22 Jun Tucumán: tras los vestigios prehispánicos
Por Santiago Igarzábal
Como inamovibles testimonios de culturas precolombinas, los sitios arqueológicos de Tucumán conservan fragmentos emblemáticos de la historia de Sudamérica. Asentamientos incaicos, vestigios de culturas aborígenes como las de los indios Lules y Quilmes, los primeros pasos dados por la conquista española y las obras dejadas por los jesuitas se conservan en esta provincia como museos al aire libre que vale la pena conocer. Remontarse al pasado y disfrutar los abiertos paisajes tucumanos, además, no sólo es una experiencia de gran riqueza cultural sino también un excelente modo de desconectarse del ritmo urbano y descansar.
Dentro del circuito pueden agendarse los siguientes lugares para tener en cuenta:
Al sur del imperio
El antiguo asentamiento incaico llamado La Ciudacita es un punto ineludible. Se encuentra a 4200 metros de altura sobre un filo montañoso enmarcado entre los ríos Jaya y Las Pavas, en la zona central de los Nevados del Aconquija. Se trata de recintos construidos escalonándose sobre la ladera de la montaña, a partir de un gran campo ceremonial de forma rectangular denominado por los incas como “Kalasasaya”.
La obra impresiona por su tamaño y por los detalles del trabajo realizado con piedras lajas de color grisáceo. Es, además, un punto clave de la historia precolombina ya que los estudios realizados demuestran que estas ruinas conformaron el extremo sur del imperio incaico.
Ideal para apacibles caminatas, hacia el este una senda empedrada lleva hacia otro grupo de recintos y luego el camino gira y continúa ascendiendo en busca del Portezuelo de Los Campos Colorados. Luego de traspasarlo, el camino desciende en dirección de Ampajango.
Los guías locales indican que, por su técnica constructiva, estas ruinas tienen relación directa con la antigua Fortaleza del Campo Pucará, y fueron desocupadas a mediados del siglo XVII, al terminar la segunda guerra calchaquí.
Ruinas de Condorhuasi
Entre Cafayate y Tafí del Valle, las Ruinas de Condorhuasi constituyen el lugar donde se refugiaron muchos aborígenes después de la caída de los indios Quilmes en manos de los españoles en 1667. Mucho antes, especialmente desde el siglo XI, el sitio había sido ocupado por grupos indígenas de agricultores y pastores que lograron un amplio desarrollo entre los años 1000 y 1500. Es, por tanto, otro de los lugares donde se conservan raíces culturales anteriores a la llegada de los españoles.
Se puede recorrer la parte central, que posee una superficie cubierta con terrazas de cultivo, obras de irrigación y estructuras realizadas en piedra similares a las de los Quilmes. Entre los paseos se propone también visitar el cementerio, donde aparecen detalles llamativos, como los entierros realizados en urnas de piedra cubiertos por una piedra plana.
San José de Lules
A sólo 23 kilómetros de San Miguel de Tucumán, las Ruinas de San José de Lules permiten conocer los vestigios de la escuela, los dormitorios y el almacén de los indios Lules, un convento jesuita fundado en 1670, una capilla y decenas de objetos de incalculable valor histórico. Monumento Histórico Nacional desde 1944, este lugar da testimonio de la época de la conquista española y de los primeros cultivos de la caña de azúcar impulsados por los jesuitas. En el convento, además, se recuerda que Manuel Belgrano y José de San Martín acamparon allí durante las guerras de la independencia.
Enigmas con forma de menhir
La calma se respira en cada rincón de El Mollar. Con los cerros y el dique La Angostura como testigos, esta pequeña villa turística está a 12 kilómetros de Tafí del Valle y se levanta en un lugar privilegiado, cerca del cerro Ñuñorco y rodeado de llamativos paisajes. Es aquí donde se encuentra uno de los enigmas que más han apasionado a arqueólogos e historiadores del pasado calchaquí: los menhires. Se trata de piedras con más de 2000 años, que llegan a medir tres metros y presentan inscripciones y figuras que han quedado como mudo testimonio de la antigua cultura Tafí. Sus dibujos suelen representar rostros humanos o de animales, sobre todo felinos, y en algunos casos se mezclan o prevalecen las figuras geométricas.
Vale aclarar que la palabra “menhir” es de origen celta y significa “piedra larga”, aunque aquí sería más adecuado usar el término quechua “huanca”, que hace referencia a las entidades que protegen y propician los cultivos y el ganado.
El legado de los Quilmes
No es casual que las Ruinas de Quilmes sean el punto más conocido de los atractivos legados por el pasado en Tucumán. Se trata del asentamiento prehispánico más grande de la Argentina y hoy constituye uno de los más importantes sitios arqueológicos del país. Vale la pena hacer el recorrido junto a un guía para conocer y entender los detalles de esta construcción.
Su historia es particular. La población de los indios Quilmes tenía un alto grado de organización y una conciencia de grupo que les hizo resistir todos los intentos de evangelización, primero, y de conquista militar, después. De hecho, este lugar fue el último bastión de la defensa indígena ante el avance español. Resultaron finalmente vencidos en 1667 y los sobrevivientes fueron deportados a la provincia de Buenos Aires, a esa misma zona que poco después tomó el nombre de Quilmes.