuchará serán: ¿dónde? ¿tenés parientes ahí? Y, sin embargo, en esa localidad, a 200 kilómetros de Resistencia, es posible disfrutar de una estadía en una excelente estancia, como es Las Curiosas, con su spa de campo, un parque de 200 hectáreas y una de las riquezas de todo el Gran Chaco: la biodiversidad.
El spa está equipado con piscina, hidromasajes, sauna, jacuzzi, ducha escocesa y servicio de masajes descontracturantes. Además, en las habitaciones los huéspedes disponen de aire acondicionado, TV satelital, blanquería de primera calidad y sus amenities de cortesía. Pero nada se compara a mezclar las actividades campestres, como cabalgatas y senderismo, con la presencia, a veces notoria y otras veces sutil, de tatúes, osos mieleros, coatíes, zorros y liebres, pavos reales, faisanes y gallinas ornamentales.
Es que el parque chaqueño es una región poco conocida en todos sus aspectos, y quizá muchos viajeros se pierdan de visitarla por miedo a un clima que, si en verano es difícil, desde el otoño hasta la primavera se vuelve amable y tentador. Especialmente si uno llega a la zona dispuesto a encarar excursiones como las que van en 4×4 hasta El Impenetrable, las visitas a criaderos de yaguaretés, aguarás guazú u osos hormigueros, o la que lleva a conocer uno de los meteoritos más grandes del mundo: el Campo del Cielo es una extensa región en el sudoeste del Chaco que sufrió la caída de un meteorito de unos 50.000 kilos hace aproximadamente 5800 años. La zona recibió impactos de varios fragmentos del mismo al ir desintegrándose por la fricción, y uno de esos “pedacitos” de apenas 37.000 kilos, bautizado “El Chaco”, es en la actualidad el segundo meteorito más pesado conocido en el mundo.
En cuanto al alojamiento, Las Curiosas no es la única alternativa en la provincia. A pocos minutos de Resistencia, Estancia La Trinidad también se muestra como una opción interesante para pasar un día de campo, encarar cabalgatas guiadas en el monte chaqueño o disfrutar de un asado criollo al horno de barro, aunque quizás la mejor de la propuestas sea participar de un safari fotográfico, que incluye la observación e interpretación de los ambientes típicos del Chaco.
Finalmente, el Hotel de Campo Doña Lola, también vecino de la capital, ofrece alojamiento de buena calidad en un zona agreste pero con acceso a diversos atractivos. Como la Isla del Cerrito, que es una prolongación natural del territorio chaqueño en su límite este, donde se reúnen los ríos Paraguay y el Paraná. Situada a 54 kilómetros de Resistencia, cuenta con una superficie de unas 12 mil hectáreas y es un paraíso para pescadores de dorado.
Esta confluencia de aguas se repite más al norte, en Formosa. Aquí la trilogía de ríos que confluyen, y que en algunas épocas del año cuentan con gran caudal y excelente calidad de pesca, son el Paraguay, Bermejo y Pilcomayo, que atraen a pescadores deportivos de la Argentina, Paraguay, Brasil, entre otros destinos. Dorado, surubí y pacú son las especies emblemáticas, siendo La Herradura, una villa turística ubicada 44 kilómetros al sur de la ciudad de Formosa, el centro de operaciones ideal para la pesca.
Aquí sobresale el complejo La Florencia, ubicado a unos 40 kilómetros de la capital provincial. Los creadores del lugar, que ya lleva una década prestando servicios, se jactan de haber preservado el 90% del bosque natural de la región y de “perseverar en promover y difundir la conservación de ese bien valioso que es la flora de Formosa y la región”. Ese “bien valioso” se puede palpar al visitar sitios como el Bañado La Estrella, hermano menos famoso de los Esteros del Iberá. Producto de los desbordes estacionales del Pilcomayo, es un área de enorme diversidad que se puede apreciar tanto desde tierra como navegando por sus aguas o, quizás una de las maneras más atractivas, en un vuelo de bautismo que parte desde el Aeroclub Formosa. La ciudad de referencia para llegar a La Estrella es Las Lomitas, a 300 kilómetros de la capital.
Más cerca de la ciudad, Laguna Blanca y el Parque nacional Río Pilcomayo conforman otro circuito de enorme riqueza natural. Laguna Blanca es, además, el centro de servicios más cercano al parque. Pequeña ciudad de 15.000 habitantes, toma su nombre de un espejo de agua clara, que en esta zona de ríos cargados de sedimentos sobresale del entorno. En cuanto al parque, es uno de los que exhibe mayor biodiversidad en el país. Sus bolsones de selva en galería, repletos de sauces criollos, alisos, higueras y ceibos albergan especies en peligro de extinción como el yaguareté, aguará guazú, oso hormiguero, pecarí, además de dos clases de yacarés, ciervos de los pantanos, carpinchos y aves.
En tiempos de fronteras agropecuarias que se expanden, de hábitats que se pierden, de comunidades aborígenes que van siendo acorraladas y de especies animales amenazadas, no es mala idea tomarse el tiempo para conocer las bellezas que pueden extrañarse mañana.
EL CRONISTA